En estos caminos electrónicos viaja la rebeldía
que sueña y sueña ...
Y cuando el sueño es de muchos y se sueña juntos... es REALIDAD.
fragmento: declaración de principios de ALIA*

martes, diciembre 14, 2010

MEMORIA 3 (La historia vuelve a repetirse ...)

LA HISTORIA DE MANZANA SANTORO
Chicago de los amores

Eduardo Santoro se presenta como una persona amable y respetable. 
Preside desde hace cinco años el club Nueva Estrella, ubicado en la calle Santander 4600 del barrio de Lugano, a escasas cuadras del Parque Indoamericano y a sólo cuatro del club Albariño. Al club, que participa del torneo de Futsal, acuden a jugar al baby los pibes del barrio, entre ellos sus propios hijos. Santoro se confiesa hincha “de Boca y de Chicago” y se reconoce como alguien que fue durante mucho tiempo a la cancha pero que ahora sólo va de vez en cuando y a ver a Chicago.

En el barrio a Santoro lo conocen también como “Manzana”, apodo que comparte con su fallecido hermano Miguel “Manzanita” Santoro, el ex barra brava de Boca condenado en 1997 junto a José “El Abuelo” Barrita y otros ocho integrantes de la barra brava de Boca a 20 años de prisión por los asesinatos de los hinchas de River Walter Delgado y Angel Delgado, ocurridos el 30 de abril de 1994, al término del superclásico que los millonarios ganaron por 2-0.

“Si a mí me respetan tanto, en gran parte de lo debo a él”, explicó Eduardo Santoro en una entrevista con la revista semanal La Voz del Futsal, en la que aprovechó para, nobleza obliga, intentar limpiar un poco el nombre de su hermano. 
“El se comió un garrón cuando lo metieron preso en el ’94. Para la sociedad era un delincuente, pero el que lo conocía sabía que nada que ver”, afirmó.

Sin embargo, en abril de 2005, mientras gozaba de una libertad condicional, Manzanita volvió a ser apresado por la policía acusado esta vez de formar parte de una banda que asaltó un camión que transportaba aluminio en la localidad de Valentín Alsina. Cuando lo detuvieron, Manzanita estaba con su auto en la puerta de un galpón de Villa Lugano en el que encontraron el vehículo robado y al ver a la policía intentó escapar. Su huida fue de sólo cuatro cuadras.

Como en sus años de preso, la suerte le fue esquiva. Hace poco más de tres años, Manzanita murió en un apisodio poco claro. Su cuerpo, herido de gravedad, quedó tendido en la calle Santander 5389, en la puerta de la casa en la que había vivido toda su vida y en la que la barra brava de Boca se había juntado para planificar aquella sangrienta emboscada que terminó en tragedia. Unos días después Manzanita murió en el hospital Piñero. 
Según su hermano Eduardo, se trató de una desgracia: “Entraron a robar a la casa y le pegaron dos tiros”.

MEMORIA 2 (La historia vuelve a repetirse ...)

 Por Carlos Rodríguez

Un hombre joven, de remera verde con la inscripción “ACE” sobre el pecho, en letras doradas, parecía ser el que daba las órdenes durante el ataque con piedras y palos que unas cuarenta personas desplegaron durante cuarenta minutos contra los ocupantes del club Albariño, tomado ayer a la madrugada con el trasfondo del conflicto en Indoamericano. 
El club queda a unas 15 cuadras del parque de Soldati. Lo más sorprendente fue que esa persona, que dijo llamarse “Luis”, después de la agresión –que pareció organizada–, tuvo una charla de unos cuantos minutos con el chofer de un Volkswagen Bora gris metalizado, chapa patente FEF-013, el aparente “coordinador” de todo el operativo. 
El dueño del vehículo y en ese momento al volante del mismo, es Eduardo “Manzana” Santoro, hincha del club Nueva Chicago, y hermano de Miguel Angel “Manzanita” Santoro, barrabrava del club Boca Juniors asesinado de dos balazos a fines de diciembre de 2006.
Página/12 revela los hechos y las fotografías que prueban el accionar de la patota que actuó en el club Albariño y que, según todo indica, es la misma que momentos antes se había mezclado con los vecinos de Escalada y Dellepiane, cerca del Parque Indoamericano, y había atemorizado la zona.
Como ya había adelantado este diario en ediciones anteriores, varios dirigentes de distintas organizaciones con presencia en la Villa 20 y en la zona de Los Piletones aseguraron que, entre los atacantes a tiros de los últimos días, había conocidos barrabravas de Boca Juniors, Deportivo Español, Huracán y Nueva Chicago. 
A los barras del “Torito” de Mataderos se los relaciona, desde antaño, con el actual jefe del Bloque del PRO en la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, de filiación peronista y de buena llegada con el ex presidente Eduardo Duhalde y con el ex titular de la SIDE Miguel Angel Toma, a quien se considera su jefe político.
Ayer, fue el jefe de Gabinete quien denunció que la violencia estaba fogoneada por punteros políticos vinculados al PRO y al duhaldismo.
En los sucesos de ayer, “Manzana” parecía recibir un parte de guerra del hombre joven de la remera verde, que poco antes del ataque se había acercado al alambre perimetral del club Albariño y dándole a su mano la forma de un revólver, había hecho ese clásico gesto que en la jerga de los violentos significa: “Te vamos a matar”. 
Uno de los jóvenes seguidores del hombre de la remera había empuñado, en su momento, cerca del club Albariño, un arma de verdad (según ilustra una de las fotos de tapa de esta edición). 
Otro de los integrantes del grupo, previo al ataque, se había acercado a un agente raso de la Policía Federal, a quien le hizo una sugestiva propuesta: “Si me liberás la zona, en media hora te soluciono este problema”, en alusión a la toma.
Ese mismo joven armado, acompañado por muchos de los que luego apedrearon a los que tomaron el club, estuvo cortando el tránsito por la Riccheri, sobre el puente de la avenida Escalada.
En un momento dado, mientras corría, al joven se le estuvo a punto de caer el revólver que llevaba en la cintura, mal sostenido por el elástico flojo de su pantalón deportivo. Esas mismas personas serían las que, en la noche del viernes, luego del ataque a tiros contra los vecinos que toman el Parque Indoamericano, hicieron varios cortes a lo largo de la Riccheri y amenazaron de muerte a varios fotógrafos de medios periodísticos que intentaron registrar las fogatas instaladas sobre la acera.
“Yo te vi en el Indoamericano”, le comentó al supuesto “Luis” una cronista de Radio Nacional, que tuvo que desistir del propósito de entrevistarlo porque el de remera verde se enojó bastante. 
La periodista insistió más tarde y tuvo un diálogo informal, sin grabador. Cuando otros periodistas le preguntaron sobre su nombre completo, “Luis” se limitó a decir: “El apellido no lo doy”.“Luis” ingresó por su cuenta a un supuesto herido a un patrullero.
“Luis” hizo una primera aproximación al club Albariño, dio unas vueltas, hizo el ademán con la mano como si fuera un revólver y luego se retiró a varias cuadras del lugar. Minutos después, para sorpresa de todos, aparecieron los cuarenta jinetes del apocalipsis y tiraron todas las piedras contra los que ocupan el club. Cuando terminó la demostración de tiro al blanco, el de la remera verde reapareció y fue entonces cuando llegó el coche de “Manzana” Santoro, hoy presidente del club barrial Nueva Estrella, donde se practica el Fut-Sal (Fútbol de Salón).
Allí fue cuando se produjo el diálogo entre el conductor y “Daniel”. Este diario constató que el auto pertenece a Santoro y que tiene impagas las patentes. Una curiosidad, porque los violentos habían coincidido con los vecinos del barrio –que dijeron cosas feas contra bolivianos y paraguayos pero nunca tiraron piedras– en que es necesario repudiar a los que “no pagan los impuestos y quieren casas gratis”.
Otra curiosidad fue que el de la remera verde, luego del ataque al club, trajo hasta un patrullero de la Federal a un joven de su grupo que supuestamente había sido herido en el rostro. Como lo llevaba tapado con una remera, fue imposible constatar la veracidad de la lesión, ya que no había sangre a la vista. Lo extraño fue que el joven, por decisión de “Daniel”, descansó unos minutos en el interior de un patrullero y luego se fue, ya recuperado en apariencia. 
Los agentes de la Federal aceptaron, con tenues reparos, que el supuesto herido se acostara en el asiento trasero del móvil policial.
El hombre de remera verde es quien ejecutaba la coordinación. Luego, le daba el parte a Santoro.

