Mariategui. La revista de las ideas
Cuando en la mañana del viernes 28 de agosto en San Carlos de Bariloche, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, recibía en la puerta del Hotel Llao Llao -bajo una incesante lluvia- a los presidentes que participarían en la cumbre de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas)-, la forma en que los saludó, nos indicó como está de tensa la situación geopolítica en la región.
Imperio que divide
El sábado 29 de agosto, los medios de desinformación peruanos no dudaron en seguir desinformando -valga la redundancia- al pueblo sobre la cumbre de la UNASUR, asegurando que 'Alan puso la agenda' o que 'Ganó Uribe'. Esto es parte de una campaña, que el gobierno aprista realiza hace meses -con ayuda de la prensa-. En su desesperación ante la crisis económica, la protesta social y la represión contra el movimiento popular, intenta construir un clima político que le sea favorable, para que todos los sectores políticos cierren filas 'por la salvación de la patria'. Porque -según ellos- Sendero Luminoso está tan fuerte como en los ochenta, Chile a punto de invadirnos y Evo Morales es un autodeclarado nuevo enemigo del Perú. Por supuesto, que todo esto es mentira.
Las columnas militares -que quedan- del grupo maoista tanto en la zona del Alto Huallaga como en la del VRAE (Valle del río Apurímac y Ene), han tomado la iniciativa de ataque -influidos por el narcotráfico- realizando emboscadas contra patrullas policiales, atentados a bases contrasubversivas, por una evidente ausencia de trabajo del Servicio de Inteligencia y también por la negligencia de las autoridades. Chile nos invadió económicamente en la década del noventa del siglo pasado -durante la dictadura de Fujimori-, ha fortalecido sus monopolios gracias a acuerdos firmados con los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García. Y sobre Evo, además de las verdades que ha dicho como que lo de Bagua fue el Genocidio del TLC o que Alan García está más gordo y menos anti imperialista que hace veinte años, no hay nada.
La actitud soberbia y prepotente con la que Alan García gobierna nuestro país, estuvo ausente durante sus -pocas- intervenciones en la cumbre de la UNASUR realizada en Bariloche. Es que Alan estuvo aislado -como el Perú lo está- del resto de países latinoamericanos, por la ausencia de una política de relaciones exteriores integracionista y por un delirio megalómano de creer que el Perú tiene el liderazgo en Suramérica como aliado de los EE.UU., por eso es que en Bariloche no apoyó abiertamente a Alvaro Uribe -como lo esperaban todos- con lo de las bases militares. Sólo dijo que la UNASUR debería verificar cualquier negociación con terceros países ajenos a Sudamérica, así como cualquier alianza militar bilateral y mencionó que se debería revisar el proceso de compra de armas de los países miembros. Pero -según él- ya había puesto la agenda de discusión entre los mandatarios -que luego publicitó la prensa peruana- y opacado a los 'enemigos de la patria': el 'bolivariano' Evo Morales y la 'armamentista' Michelle Bachelet.
Este autoaislamiento del Perú y las constantes batallas verbales con los países vecinos, son parte de una estrategia del Imperialismo Norteamericano para evitar cualquier tipo de integración, que nos permita avanzar en la lucha por la descolonialización y la liberación de los pueblos. Para cumplir este objetivo, los EE.UU. se aprovechan de la existencia de personajes como Alan García, con un extenso prontuario -similar al de Uribe- en violación de derechos humanos, genocidios, corrupción y hasta narcotráfico. Porque al Departamento de Estado norteamericano sólo le bastaría desclasificar algunos documentos y así nos enteraríamos -por ejemplo- que cantidad de paramilitares del Comando Rodrigo Franco -que actuó en el primer gobierno aprista 1985-1990- están libres y trabajan hoy en el Congreso de la República, en los ministerios o qué dirigentes históricos del APRA (Partido Aprista) han sido agentes de la CIA.
José Carlos Mariátegui analizaba esta situación con gran brillantez: 'El llamamiento a las armas, el grito de la patria en peligro han sido, muchas veces, en la historia, excelentes recursos de política oligarquíca'. El Amauta agregaba al respecto: 'Y no es por pacifismo elemental, ni por abstracto humanitarismo, que nos toca vigilar contra todo peligro bélico. Es por el interés elemental de vivir prevenidos contra la amenaza de la balcanización de nuestra América, en provecho de los imperialismos que se disputan sordamente sus mercados y sus riquezas'.
Cuando cayó la noche y la cumbre de la UNASUR había finalizado, era el momento de la foto del recuerdo, estaban todos los mandatarios -a excepción de Alan García y Tabaré Vásquez que se habían retirado por la tarde-. Alvaro Uribe no quería participar de la sesión fotográfica, pero Cristina Férnandez tuvo que ir a buscarlo y llevarlo casi a la fuerza. Parece que a Uribe -como a García- no les gusta el vecindario regional, pero sí la sumisión al Imperio. Así estamos de dividos, como le gusta a la Casa Blanca.
