(¿Quién querrá ser maestro? Mejor estudiar de buitre...)
por Emilio Marín
diario La Arena
- El gobierno busca a como dé lugar un acuerdo con los "fondos buitres" y les ofreció pagar con mil por ciento de rentabilidad. A docentes propuso aumentito en tres cuotas. ¿Quién querrá ser maestro? Mejor estudiar de buitre...
El negociador Luis Caputo entregó el viernes 5 su oferta de pago al "master" Dan Pollack, encargado por Thomas Griesa de acercar a Argentina y los "fondos buitres". La propuesta ofreció pagar 6.500 millones de dólares de contado, en vez de los 9.000 del fallo más intereses. Esto implicaría un recorte del 25 por ciento en las pretensiones originales de los usureros. El pago ofrecido supone mil por ciento de rentabilidad para los que compraron papeles a precio vil, por el default, y los cotizaron a alturas andinas.
Esa hiper generosidad macrista ha despertado recelos entre las bandas que anidan en Nueva York. Dos fondos aceptaron la oferta, Montreux Partners y Dart Management, pero cuatro siguen resistiendo, como NML de Paul Singer y Aurelius. Un directivo del último, Mark Brodsky,está enojado porque a Kenneth Dart le pagarían más que a su fondo. Dijo que para inversores como aquél con una sentencia monetaria, la propuesta de pagarles 1,5 dólares por cada dólar de capital original redundará en un pago superior al que les reconoció el tribunal y los intereses acumulados. Él quiere el mismo trato.
El otro "peso pesado", Paul Singer, de NML, vería con buenos ojos lo de Caputo, pero tiene dudas sobre si Mauricio Macri conseguirá los miles de millones de dólares para pagar ya. Y -ligado a lo anterior- si logrará que el peronismo destrabe la "ley cerrojo" que en 2005 pretendió blindar ese canje.
Esta última parte, si bien no está asegurada, luce promisoria para el PRO-Cambiemos, puesto que tuvieron varias señales para negocios con el justicialismo, excluido el segmento más kirchnerista. Miguel Pichetto y sus pares del Senado, por caso, dieron ingreso el jueves al proyecto del PEN para iniciar el trámite de designación de los dos cortesanos que habían sido nombrados por decreto y en comisión, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
De forma coincidente, Daniel Scioli expresó su postura favorable a reabrir el canje y pagar a los fondos neoyorquinos. De modo que Emilio Monzó no sólo contará con el visto bueno del flamante Bloque Justicialista, ahora de 17 legisladores, para habilitar ese tratamiento sobre la ley cerrojo. En la bancada de Héctor Recalde también habrá voluntades como para hacer algún sacrificio en aras de la "gobernabilidad". Macri y Singer, agradecidos. Y junto con ellos, felices los inversores internacionales que -pasado el nubarrón "populista"- volverán a hacer pingües negocios en la Bolsa de Buenos Aires.
Cuántas minas que tengo.
Una señal clarísima hacia ese mundillo de las multinacionales la dio Macri en Calingasta, San Juan, donde anunció la eliminación de las retenciones del 5 por ciento que pagan las mineras por una producción que ellas mismas calculan a ojo de buen cubero, a su favor por cierto, antes de exportar.
La canadiense Barrick Gold y otros emblemas de la megaminería a cielo abierto, causante de accidentes graves como el reciente en aguas de San Juan, están de parabienes. Sólo seguirán abonando el 3 por ciento de regalías y pocos impuestos, pero gozando de las facilidades para traer equipos libres de impuestos e incluso cobrar reintegros.
Se dirá que es una diferencia de plata y no de criterio ecológico ni de proyecto de país. Puede ser, pero al menos el modelo extractivista quecampeó durante las administraciones de Néstor y Cristina tenía fijado ese 5 por ciento de pago de retenciones. Macri, en cambio, las eliminó pese a que nutrían la caja del Estado.
La medida bien PRO implica 223 millones de dólares anuales, o sea 3.300 millones de pesos según la cotización actual de aquel billete. Según Macri, ese dinero quedará en San Juan y provincias mineras; según casi todas las evidencias, en manos de las megamineras, que podrán girarlo a sus casas matrices.
Lo notable de la misa en escena sanjuanina de Macri fue que, además de sus ministros, estuvo acompañado por el gobernador anfitrión, Sergio Uñac, y su colega catamarqueña, Lucía Corpacci. Ambos se reportan a José Luis Gioja y el Consejo Nacional del PJ.
Es difícil de creer que ese partido pueda desempeñar un rol opositor con esos mandatarios que aceptan ser figuras decorativas en actos tan poco compatibles con la justicia social y la soberanía. De Pichetto ya lo escribió Horacio Verbitsky en Página/12: está en un "plan canje" con Macri. Le ofrece apoyar las leyes que necesite en el Senado, a cambio del envío de fondos a las provincias, que sólo reciben en forma sostenida Capital y Buenos Aires, por sintonía política, y Córdoba, Santa Fe y San Luis, por interés presidencial y el fallo de la Corte.