MEMORIA 1 (La historia vuelve a repetirse ...)

Las necesidades son reales ...
La desestabilización también

LA PATOTA EN ACCION

Página/12 registró frente al club Albariño, tomado ayer por unas 100 familias, el accionar del grupo organizado que ataca, hasta con armas de fuego, a los ocupantes de predios para generar una sensación de caos violento en la ciudad. El que coordinaba la acción era Eduardo “Manzana” Santoro, hermano del famoso Manzanita de la 12.

VILLA SOLDATI

El barra que disparó está vinculado a Boca y a Macri
Julio Capella,  es hijo del masajista de Boca y hermano del utilero, así como sobrino de  los principales punteros de Macri en la zona de Lugano.
La identificación de Julio Capella, uno de los agresores con armas de fuego contra los ocupantes del Parque Indoamericano, como uno de los agresores de las personas que ocupan el Parque Indoamericano no deja lugar a dudas. Se trata del hijo del masajista de Boca Juniors, Carlos Capella; hermano de Matías Capella, utilero del club de la Rivera, y sobrino de quien es conocido como "la negra Capella", uno de los principales punteros políticos del jefe de Gobierno porteño y del Pro en la zona de Lugano.

LA PATOTA EN ACCION
Por Carlos Rodríguez
| Página/12 registró frente al club Albariño, tomado ayer por unas 100 familias, el accionar del grupo organizado que ataca, hasta con armas de fuego, a los ocupantes de predios para generar una sensación de caos violento en la ciudad. El que coordinaba la acción era Eduardo “Manzana” Santoro, hermano del famoso Manzanita de la 12.

PAGINA/12 REVELA LOS DOCUMENTOS FOTOGRAFICOS QUE MUESTRAN LA COORDINACION EN LA PATOTA QUE ATACA A LOS OCUPANTES
Palos, piedras y armas de fuego en el menú
La nueva toma en Lugano fue repelida por un grupo que llegó desde el Indoamericano y actuó con igual modus operandi visto días anteriores. Un hombre coordinó las acciones y parecía responder a otro, que este diario identificó como Manzana Santoro. (Su historial en MEMORIA 3)

domingo, diciembre 12, 2010

Arg. - Los pistoleros del PRO al desnudo

Domingo 12 de diciembre de 2010
Por  Ricardo Ragendorfer
rragendorfer@miradasalsur.com
Julio Capella (izquierda) en su lucha por el espacio público. Alejandro Pastore (derecha) guarda su arma al saberse filmado. (TELAM)