Yásser Gómez. Periodista. Editor de Mariátegui. La revista de las ideas.
Cuando en la mañana del viernes 28 de agosto en San Carlos de Bariloche, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, recibía en la puerta del Hotel Llao Llao -bajo una incesante lluvia- a los presidentes que participarían en la cumbre de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas)-, la forma en que los saludó, nos indicó como está de tensa la situación geopolítica en la región.
El video de la agencia Reuters nos mostraba a la mandataria argentina recibiendo a Rafael Correa (Ecuador) con un beso en la mejilla, luego a Alan García (Perú) con un frío y distante apretón de manos, después a Evo Morales (Bolivia) con otro beso en la mejilla.
Aunque estos saludos no debieron ser motivo para la broma que luego el presidente peruano realizó -en la cumbre- (y nadie celebró) contra el mandatario ecuatoriano, diciendo que él no trataba con tanta confianza a las mujeres casadas.
Sí, sirvió para percibir las posiciones antihegemónicas del bloque integrado por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y la de los 'diplomáticos' o sumisos al Imperio Norteamericano como Colombia, Perú, Uruguay, Paraguay, Chile y Brasil, con respecto a las siete bases militares que los EE.UU. instalarán en Colombia.
Disputada vecindad
Ante la clara postura de Evo Morales y Cristina Fernández en rechazo a la instalación de las bases yanquis. Las contundentes pruebas de Rafael Correa sobre la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla, que realiza su gobierno en la frontera con Colombia y Hugo Chávez, quien presentó el Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea (AMC por sus siglas en inglés), donde el mismo Imperio desglosa sus intenciones geopolíticas en el continente. A Alvaro Uribe de Colombia sólo le quedó recurrir a la repetida cantinela de que Chávez apoya al terrorismo (refiriéndose a las FARC) y que los EE.UU. son unos buenos vecinos que quieren ayudarnos a vivir en paz. Finalmente, la tibieza y sumisión de los representantes de Perú (Alan García), Uruguay (Tabaré Vásquez), Paraguay (Fernando Lugo), Chile (Michelle Bachelet) y Brasil (Lula Da Silva), no ayudó para redactar una enérgica declaración
(http://www.comunidadandina.org/unasur/28-8-09bariloche.htm)
en rechazo al intervencionisno y a la no aceptación de ningún tipo de base militar en América del Sur -como lo anhelábamos todos-.
Sin embargo, el sólo hecho de haberse realizado esta reunión y de debatir el tema, es ya un gran avance, para nuestra colonial y bananera historia de países republicanos.Aunque estos saludos no debieron ser motivo para la broma que luego el presidente peruano realizó -en la cumbre- (y nadie celebró) contra el mandatario ecuatoriano, diciendo que él no trataba con tanta confianza a las mujeres casadas.
Sí, sirvió para percibir las posiciones antihegemónicas del bloque integrado por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y la de los 'diplomáticos' o sumisos al Imperio Norteamericano como Colombia, Perú, Uruguay, Paraguay, Chile y Brasil, con respecto a las siete bases militares que los EE.UU. instalarán en Colombia.
Disputada vecindad
Ante la clara postura de Evo Morales y Cristina Fernández en rechazo a la instalación de las bases yanquis. Las contundentes pruebas de Rafael Correa sobre la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla, que realiza su gobierno en la frontera con Colombia y Hugo Chávez, quien presentó el Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea (AMC por sus siglas en inglés), donde el mismo Imperio desglosa sus intenciones geopolíticas en el continente. A Alvaro Uribe de Colombia sólo le quedó recurrir a la repetida cantinela de que Chávez apoya al terrorismo (refiriéndose a las FARC) y que los EE.UU. son unos buenos vecinos que quieren ayudarnos a vivir en paz. Finalmente, la tibieza y sumisión de los representantes de Perú (Alan García), Uruguay (Tabaré Vásquez), Paraguay (Fernando Lugo), Chile (Michelle Bachelet) y Brasil (Lula Da Silva), no ayudó para redactar una enérgica declaración
(http://www.comunidadandina.org/unasur/28-8-09bariloche.htm)
en rechazo al intervencionisno y a la no aceptación de ningún tipo de base militar en América del Sur -como lo anhelábamos todos-.