Ojo, eso no significa que el peronismo se regale; regatea fuerte su cotización. Por ejemplo, si bien el jueves dio entrada a los pliegos de Rosatti y Rosenkrantz, el PJ no está dispuestos a ceder la presidencia ni la mayoría de la Comisión de Acuerdos. Propone allí al salteño Rodolfo Urtubey, un apellido que pisa fuerte entre los gobernadores, el Senado y la vicepresidencia de la Unión Industrial.
Alta inflación.
Clarín y los diarios más macristas buscan instalar la idea de que la imagen de Macri se mantiene alta en el firmamento. El sábado citaban encuestas de Aresco, Poliarquía y Management & Fit que ubican el índice de popularidad del presidente en torno al 60 por ciento y coincidentes expectativas de un 2016 económicamente mejor.
El cronista no pone en tela de juicio las mediciones referidas. Sobre todo aprendió a respetar a Poliarquía, a la que detesta en términos políticos pero admite que acertó en muchas encuestas de años anteriores, a veces en soledad. Sólo metería un bocadillo: ¿hasta qué punto esas valoraciones positivas de esa parte de la población son propias y en qué medida están influidas por el lobby mediático y el toque de Clarinete, la opinión benevolente de los aliados de Cambiemos e incluso del peronismo acuerdista?
Dejando de lado esa salvedad y partiendo de la admisión de que existe esa imagen macrista, la pregunta sería hasta qué punto se va a mantener.
Es que, en contraste con la generosísima oferta a los "fondos buitres", el gobierno de Buenos Aires, de María E. Vidal, ofreció a los docentes un aumento del 24,1 por ciento a pagar en tres cuotas. Ese porcentaje recién sería percibido en los sueldos de setiembre. El aumento, si se lo puede llamar así, sería de 400 pesos para marzo, lo que ofende al sentido común y al bolsillo, toda vez que ese mes hay que hacer frente al inicio de clases, con una canasta escolar estimada en 1.300 pesos. A su vez hay que pagar la luz, que tuvo según Clarín una suba promedio del 700 por ciento, más los aumentos en alimentos, alquileres, servicios, prepagas, etc.
Un órgano insospechado de macrismo, que mide el costo de vida en la Ciudad de Buenos Aires, clavó un 4,1 por ciento de inflación en enero. Otro insospechado de esa mancha, Ismael Bermúdez, en Clarín, sostuvo que en febrero el piso de inflación será del 4 por ciento.
De ese modo, la inflación del año estará más cerca del 35 por ciento o más, que del 20-25 por ciento que el gobierno quiere poner de techo a las paritarias. Más allá de las desmentidas de Marcos Peña, la oferta miserable a los docentes de Buenos Aires confirmó que esa es la idea o tope del oficialismo.
Si fuera por los dirigentes del sindicalismo-empresario, léase Moyano, Barrionuevo, Caló y Venegas, que fueron invitados del presidente a una reunión en Casa Rosada el jueves, aquel panorama salarial no levantaría tanta polvareda. Los muchachos están más preocupados por los 26.000 millones de pesos que les adeudaría el Estado a sus obras sociales. Ponen allí mucho más interés que la urgencia de frenar los despidos y paritarias libres.
Los del palo más traicionero, como Barrionuevo, tuvieron declaraciones favorables a las cesantías en la administración pública, comprando el discurso macrista de los "ñoquis".
Allí hay una contradicción con otros gremios, afectados por esa ola de 50.000 despidos, que convocaron a un paro nacional activo, caso de ATE, y a una jornada nacional de protesta, la CTA de los Trabajadores, para el 24 de febrero.
Así como la mesa amigable con Macri unió a los popes de las tres CGT, la ola de despidos y el destrato presidencial que los dejó fuera del convite, unió a las dos ramas de la CTA (Micheli y Yasky). El 24F empiezan una unidad en la acción y habrá que ver si luego no hay una unidad mayor, dinamitada en agosto de 2010. En tal caso no los habrá unido el amor sino el espanto a Macri.
Calificar de "ñoquis" a trabajadores del Anses, Fabricaciones Militares, Centro Cultural Kirchner, Afsca, el Senado y otras dependencias nacionales es una obra siniestra del ajuste. Una puñalada trapera. Les arruinaron la vida a esos trabajadores y sus familias, sin una auditoría ni derecho a la defensa. En ese crimen el gobierno puede contar aún con el beneplácito de la burocracia sindical y cierta clase media que bien personifica al "analfabeto político" descripto por Bertolt Brecht.
Macri tendrá en marzo con una pulseada mucho más brava. Ofrecer 24,1 por ciento a los docentes no tendrá aquellas ventajas porque hasta esos analfabetos políticos saben que las maestras no son ñoquis.