Atención con Ritondo
Un legislador de la Coalición Cívica contó, entre sorprendido e indignado, que Christian Ritondo, el pasado martes, entró al salón Eva Perón de la Legislatura porteña y se ufanaba de la represión salvaje que llevaban a cabo la Federal y la Metropolitana contra los ocupantes del Parque Indoamericano. Ritondo, jefe del bloque del PRO y aspirante a candidato a vicejefe de gobierno en elecciones anticipadas, es una pieza clave del conflicto desatado esta semana. Su jefe político no es otro que Eduardo Duhalde y todavía se jacta de acceder a información reservada de la SIDE y la Federal.
La trama política detrás de la tragedia de Villa Soldati
No hay que ser amante de las teorías conspirativas para descubrir la existencia de una intencionalidad política detrás de la aparente espontaneidad de los sangrientos episodios de Villa Soldati, que causaron cuatro muertes y decenas de heridos.
“Sólo construyeron 81 viviendas este año”
“Esta crisis tiene explicaciones de fondo. El Gobierno de la Ciudad sólo usó el 18,6 por ciento de los 464 millones de pesos de presupuesto que tiene el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC).” Esto fue lo primero que dijo a Miradas al Sur el legislador porteño de Nuevo Encuentro Gonzalo Ruanova, al ser consultado por la situación en el Parque Indoamericano en Villa Soldati. El diputado agregó otras cifras que ilustran lo que él define como “un retiro absoluto del Estado de la problemática habitacional”.
El Same y la incógnita del cuarto muerto
Alguien llamó al 107 con un pedido de auxilio. Los médicos del Same todavía no imaginaban que iba a ser tan difícil llegar al lugar de emergencia. La tarde del viernes terminaba con otro pico de violencia en el Indoamericano de Soldati. Como resultado, una treintena de heridos se sumaba a la lista y aparecía un supuesto cuarto muerto. Al cierre de esta edición, el cuerpo todavía se encuentra desaparecido.
Salen gendarmes, para lo otro falta
Para cuando los referentes sociales convocados a la mesa de diálogo por el Gobierno Nacional denunciaban a Mauricio Macri por “las políticas de desalojo y de desinversión en el sur de la Ciudad”, el jefe de Gobierno porteño ya había abandonado la reunión en Casa Rosada. Antes había evitado todo compromiso presupuestario para batallar contra el problema que originó el estallido en Soldati: el déficit de vivienda.
“Sacó el enano fascista que tiene adentro”
“El jefe de Gobierno mostró su verdadero rostro. Es un enano fascista y apuesta al peor costado de la sociedad porteña”, sentenció con contundencia el diputado porteño de Diálogo por Buenos Aires Eduardo Epszteyn. Fue al ser consultado por Miradas al Sur sobre la situación en el barrio de Soldati y la reacción de Mauricio Macri.
Bajo la violencia desatada en Villa Lugano subyace un complejo tejido político-delictivo
Un simbolismo cargado de futuro. El 27 de febrero de 2007, Mauricio Macri lanzó su campaña electoral para la Jefatura del Gobierno porteño exhibiéndose para las fotos junto a una niña pobre en medio de un basural. Era nada menos que uno de los barrios marginales de Villa Soldati. A tres años y nueve meses de tal escena, su fervor por los desalojos compulsivos desataría en ese mismo arrabal una represión homicida seguida por una explosión racista no menos atroz.
Fue a partir de un operativo conjunto de la Policía Federal y la Metropolitana iniciado durante el anochecer del 7 de diciembre, luego de que el Poder Ejecutivo del PRO consiguiera una orden firmada por la jueza María Cristina Nazar para expulsar del Parque Indoamericano a unas 350 familias que habían tomado de modo pacífico un sector lindante al barrio Los Piletones. Semejante faena concluyó con dos cadáveres: el de Bernardo Salguero, paraguayo, de 22 años, y el de Rosemary Churapuña, boliviana, de 28. También hubo decenas de heridos; entre ellos, un bebé. Tal vez ese martes sea para la liturgia del macrismo la merecida efeméride de su cruzada por el control del espacio público. No por nada, el ministro del área, Diego Santilli, quien se encontraba en la retaguardia de los acontecimientos, expresó su lectura del asunto con las siguientes palabras: “Es un operativo valioso y prolijo; con algún problemita, claro, pero sin incidentes graves”. En aquel momento, los noticieros empezaban a informar sobre las dos muertes.
Recién el jueves, Macri desgranaría en una conferencia de prensa su versión de la masacre. Con un discurso casi hitleriano –avalado luego por cada uno de sus más estrechos colaboradores– responsabilizó de los sangrientos hechos a “los inmigrantes de países limítrofes”.
Ya se sabe que esas palabras propiciarían un pogrom, con unos 100 heridos y otros dos crímenes: el de Juan Castañares Quispe, boliviano, de 38 años, y –ya al caer la noche del viernes– la ejecución del pibe herido que fue arrancado por una horda de una ambulancia del Same, en medio de una aterradora cacería de personas que ofende a la condición humana.
Sin embargo, movileros, opinadores de toda laya y no pocos políticos deslizaban sólo su estupor ante el carácter “espontáneo” de ese enfrentamiento de “pobres contra pobres”. Como si la violentísima irrupción de un ejército de matones sindicales, barrabravas y punteros oscilantes entre el duhaldismo y el PRO fuese absolutamente natural.
Lo cierto es que –tal como adelantó una fuente policial a Miradas al Sur– efectivos de la División de Seguridad Deportiva de la Federal ya se encuentran abocados en la identificación de los barrabravas que participaron en los incidentes. Y que se están librando las correspondientes órdenes de captura. En consecuencia, ahora empezará a salir a la superficie el lado oculto de esta trama político-delictiva. El terror azul. Ya trascendió que durante el fin de semana un sujeto vinculado al Gobierno porteño incentivaba entre los pobladores de la Villa 20 la toma del Parque Indoamericano. “El que no copa su parcela se queda sin nada”, proclamaba una y otra vez. Se refería a la supuesta entrega de títulos de propiedad sobre esa inexistente urbanización. Horas después, las primeras carpas fueron allí levantadas.
Ahora se sabe que ese tipo no era otro que Miguel Ángel Rodríguez, a quien le gusta que le digan El Comandante. Se trata de un ex convicto –purgó tres años y medio de cárcel por la venta de licencias apócrifas de taxi mientras era director de Tránsito en la gestión de Carlos Grosso–, que llegó a ser funcionario del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Pero tuvo que abdicar al aflorar su pasado por boca del legislador Facundo De Filippo. Entonces se convertiría en hombre de confianza de Esteban Bullrich, cuando éste era ministro de Desarrollo Social. El nexo entre ellos fue su jefa de Gabinete, Karina Leguizamón. Ella es la esposa del legislador del PRO Esteban Pagani, a su vez, un íntimo de su jefe de bancada, Cristian Ritondo. Ahora Rodríguez reporta directamente a él.
Otro incitador de la toma de terrenos –siempre con el señuelo de las escrituras– es Marcelo Chancalay, un garufero de arrabal que en sus años mozos fue boxeador; en la actualidad alterna ciertos negocios asociado al servicio de calle de la Comisaría 52ª con su condición de puntero del PRO en la Villa 20. Y también reporta a Ritondo.
Es que Cristian es un muchacho del barrio. Oriundo de Mataderos, se crió en Villa Lugano, en donde aún hoy conserva un domicilio. Tal vez por tal motivo se mostró muy contrariado con la toma del Indoamericano. Tanto es así que no dudó en escribir en su Twitter: “La Ciudad Autónoma no será territorio liberado para los que violan la ley”. Sucede que su apego al orden –y a sus agentes– no es menor.
Prueba de ello es que, en su gestión como subsecretario del Interior durante el interinato de Eduardo Duhalde, supo cultivar excelentes migas con un selecto grupo de oficiales de la Federal. Entre ellos resaltan los actuales jefes de las seccionales 36ª, 48ª y 52ª, comisarios Emilio Ramón Miragalla, Eduardo Rubén Pereyra y Miguel Ángel Cairolo, cuyas jurisdicciones se extienden entre Villa Lugano y Soldati. Dicho trío, junto con un subcomisario de la Guardia de Infantería, comandaron –en tándem con la Metropolitana– la represión del martes.En cifras, hubo unos 200 efectivos de la Federal y 60 de la Mazorca de Macri.
Una fuente confiable de la causa confirmó a Miradas al Sur que los cartuchos calibre 12 que mataron Salgueiro y Churapuña no fueron disparados con tumberas –como quisieron hacer creer los voceros de ambas fuerzas– sino que salieron de armas policiales. Por tal razón –además de ser pasados a disponibilidad–, están bajo investigación cinco suboficiales, junto con un subcomisario de la Infantería y el propio Pereyra, todos de la Federal. Y en relación con el asesinato de Quispe, hay sospechas sobre los ocupantes de un patrullero de la Metropolitana. Es por ahora difícil saber si esos homicidios fueron premeditados o, simplemente, fruto de un desborde. Pero el hecho de que algunas armas llevaran cartuchos de plomo inclina esa duda hacia la primera posibilidad. Cabría entonces un interrogante: ¿Por orden de quien? Ritondo tal vez lo sepa. La caldera del diablo. Los hechos de sangre cometidos por las fuerzas de seguridad no son un hecho sorprendente. En cambio, el correlato civil de la matanza del Parque Indoamericano supone una siniestra bisagra en la Historia argentina: es la primera vez desde la Semana Trágica –ocurrida en 1919– que patotas reclutadas entre la sociedad civil se lanzan a la persecución de inmigrantes.
Es cierto que el discurso xenófobo de Macri bastó para que quienes integran “la parte sana” de Lugano se convirtieran en una caricatura del pueblo alemán durante la República del Weimar. No menos cierto es que en sus almas anidan los peores instintos. Pero ellos, vulgares fascistas de entrecasa, son incapaces de consumar con sus propias manos el ejercicio del terror. No así, por caso, quienes frenaron una ambulancia para asesinar a un pibe herido con un tiro en la cara. No así quienes en los incidentes del jueves fueron fotografiados con las armas en la mano.
Al respecto, el ya célebre Julito Capella -el hombre de jogging rojo que empuñaba una pistola -es un caso testigo. Es hijo del masajista de Boca, barrabrava de Huracán y empleado de la obra social del sindicato municipal (Sutecba), en donde custodia a Genaro Trovato, la mano derecha del líder del gremio, Amadeo Genta.
No menos significativa es la presencia de otro pistolero captado por las cámaras (ver foto derecha). Miradas al Sur pudo precisar que se trata de Alejandro Pastore, otro “pesado” de la obra social de Sutecba, quien con su mujer, Noemí Gómez, habita en la Torre 19 A swl complejo de Olivera y Directorio.
De ese edificio, y de otros situados en la avenida Castañares al 4200 y 4300 partieron disparos de grueso calibre sobre los habitantes de la Villa 20.
Tales construcciones fueron financiadas a través del Gobierno de la Ciudad y en su adjudicación no fue ajeno Trovato. Ni la ex directora de la Corporación Buenos Aires Sur, Esther Niti Iglesias. Ambos se dedicaban a ello en la Mutual 25 de Mayo, cuya sede estaba en el noveno piso de la Legislatura.
A la señora Niti se la vio el martes y miércoles reclutando muchachos del gremio para integrar la milicia macrista. En tales menesteres también estaba Eva Ferraro, jefa del CGP 8, quien –junto al delegado Chacho Álvarez–, recibía instrucciones telefónicas del propio Ritondo.
En la tarde del miércoles, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner expresaba en el acto del Día Internacional de los Derechos Humanos su más absoluto repudio a la xenofobia, en Lugano se iniciaba el más virulento ataque de los falsos “vecinos” contra quienes estaban en el Parque Indoamericano. En total –según calculos de los movileros presentes– eran alrededor de unos 300 matones armados hasta los dientes con pistolas y escopetas de guerra. El eje del mal no había faltado a su cita.
En tanto, Ritondo inmortalizaba sus reflexiones en el Twitter.