Imperio que divide
El sábado 29 de agosto, los medios de desinformación peruanos no dudaron en seguir desinformando -valga la redundancia- al pueblo sobre la cumbre de la UNASUR, asegurando que 'Alan puso la agenda' o que 'Ganó Uribe'. Esto es parte de una campaña, que el gobierno aprista realiza hace meses -con ayuda de la prensa-. En su desesperación ante la crisis económica, la protesta social y la represión contra el movimiento popular, intenta construir un clima político que le sea favorable, para que todos los sectores políticos cierren filas 'por la salvación de la patria'. Porque -según ellos- Sendero Luminoso está tan fuerte como en los ochenta, Chile a punto de invadirnos y Evo Morales es un autodeclarado nuevo enemigo del Perú. Por supuesto, que todo esto es mentira.
Las columnas militares -que quedan- del grupo maoista tanto en la zona del Alto Huallaga como en la del VRAE (Valle del río Apurímac y Ene), han tomado la iniciativa de ataque -influidos por el narcotráfico- realizando emboscadas contra patrullas policiales, atentados a bases contrasubversivas, por una evidente ausencia de trabajo del Servicio de Inteligencia y también por la negligencia de las autoridades. Chile nos invadió económicamente en la década del noventa del siglo pasado -durante la dictadura de Fujimori-, ha fortalecido sus monopolios gracias a acuerdos firmados con los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García. Y sobre Evo, además de las verdades que ha dicho como que lo de Bagua fue el Genocidio del TLC o que Alan García está más gordo y menos anti imperialista que hace veinte años, no hay nada.
La actitud soberbia y prepotente con la que Alan García gobierna nuestro país, estuvo ausente durante sus -pocas- intervenciones en la cumbre de la UNASUR realizada en Bariloche. Es que Alan estuvo aislado -como el Perú lo está- del resto de países latinoamericanos, por la ausencia de una política de relaciones exteriores integracionista y por un delirio megalómano de creer que el Perú tiene el liderazgo en Suramérica como aliado de los EE.UU., por eso es que en Bariloche no apoyó abiertamente a Alvaro Uribe -como lo esperaban todos- con lo de las bases militares. Sólo dijo que la UNASUR debería verificar cualquier negociación con terceros países ajenos a Sudamérica, así como cualquier alianza militar bilateral y mencionó que se debería revisar el proceso de compra de armas de los países miembros. Pero -según él- ya había puesto la agenda de discusión entre los mandatarios -que luego publicitó la prensa peruana- y opacado a los 'enemigos de la patria': el 'bolivariano' Evo Morales y la 'armamentista' Michelle Bachelet.
Este autoaislamiento del Perú y las constantes batallas verbales con los países vecinos, son parte de una estrategia del Imperialismo Norteamericano para evitar cualquier tipo de integración, que nos permita avanzar en la lucha por la descolonialización y la liberación de los pueblos. Para cumplir este objetivo, los EE.UU. se aprovechan de la existencia de personajes como Alan García, con un extenso prontuario -similar al de Uribe- en violación de derechos humanos, genocidios, corrupción y hasta narcotráfico. Porque al Departamento de Estado norteamericano sólo le bastaría desclasificar algunos documentos y así nos enteraríamos -por ejemplo- que cantidad de paramilitares del Comando Rodrigo Franco -que actuó en el primer gobierno aprista 1985-1990- están libres y trabajan hoy en el Congreso de la República, en los ministerios o qué dirigentes históricos del APRA (Partido Aprista) han sido agentes de la CIA.
José Carlos Mariátegui analizaba esta situación con gran brillantez: 'El llamamiento a las armas, el grito de la patria en peligro han sido, muchas veces, en la historia, excelentes recursos de política oligarquíca'. El Amauta agregaba al respecto: 'Y no es por pacifismo elemental, ni por abstracto humanitarismo, que nos toca vigilar contra todo peligro bélico. Es por el interés elemental de vivir prevenidos contra la amenaza de la balcanización de nuestra América, en provecho de los imperialismos que se disputan sordamente sus mercados y sus riquezas'.
Cuando cayó la noche y la cumbre de la UNASUR había finalizado, era el momento de la foto del recuerdo, estaban todos los mandatarios -a excepción de Alan García y Tabaré Vásquez que se habían retirado por la tarde-. Alvaro Uribe no quería participar de la sesión fotográfica, pero Cristina Férnandez tuvo que ir a buscarlo y llevarlo casi a la fuerza. Parece que a Uribe -como a García- no les gusta el vecindario regional, pero sí la sumisión al Imperio. Así estamos de dividos, como le gusta a la Casa Blanca.
Yásser Gómez. Periodista. Editor de Mariátegui. La revista de las ideas.
¿Cómo se puede juntar a Mariátegui con la UNASUR, con su reciente aprobación de las Bases Norteamericanas en Colombia y su declaración contra el 'terrorismo' de las FARC?
ResponderBorrarEntregan a los compañeros de las FARC atados de pies y manos al imperialismo.