ECONOMIA: SALARIOS E INFLACION

No son culpables
NUEVAS ZONCERAS ECONOMICAS. SALARIOS E INFLACION

La ortodoxia insiste en señalar el alza salarial como principal causa de la inflación. Pero la incidencia de la mano de obra es cada vez menor en la formación de los costos de las empresas.
  Por Ruben Telechea y Juan Manuel Telechea

“Los aumentos salariales son los causantes de la inflación.” Esta es posiblemente la madre de todas las zonceras que se han incorporado. Y se repite asiduamente en la actualidad, donde ciertos voceros quieren presentar a las alzas de salarios como responsables principales de la inflación de los últimos años. En primer lugar es importante destacar que en razón del grado de avance tecnológico que presenta la mayoría de las actividades económicas, la incidencia de la mano de obra es cada vez menor en la formación de los costos de las empresas, aquí y en cualquier lugar del mundo. Por supuesto que es una generalización, ya que esto depende fundamentalmente del tipo de actividad: no es lo mismo una siderúrgica que una empresa de limpieza.

Así como se calculaba hace cincuenta años que la incidencia de la mano de obra en los costos de una empresa industrial era de 40 a 50 por ciento, hoy se estima que oscila de 10 a 20 por ciento. En el promedio del 15 por ciento significa que un aumento salarial del 20 por ciento impactará en apenas un 3 por ciento en el costo final del producto. Esta es una primera aproximación para derribar esta zoncera, pero no la única.

Algunos autores como Marcelo Diamand mencionan que en la “inflación de costos” se puede encontrar una justificación que explica la suba de precios a través de los aumentos salariales: si éstos superan al aumento en la productividad, se reduce la tasa de ganancia de los empresarios, lo que incentiva al aumento de los precios para contrarrestar esta pérdida. En la Argentina, si se compara la suba del salario real de los últimos años con la productividad, aun tomando la estimación más alentadora (la del Indec), sería muy difícil explicar la inflación utilizando esa premisa, ya que si bien la relación salario real-productividad mejoró aproximadamente un 20 por ciento, la suba de precios fue cercana al 150 por ciento durante el mismo período.

Como no se puede encontrar la causa de ese comportamiento, correspondería entonces pasar a analizar la otra explicación teórica de la inflación de costos propuesta por Diamand, es decir, el grado de monopolización de la industria: buscar la suba de los precios por el lado de la concentración en pocas manos de sectores que se constituyen en fuertes formadores de precios, fundamentalmente aquellos productores de materias primas y bienes semielaborados. Según Diamand, cuando esas ramas de la industria se encuentran muy concentradas, al no existir prácticamente la competencia, pueden aumentar sus precios de venta, afectando a todas las empresas abastecidas. De esta forma se genera un aumento en sus costos que se traduce finalmente en un aumento de los precios percibidos por el consumidor.

Algunos ejemplos: sólo dos empresas en el país fabrican tolueno (Repsol–YPF y Petrobras), el producto petroquímico del que deriva el plástico. Este insumo se utiliza para elaborar envases para gran parte de los bienes de consumo. Una sola compañía produce el 99 por ciento de chapa laminada en frío y el 84 por ciento de la laminada en caliente (Siderar). Con estos materiales se fabrican vehículos, tractores, hojalata para envases, heladeras, lavarropas, cocinas y otros electrodomésticos. Aluar tiene el monopolio del aluminio, otro insumo de uso difundido. En el caso del cemento, tres empresas concentran el 96 por ciento de la producción: Loma Negra, Minetti y Avellaneda. Una sola compañía acapara la comercialización del 77 por ciento de los fertilizantes: Profertil. Otra vende el 79 por ciento de los agroquímicos: Aventis. En alimentos pasa lo mismo. Una empresa tiene el 62 por ciento del pan industrial: Bimbo. Dos manejan el 73 por ciento de las galletitas dulces: Arcor y Danone. Esas mismas dos, el 77 por ciento de las galletitas saladas. Y dos más, el 70 por ciento de la leche fluida, chocolatada y los yogures: SanCor y Danone. Estas compañías comercializan productos que se utilizan en la fabricación de casi todos los bienes, y por ese motivo determinan en buena medida el precio y el abastecimiento de lo que se consume en el país

lunes, diciembre 06, 2010

Terrorismo de Estado y Morales Solá

* Cuando Morales Solá no tenía miedo * 

envío de: Nelida Esther Turlione 
Fecha: Lun, 6 de Dic, 2010 10:56 am
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El jueves se cumplieron 35 años de la voladura de la casa de la familia Lea Place por una patota integrada por militares y policías.* || El general Acdel Vilas, en ropa de fajina, es saludado por un oficial del Ejército en la zona rural tucumana en pleno Operativo Independencia. A la derecha, con campera, vaqueros y el pelo largo, Joaquín Morales Solá, por entonces periodista de La Gaceta de Tucumán y corresponsal de Clarín en la provincia del norte del país.
La fotografía que encabeza la portada de la edición de hoy de Miradas al Sur es un documento inédito. Esta imagen nítida fue tomada a fines de 1975, en pleno desarrollo de la eliminación física de la militancia popular tucumana a manos del general Acdel Vilas, el jefe del Operativo Independencia y defensor confeso de la tortura y el exterminio físico de quienes consideraba sus enemigos. 
Vilas puso especial énfasis en la persecución de maestros, profesores, psicólogos y cualquiera que pudiera ser un ideólogo.
Por entonces, Joaquín Morales Solá trabajaba en La Gaceta de Tucumán y era corresponsal de Clarín en esa provincia. Se publicaron varias informaciones que daban cuenta de la estrecha relación del actual columnista estrella de La Nación con el represor Vilas y con quien lo sucedió en sus genocidas tareas, Antonio Domingo Bussi. Sin embargo, nunca pudo verse, como ahora y por primera vez, a Morales Solá de paisano, con una comitiva de militares con uniforme y casco de combate en pleno operativo.
Esta foto, que fue guardada celosamente durante años por quien la registró, habría sido tomada en el lugar más escabroso del exterminio en Tucumán. En efecto, según dos fuentes calificadas, el edificio al cual va a ingresar la comitiva es la tenebrosa Escuelita de Famaillá, el principal centro de exterminio por entonces. Una tercera fuente calificada también consultada por Miradas al Sur, considera, en cambio, que se trata de otro lugar de torturas y eliminación de detenidos, ubicado en las instalaciones del Ingenio Santa Lucía. Quedará en manos de la Justicia Federal tucumana definir el lugar y tratar de averiguar las circunstancias que llevaron a Morales Solá a acompañar al carnicero Vilas a un operativo. El trabajo de los periodistas es buscar aquellos documentos que contribuyan a echar luz sobre lo actuado por personas e instituciones. También el de consultar fuentes confiables para orientar el esclarecimiento de la verdad. Lo que no puede ni debe hacer el periodismo es intentar reemplazar las actuaciones periciales que sí puede la Justicia.

Dicho esto, es preciso encuadrar lo que se vivía 35 años atrás en el llamado Jardín de la República. En su informe final, la Conadep puntualiza: “A la provincia de Tucumán le cupo el siniestro privilegio de haber inaugurado la ‘institución’ Centro Clandestino de Detención, como una de las herramientas fundamentales del sistema de represión montado en la Argentina. La ‘Escuelita’ de Famaillá fue el primero de estos lugares de tormento y exterminio…”. Una escuela en construcción fue el lugar elegido por el primer jefe de la Operación Independencia, Acdel Edgardo Vilas, para instalar el campo de concentración por el que pasaron –entre febrero y diciembre de 1975- más de 1.500 personas. 
La mayoría fueron asesinados, todos bárbaramente torturados.
La escuela está a unas cuatro cuadras de la plaza principal de Famaillá, en el camino que une a esa población con el ingenio Fronterita. Ahora se llama Diego de Rojas y a ella concurren cientos de alumnos de primaria. En 1975 la escuela era apenas una obra en construcción. Solo existían una galería, un patio y cinco aulas. Todo estaba cercado por una alambrada y la galería y las aulas no eran visibles desde el exterior porque estaban tapadas por lonas y plásticos, a la manera de cortinas. 
En dos aulas los militares mantenían en las peores condiciones a grupos que oscilaban entre 20 y 40 prisioneros. Otra aula era utilizada para descanso de las guardias, la cuarta estaba destinada a tareas administrativas y para fotografiar a los secuestrados. La quinta aula era el lugar de los tormentos.
En noviembre de 1975 La Escuelita y otros centros clandestinos de detención ya habían sido visitados por funcionarios civiles y militares de la Nación y de la Provincia, por legisladores. 
Algunos sobrevivientes señalaron que fueron varios obispos y sacerdotes. Sería muy útil saber si Joaquín Morales Solá estuvo en ese lugar de exterminio y, si es así, en carácter de qué fue. Cualquiera que recorra una hemeroteca y se detenga en las ediciones de La Gaceta y de Clarín Nunca Más y que luego encontró muchos más testimonios en los juicios que actualmente se sustancian en Tucumán.
Los militares, en 1975, ejercían un férreo control sobre lo que se publicaba en relación al Operativo Independencia. Por ejemplo, hicieron echar al corresponsal de Télam en la provincia y pusieron en su reemplazo a dos hombres de Inteligencia del Ejército, comandados por uno de los fundadores de Fasta, la organización del cura dominico filo nazi Aníbal Fósbery. En ese momento, los artículos de Morales Solá, tal como puede constatarse ahora, eran una caja de resonancia de la acción psicológica de los militares. Un artículo publicado en Clarín el 12 de noviembre –que lleva la firma del corresponsal Morales Solá- es elocuente. 
Se valió de la vieja metáfora de la parición, del alumbramiento, de la vida para explicar lo que era, en realidad, la matanza que llevaban a cabo las hordas de Vilas: “Han pasado ya 36 semanas, el tiempo de una gestación”. Se trataba de “el primer síntoma de que las Fuerzas Armadas adoptaban una posición ofensiva frente a la intolerancia ideológica”. También expresó su apoyo incondicional: “Ha cambiado, sin duda, la imagen revoltosa, rebelde y disconforme que Tucumán supo formarse a través de largos años”. Más adelante agrega: “La presencia militar ha aquietado las aguas siempre turbulentas y, como barridas por un fuerte viento, han desaparecido huelgas, manifestaciones y disturbios”. El informe de la Comisión Bicameral que investigó las violaciones de los derechos humanos en Tucumán dedicó un párrafo muy elocuente a esa desaparición de huelgas, manifestaciones y disturbios a los que se refiere Morales Solá, al señalar que se montó “un vasto aparato represivo, que orienta su verdadero accionar a arrasar con las dirigencias sindicales, políticas y estudiantiles”. La Comisión Bicameral concluyó, en su informe, que “nueve de cada 10 personas, fueron secuestradas en sus domicilios, lugares de trabajo o en la vía pública” y que “en la mayoría de los casos, estas acciones se desarrollaron en horas de la noche”.
Como muestra la foto que da soporte a este artículo, Morales Solá fue tomado in fraganti con los militares en por lo menos un operativo. Alguien consideró que ya era hora de que tanto cinismo sea confrontado con documentos gráficos incontrastables.
En aquel Tucumán desangrado día a día, con centenares de destacados dirigentes políticos, gremiales y estudiantiles secuestrados y desaparecidos, donde noche a noche las bandas de Vilas y el comisario Roberto -el Tuerto- Albornoz -recientemente condenado a prisión perpetua- colocaban explosivos y hacían volar por los aires locales partidarios, casas de familias y sedes de la Universidad, Morales Solá no tenía miedo.
Hasta ahora, Morales Solá eludió hablar de su vida en esos años. Las pocas veces que hizo referencias, quedó en evidencia que no está dispuesto a decir la verdad. En una polémica con el periodista Hernán López Echagüe dijo que en 1976 ya no estaba en Tucumán, por lo cual mal se lo podía acusar de cercanía con Antonio Domingo Bussi. El sitio Diarios sobre Diarios probó, con fotografías, que no era verdad lo que decía. Es más, él mismo escribió, en una nota en el diario El País de Madrid, que había asistido a la asunción de Bussi la noche del 24 de marzo de 1976. También dijo, en esa nota en el diario español, que había huido de Tucumán por haber sido amenazado por la Triple A. 
Los dirigentes de la Asociación de Prensa tucumana de aquellos tiempos, que sufrieron persecución y atentados terroristas, lo desmintieron. Ellos llevaban un registro diario de las amenazas y agresiones y aseguraron que Morales Solá nunca fue molestado. 
En realidad, su viaje a Buenos Aires fue una combinación que conjugó las necesidades de flamantes autoridades periodísticas de Claríny la recomendación de un importante general, mano derecha de Videla. Se trataba de José Rogelio Villarreal, quien estuvo al frente de la Quinta Brigada del Ejército en la última fase del Operativo Independencia y que luego saltó a jefe de Operaciones del Estado Mayor General por pedido expreso de Jorge Videla, que lo necesitaba a su lado en el momento de consumar el golpe de marzo de 1976. 
Se trataba de José Rogelio Villarreal, quien estuvo al frente de la Quinta Brigada del Ejército en la última fase del Operativo Independencia y que luego saltó a jefe de Operaciones del Estado Mayor General por pedido expreso de Jorge Videla, que lo necesitaba a su lado en el momento de consumar el golpe de marzo de 1976. Villarreal jugó un papel muy importante en la política de integración de los grupos empresariales de medios y los jerarcas militares, tal como lo prueban los documentos que hoy están en sede judicial y que surgen de la comisión Papel Prensa – La verdad. 
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A 35 años de una masacre impune

Año 3. Edición número 133. Domingo 5 de diciembre de 2010
Por Marcos Taire, periodista
politica@miradasalsur.com
Tucumán, diciembre de 1975. Tres meses antes del golpe, el general Acdel Vilas desató una serie de atentados con explosivos
La primera semana de diciembre de 1975 regó de sangre las calles de San Miguel de Tucumán. Un automóvil volado por los aires con siete personas en su interior, media docena de atentados explosivos en domicilios particulares, el asesinato del padre de una de las víctimas de la masacre de Trelew, fueron algunas de las acciones protagonizadas por las fuerzas de tareas del general Vilas, comandante del Operativo Independencia. Sin embargo, las autoridades militares intentaron confundir a la ciudadanía adjudicando los hechos al “extremismo”. Contaron para ello, como siempre, con la complicidad del periodismo. En ese marco se destacó un joven Joaquín Morales Solá.
El 1º de diciembre de 1975, en la esquina de San Lorenzo y Ayacucho de la capital tucumana, un automóvil voló por los aires. En las paredes de casas de familias y locales comerciales quedaron pegados los restos de siete personas que se encontraban en el interior del coche. Nunca se supo si esos seres humanos estaban vivos o muertos en el momento del estallido. Restos de los cuerpos se diseminaron en las calles y veredas. A pocos metros vivían los padres del capitán Humberto Viola, quien exactamente un año antes había sido ejecutado en el mismo lugar por un comando del ERP. En esa oportunidad había muerto también una pequeña hija del militar. Viola estaba acusado de haber integrado la primera patota de secuestradores, torturadores y asesinos que sembraron el terror en Tucumán desde mediados de 1974.
Este hecho macabro era la manera elegida por los camaradas del capitán Viola en el Destacamento 142 de Inteligencia para conmemorar el aniversario de su muerte.
Un día después, la banda que funcionaba en la Jefatura de Policía con la supervisión de los militares se lanzó a un raid criminal nocturno que completó el clima de terror: volaron media docena de domicilios particulares y las sedes del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y la Federación de Entidades Profesionales de Tucumán (Feput). Una de las casas dinamitadas era la de los Lea Place; ahí estaba Arturo Lea Place, padre de Clarisa, asesinada en Trelew el 22 de agosto de 1972, y de Luis, en ese momento preso en la cárcel de Rawson. Después de explotar una poderosa carga de trotil que destruyó completamente la vivienda, Lea Place, que había salido ileso de entre los escombros, fue acribillado a balazos. En esa casa había sido velada Clarisa y desde allí una multitud había acompañado el cortejo fúnebre en agosto de 1972. El Instituto Movilizador era acusado de pertenecer al Partido Comunista y la Feput había criticado públicamente los secuestros y detenciones arbitrarias de varios de sus afiliados y el 15 de septiembre de 1975 había realizado un paro de actividades para repudiar la represión de las hordas comandadas por Vilas. Esa fecha, 15 de setiembre, fue instituida años más tarde por los profesionales universitarios de todo el país para celebrar su día.
La conmoción provocada por esta masacre dejaba al descubierto el trabajo criminal de las fuerzas del Operativo Independencia. Nadie podía creer que en pleno centro de la capital tucumana, saturada de militares, policías y gendarmes, algún grupo guerrillero pudiera operar con tamaña impunidad. El Ejército apeló entonces a la acción psicológica. Emitió comunicados y usó al periodismo para convalidar su versión de los hechos.
El comando de la V Brigada, cuyo titular era el jefe de los grupos de tareas ejecutores de la masacre, dijo que: “Ante la proliferación de atentados cuyos autores se escudan cobardemente en el anonimato y que atentan contra la seguridad y la tranquilidad a que tienen derecho todos los habitantes de esta provincia, el comando de la Quinta Brigada de Infantería condena el vil proceder de los enemigos de la patria que con su actitud tratan de interferir en el cumplimiento de la misión que les ha sido impuesta a los efectivos militares y de seguridad”.
Aparentemente ese comunicado le fue impuesto a Vilas desde Buenos Aires por la cúpula militar que, no conforme con su texto, emitió otro pocas horas después de conocido el primero: “El Comando General del Ejército hace saber a toda la población su más enérgico repudio por los incalificables hechos de violencia ocurridos en las últimas 48 horas en San Miguel de Tucumán, en circunstancias en que la fuerza, por disposición del superior gobierno de la Nación, se halla empeñada abiertamente contra la subversión en el país para garantizar la seguridad y tranquilidad de todos sus habitantes”.
La diferencia entre uno y otro comunicado es notoria y refleja las diferencias entre los mandos militares. El comunicado de Videla (por entonces jefe del Ejército y preparando el golpe que derribaría a la presidenta María Estela Martínez de Perón) no acusa a la guerrilla y expresa su “enérgico repudio”, en tanto el comunicado de Vilas dice que la masacre fue obra de “autores (que) se escudan cobardemente en el anonimato”.
El periodismo nacional y provincial se puso a las órdenes de los hombres de la inteligencia militar, encargados de la acción psicológica. Para el diario La Prensa, se trató de “nuevos atentados terroristas” y “tanto las autoridades militares como de otras fuerzas de seguridad, se hallan intensamente empeñadas en localizar a los grupos autores de los atentados”. En ese tono se expresaron también los otros diarios. Significativamente, La Opinión fue el único que se aproximó a la realidad: “Asesinos de extrema derecha provocaron ayer una nueva masacre en Tucumán”; sin embargo, el final de la crónica fue lamentable: “Mientras tanto, la lucha contra la subversión continúa desarrollándose con éxito en todo el territorio a través de las operaciones del Ejército, apoyadas moral y materialmente por las otras fuerzas armadas y de seguridad”.
En Tucumán, donde el diario La Gaceta se instituyó como el canal más eficaz para la acción psicológica de los militares, el periodismo hasta se dio el lujo de comentar políticamente los sangrientos episodios.
Joaquín Morales Solá, en un comentario firmado por él el 3 de diciembre de 1975, anticipa la posibilidad de que la provincia sea declarada “zona de emergencia militar”, que era lo que aparentemente buscaban las hordas de Vilas con los atentados. Es también significativo que, al referirse a la voladura del automóvil con siete personas en su interior, diga que fue “un inexplicable cuadro de horror”, que “esparció siete cadáveres en el lugar donde hace un año murieron, víctimas también del terrorismo, el capitán Humberto Viola y su hija”.
Morales Solá no se priva tampoco de consignar, como siempre, una versión: “En la esfera militar, al parecer, emergen las actitudes más críticas a la gestión del gobierno local” y “algunos deslizaron, inclusive, la versión de que dentro de la administración pública hay agentes de la sedición”.
Poco más de tres meses después se produjo el golpe de Estado. Ese día decenas de funcionarios de la administración pública señalados por la nota de Morales Solá fueron secuestrados y torturados y muchos de ellos desaparecidos.

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Cita en el Florida Garden


Año 3. Edición número 133. Domingo 5 de diciembre de 2010
Por Marcos Taire, periodista

Ricardo Kirschbaum (foto) contactó a Marcos Taire con Joaquín Morales Solá.

Le pidió trabajo a Joaquín Morales Solá, éste lo citó en el Florida Garden pero no fue. En su lugar llegó una patota. 
Llegamos a Buenos Aires a fines del caluroso enero de 1977. Gracias a la solidaridad de los maestros bonaerenses, nos alojamos en un hotel del Suteba que estaba ubicado en la esquina de avenida Caseros y Bolívar. Había conocido a esa gente por mi amistad con Isauro Arancibia, el más grande dirigente de los maestros tucumanos y uno de los mayores gremialistas de Tucumán, que había sido asesinado el 24 de marzo de 1976, a minutos de lanzado el golpe de Estado.
El hotel era una vieja casona que, según decían, había sido la residencia de la familia Canale, los de las galletitas. De su esplendor quedaban muy pocos vestigios. Era, entonces, un caserón en mal estado, con sólo un baño en cada piso, que debíamos compartir todos los pasajeros. Para nosotros, con un hijo de apenas un año, se nos hacía difícil vivir allí, pero no teníamos recursos para otra cosa. En un viejo calentador Bram Metal mi mujer se las ingeniaba para cocinar, apuntando hacia la ventana que daba a la calle Bolívar, a espaldas de los administradores, porque eso estaba prohibido. Lo hacíamos, sin embargo, a pesar de la culpa que sentíamos.
Desde el primer día encaré la tarea de buscar trabajo. No tenía casi contactos en la gran ciudad. Sin embargo, había tucumanos que tenían cargos importantes en el diario Clarín y hacía allí fui. 
Me presenté en portería y pregunté por el Colorado Ricardo Kirschbaum, quien me recibió en la redacción. Mi impresión fue que no le causó gracia que yo me apareciera por allí, pero de todas maneras me alegró que me atendiera. Le expliqué mi difícil situación y se atajó diciéndome que no tenía posibilidades de conseguirme un puesto en la redacción. Le aclaré que no pretendía un laburo como periodista y que estaba dispuesto a cualquier cosa, hasta limpiar los baños si fuera necesario, con tal de tener un salario para mantener a mi familia. Me reiteró que él no podía hacer nada. De todas maneras, le pregunté si me hacía el favor de gestionarme una entrevista con Joaquín Morales Solá, que era la segunda autoridad de la redacción. Se levantó, fue hasta una puerta que estaba al fondo, a la izquierda de la redacción y entró. Demoró poco, apenas un par de minutos y regresó con un papel que me entregó, diciéndome que era el teléfono particular de Morales Solá, que lo llamara al día siguiente antes del mediodía. Y me fui.
En el hotel mi mujer no se sorprendió que el Colorado me hubiera echado flit, como decíamos en esa época. Y fue pesimista respecto de la llamada que haría a Morales Solá. A pesar de no tener muchas esperanzas, al día siguiente, poco antes del mediodía lo llamé. Me saludó con frialdad, pero me citó para una reunión esa misma tarde, a las cinco, en el bar Florida Garden. Tuve que preguntarle dónde era, porque ni lo había escuchado nombrar. Florida y Paraguay, me dijo.
Cuando llegó el momento me bañé, me puse el único traje que tenía, una linda camisa celeste que había comprado en Casa Muñoz y una corbata que hacía juego. Estuve sentado en una mesa del Florida Garden durante más de una hora. El lugar me pareció extraño. Había una fauna muy rara y, por vicios de militancia, deduje que había servis a granel. Pero esperé y a cada rato me tranquilizaba a mí mismo relativizando la demora que finalmente fue faltazo. Pagué el café que consumí y me fui.
Esa noche casi no dormí. Tenía bronca e impotencia. Las imágenes se sucedían acentuando el sabor amargo, la humillación del hombre al que no le gusta pedir, que debe pasar inadvertido y necesita desesperadamente trabajar, en lo que sea, para mantener a su familia. Qué tiempos duros, por favor… Pero había que seguir.
A media mañana salí a buscar un teléfono y desde un bar que estaba sobre Caseros, casi llegando al Museo Histórico Nacional, llamé a Morales Solá. Se mostró sorprendido al principio, pero después justificó su ausencia por una reunión en no sé qué ministerio que se había prolongado más de lo previsto. Volvió a citarme a la misma hora en el mismo lugar.
Apenas le conté a mi mujer lo charlado con Morales Solá, me disparó sin dudar: “no vayás, ese te va a entregar”. Discutimos, pero le demostré que no tenía fundamentos para semejante sospecha. Esa tarde llegué a la esquina de Florida y Paraguay un par de minutos antes de las cinco. Eché un vistazo al interior del bar, comprobé que el hombre no había llegado y salí a la calle. Caminé unos metros por Florida y me quedé bajo un portal desde el que podía ver la entrada y salida de los parroquianos del Florida Garden. Me reprochaba a cada instante que la advertencia de mi mujer hubiera impactado tanto como para hacerme dudar e impedido quedarme sentado en una mesa y tomado un café. Así fueron pasando los minutos y a las cinco y media de la tarde de ese caluroso febrero de 1977 ocurrió algo que por años quedó grabado en mi memoria. Varios autos particulares, todos Ford Falcon, llegaron a la esquina y de ellos bajaron una decena de personajes muy típicos del momento. Estaban de civil pero todos sabíamos que eran policías, como diría años después Rubén Blades en su inolvidable Pedro Navaja. Efectivamente, entraron al Florida Garden. Algunos ocuparon lugares estratégicos, mientras otros recorrían las mesas pidiendo documentos de identidad a los presentes. Todo no duró más de cinco o diez minutos. Como llegaron, salieron, subieron a sus autos y se fueron. Después de ellos yo también me fui. Desde ese día siempre le dije a mi mujer que le debía la vida por su advertencia.
Unos días después conseguí trabajo, gracias a la solidaridad de un par de amigos maravillosos, Pancho Martini y Mario Monteverde. Entré a trabajar en la madrugada de Radio Rivadavia y desde allí hice una carrera sencilla pero satisfactoria. Trabajé en media docena de medios de Buenos Aires y me fue bien, regular y mal, como son las cosas de la vida. Tuve actuación pública, milité en el gremio de prensa y cuando llegó la democracia en 1983 fui designado director de Radio Excelsior.
En los años que llevo vividos en Buenos Aires, nunca me llamó Morales Solá para pedirme disculpas, ni para justificar porqué no llegó a esa cita.
Fuente: Miradas al Sur 

Arg. PALESTINA COMO ESTADO LIBRE E INDEPENDIENTE


Ministerio de Relaciones Exteriores, 
   Comercio Internacional y Culto 

Buenos Aires, lunes 6 de diciembre de 2010 


LA REPÚBLICA ARGENTINA HA RECONOCIDO A PALESTINA COMO ESTADO LIBRE E INDEPENDIENTE 
En el día de la fecha, la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, remitió una nota al Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, por la cual le comunica que el Gobierno argentino reconoce a Palestina como un Estado libre e independiente, dentro de las fronteras existentes en 1967 y de acuerdo a  lo que las partes determinen en el transcurso del proceso de negociación. 
La Argentina tradicionalmente ha sostenido el derecho del pueblo palestino a constituir un Estado independiente, así como el derecho del Estado de Israel a vivir en paz junto a sus vecinos, dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. Con ese objetivo, nuestro país ha apoyado siempre las iniciativas de la comunidad internacional dirigidas a obtener una solución justa, pacífica y definitiva del conflicto palestino-israelí.  
A pesar de los esfuerzos realizados en este sentido, los objetivos fijados en la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 y los Acuerdos de Oslo de 1993 no han sido alcanzados, lo cual ha conducido a un estado de profunda frustración.  El gobierno argentino comparte con sus socios del MERCOSUR Brasil y Uruguay que ha llegado el momento de reconocer a Palestina como un estado libre e independiente. Las autoridades argentinas consideran necesario  transmitir con esta decisión el profundo interés de nuestro país por que pueda lograrse un avance definitivo en el proceso de negociación que conduzca al establecimiento de una paz justa y duradera en Medio Oriente. 
El reconocimiento de Palestina como Estado libre e independiente se inscribe dentro de una tradición de amistad y solidaridad con el pueblo palestino. La Autoridad Palestina abrió en 1996 una Misión Diplomática en Buenos Aires y en 2008 la Argentina instaló su Representación Diplomática en Ramallah. En noviembre de 2009 el Presidente Mahmoud Abbas visitó la República Argentina siendo recibido por la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. 
La Argentina se ha pronunciado siempre a favor del respeto de los derechos humanos, en contra del terrorismo y del uso desproporcionado de la fuerza, así como ha declarado su firme oposición a la política de asentamientos en los territorios ocupados llevados a cabo por las autoridades de Israel. Resulta importante destacar que este reconocimiento argentino se suma al de más de un centenar de Estados, y refleja el creciente consenso de la comunidad internacional sobre el status de Palestina así como el interés generalizado para que se logren avances decisivos en el 
proceso de paz. 
En este sentido, cabe señalar que el MERCOSUR mantiene relaciones de amistad y cooperación con Israel, que quedaron reflejadas en el Acuerdo de Libre Comercio firmado con el Estado de Israel. Este acuerdo con Israel es el primero que ha llevado adelante el bloque regional con  un país de fuera de América Latina. La relación bilateral con la Argentina se ha fortalecido con los diversos intercambios políticos y de cooperación económica, comercial, cultural y científica. En noviembre de 2009 realizó una visita oficial a la Argentina el Presidente del Estado de Israel Shimon Peres. 
La Argentina ratifica su posición irrevocable a favor del derecho de Israel a ser reconocido por todos y a vivir en paz y seguridad dentro de sus fronteras. La decisión argentina de reconocimiento del Estado Palestino se inscribe en la voluntad de sus autoridades de favorecer el proceso de negociación que conduzca a la finalización del conflicto y está animada por la profunda vocación por la convivencia entre todos los pueblos que es la convicción profunda de toda la sociedad argentina. 
            
Información para la prensa Nº 559/10

domingo, diciembre 05, 2010

WikiLeaks y el fin de la “diplomacia” estadounidense


Columna Semanal de Amy Goodman, presentadora de Democracy Now!
Por Amy Goodman

Una ve más WikiLeaks ha publicado una enorme cantidad de documentos. Esta vez, se trata de cables diplomáticos del Departamento de Estado estadounidense. El sitio web de revelación de datos secretos anunció que publicará gradualmente más de doscientos cincuenta mil documentos durante los próximos meses. De esta manera, los documentos podrán ser analizados y recibir la atención que merecen. Los cables son comunicaciones internas escritas entre embajadas de Estados Unidos de todo el mundo y también con el Departamento de Estado. WikiLeaks habla de la filtración como “el mayor conjunto de documentos confidenciales que jamás se hayan dado a conocer, que proporcionan una visión sin precedentes de las actividades en el exterior del gobierno estadounidense.”

Los críticos sostienen, al igual que lo hicieron cuando se filtraron documentos secretos referidos a Irak y Afganistán, que habrá víctimas fatales como resultado de estas filtraciones. Sin embargo, se podría, en realidad, salvar vidas, dado que la forma en que Estados Unidos hace diplomacia se encuentra más expuesta que nunca – así como la aparente facilidad con la cual el gobierno de Estados Unidos cumple (o no) con el dicho del periodista pionero I.F. Stone: “Los gobiernos mienten.”

Observemos el caso de Khaled El-Masri. El-Masri fue secuestrado en Macedonia en el marco del llamado "programa de rendición extraordinaria" de la CIA, por medio del cual el gobierno de Estados Unidos secuestra personas en cualquier parte del mundo y las entrega secretamente a un tercer país, adonde puedan ser objeto de torturas. Khaled El-Masri cuenta lo que le sucedió: “Me llevaron a una habitación, estaba esposado y me habían vendado los ojos. Cuando la puerta se cerró, recibí golpes por todas partes. Entonces fui humillado. Pude oír que me tomaban fotos durante el proceso, mientras estaba completamente desnudo. Luego me ataron las manos por detrás de la espalda, me pusieron cadenas en los tobillos y una bolsa en la cabeza. Luego fui introducido brutalmente en un avión y en el aeropuerto me tiraron al piso. Cuando desperté, estaba en Afganistán. Me sacaron brutalmente del avión y me pusieron en el cofre de un automóvil.”

Khaled El-Masri estuvo prisionero y fue torturado en una cárcel secreta en Afganistán durante meses hasta que la CIA lo dejó abandonado en una carretera desierta de Albania. Esto sucedió a pesar de que la CIA sabía desde hacía tiempo que había secuestrado al hombre equivocado. El-Masri, ciudadano alemán, intentó que se hiciera justicia en los tribunales alemanes y todo indicaba que trece agentes de la CIA enfrentarían cargos. En ese momento intervino la embajada de Estados Unidos en Berlín y realizó, según uno de los cables, la siguiente amenaza: “la emisión de órdenes de captura internacional tendría un impacto negativo en las relaciones bilaterales.” Nunca se presentaron cargos en Alemania, lo que sugiere que la amenaza diplomática funcionó. Aún así, los trece agentes enfrentan todavía cargos en España, donde los fiscales gozan de un poco más de libertad con respecto a las presiones políticas.

O al menos eso creíamos. De hecho, España también se destaca en los documentos filtrados. Entre los cables, hay uno de fecha 14 de mayo de 2007 escrito por Eduardo Aguirre, un banquero cubano-estadounidense conservador nombrado embajador en España por George W. Bush. En el cable, Aguirre escribió: “Para nosotros, tendrá consecuencias importantes que se continúe planteando el caso Couso, por el que tres soldados estadounidenses enfrentan cargos en relación a la muerte del camarógrafo español José Couso, ocurrida durante la batalla por Bagdad en 2003.”

Couso era un joven camarógrafo de la cadena española de televisión Telecinco que estaba filmando desde el balcón del Hotel Palestina en Bagdad el 8 de abril de 2003, cuando un tanque del ejército estadounidense disparó sobre el hotel, en el que se alojaban principalmente periodistas, causando la muerte a Couso y a un camarógrafo de la agencia de noticias Reuters. El Embajador Aguirre intentaba invalidar el juicio iniciado por la familia Couso en España.

El hermano de José Couso, Javier Couso, inició el proceso judicial por su hermano José junto a su madre. Aunque un tribunal español ha reabierto la causa recientemente, Javier Couso reaccionó ante el cable filtrado en estos días por WikiLeaks y dijo: “Nosotros estamos en primer lugar indignados y horrorizados; horrorizados porque no podemos creer que el gobierno de mi país y la fiscalía actúen conspirando con un gobierno extranjero para impedir la investigación de lo que le pasó a un ciudadano español; e indignados porque nos han mentido continuamente, nos hemos reunido con todas esas personas del gobierno y de la fiscalía y ellos decían que no iban a obstaculizar el caso.”

Además, el embajador estadounidense presionó al gobierno español para que desistiera de realizar un juicio, que sentaría precedente, contra el ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y otros funcionarios del gobierno de Bush. En el mismo memorando Aguirre escribe: “El Vice Ministro de Justicia dijo también que el gobierno español se opone firmemente a la acusación presentada contra el ex Ministro Rumsfeld y tratará de que sea desestimada. El juez que entiende en la causa nos ha dicho que ha iniciado ya los procedimientos para desestimar el caso.”

Estas revelaciones han convulsionado al gobierno de España, ya que los cables muestran claramente los intentos de Estados Unidos por incidir en el sistema de justicia de ese país.

Hace varios años, el Embajador Aguirre declaró al periódico español El País: “Soy el plomero de George Bush, voy a resolver todos los problemas que George ponga en mis manos.”

En otra serie de cables, el Departamento de Estado de Estados Unidos ordena a su personal de las Naciones Unidas y del resto del mundo que espíen a funcionarios gubernamentales, e increíblemente, también da instrucciones de que recaven información biométrica de los diplomáticos. El cable dice textualmente: “Los datos deben incluir direcciones de correo electrónico, números de teléfono y fax, huellas digitales, imágenes faciales, escaneo de iris y de ADN.”

WikiLeaks sigue asociada a un grupo de medios de comunicación de todo el mundo: el periódico inglés The Guardian, El País, de España, el New York Times, la revista alemana Der Spiegel y el periódico francés Le Monde. David Leigh, editor de investigaciones del periódico The Guardian me dijo: “Esta serie de revelaciones no ha terminado aún. Desde el periódico The Guardian y otras cadenas de noticias del mundo iremos haciendo revelaciones, a partir de ahora y día a día, posiblemente durante toda la semana próxima y quizás más. Por lo cual, todavía no hemos visto nada.” Queda más de un cuarto de millón de cables que no han sido dados a conocer públicamente aún.

Hace cuarenta años, Noam Chomsky, reconocido analista político y lingüista, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ayudó a Daniel Ellsberg, el primer informante de Estados Unidos, a revelar los Documentos del Pentágono. Le pregunté a Chomsky acerca de los cables recientemente publicados por WikiLeaks y respondió: “La principal importancia de los cables que han sido publicados hasta ahora radica en lo que nos dicen sobre el liderazgo occidental. Lo que revelan es un profundo odio a la democracia.”


Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta 

columna.
Texto en inglés traducido por Fernanda Gerpe y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
© 2010 Amy Goodman