Acuerdo Transpacífico de Asociación (TPP): El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP por sus siglas en inglés, es un tratado de libre comercio multilateral que fue negociado en secreto por cinco años, y que fue finalmente firmado por los gobiernos de los países negociadores en febrero de 2015.
Con la fuerte promoción de Estados Unidos, el tratado involucra también a otros 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Perú y Chile.
Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP): En junio de 2013 comenzó oficialmente la negociación de este tratado entre EEUU y la Unión Europea.
Este tratado, que se negocia entre las dos potencias económicas mundiales, los Estados Unidos y la Unión Europea, pretende fijar normas del comercio mundial armonizando a la baja cualquier normativa que proteja los derechos de los ciudadanos, consumidores o trabajadores, normas y leyes que los representantes del poder corporativo consideran burocracia y costes innecesarios.
Acuerdo Integral de Economía y Comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA), cuya negociación acabó en septiembre de 2014, y está en la fase de revisión jurídica, pendiente de ser ratificado por los parlamentarios en Europa y Canadá.
Acuerdo en Comercio de Servicios (en inglés Trade in Services Agreement, TISA), que se negocia desde 2013 en el mayor y absoluto secreto por representantes de 50 países. Con el mismo se pretende la desregulación absoluta del mercado de servicios.
Por el momento, los gobiernos que participan en la negociación secreta del TISA son: Australia, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica, Estados Unidos, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Suiza, Taiwán, Turquía y la Comisión Europea, en representación de los 28 países miembros de la UE
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Esta creciente ola de acuerdos comerciales es una amenaza directa para la prestación de servicios públicos de calidad.
Con los mismos se busca, de una forma u otra, el acceso de inversores extranjeros al mercado de los servicios públicos. Los nuevos acuerdos fomentan la privatización, restringen la capacidad de los gobiernos para regular en interés público y su fin principal es crear nuevos y poderosos derechos para los grandes inversores multinacionales.
Estos infames y leoninos tratados, que se negocian en secreto, proponen un nuevo modelo económico, y afectarán todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. En este proceso de mundialización, modificarán incluso la economía de muchos países que no participan en las negociaciones.
Constituyen nuevas torceduras de brazos en esta fase devoradora del capitalismo denominada neoliberalismo depredador. Con la firma y connivencia de las élites políticas, se proponen garantizar los privilegios de las grandes multinacionales por encima de los derechos sociales de la mayoría de la población.
Desde las décadas 70 y 80 del pasado siglo, su discurso ha impuesto la tesis de la necesidad de rentabilidad en toda gestión pública, por lo que sustentan que la gestión privada es la mejor, aduciendo que la pública es incapaz de hacer rentables esas empresas. De esta manera se llevaron a cabo privatizaciones, entre otros rubros, caso de Panamá, de las telecomunicaciones y de la energía eléctrica, las empresas más rentables del país.
En los años 90 se materializa esa tendencia en el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (AGCS), que bajo el paraguas de la OMC, propugna liberalizar los servicios por “la eficacia en la prestación de los servicios, por la mayor competitividad, mayor grado de desarrollo, ahorro de los consumidores, más innovación, transparencia y previsibilidad de las empresas, y transferencia de tecnología por la inversión directa extranjera.”
En este hoy de múltiples agonías ciudadanas, cuando las reglas del mercado forman parte de la gestión de la mayoría de servicios públicos por la llamada “externalización de servicios” o “colaboración público-privada”, la Unión Europea y otros países realizan negociaciones de tratados que pretenden no solo desregular los servicios públicos, sino impedir que futuros gobiernos puedan revertir esas medidas y recuperar la gestión por parte del Estado de los servicios anteriormente privatizados.
El TISA es aún más peligroso que el TTIP, el CETA y otros acuerdos ya firmados o en trámite, porque va mucho más allá de sus propuestas, aunque son similares. Y es que “los mejores amigos de los servicios”, como se autodenominan los negociadores de esos tratados, proponen desregular todos los servicios, poniendo en manos del mercado y sus leyes cuestiones y derechos tan esenciales como salud, educación, agua, protección del ambiente, los derechos laborales y muchos otros.
Sobre este tema nos solidarizamos con el pensamiento de un colega internacional, quien asegura que “la vieja aspiración neoliberal de minimizar el Estado como prestador de servicios se cumple con estos tratados, pero no quieren la desaparición del Estado”.
Y concluye: “Las empresas multinacionales en connivencia con las élites políticas necesitan un Estado que proteja sus beneficios y financie sus riesgos empresariales, y para ello se dotan de estas superestructuras de los tratados internacionales donde el interés general queda subordinado a su lucro”.
Se impone la UNIDAD y la SOLIDARIDAD popular, nacional, continental y mundial, para enfrentar, combatir y derrotar estos MONSTRUOS JURÍDICOS ideados por mentes enfermas de ambiciones mercantiles del neo liberalismo depredador, fraguados por la bestia (666) hegemónica imperialista, con el apoyo de aliados serviles, en función de gobernantes que le dan la espalda a sus pueblos y actúan, como delincuentes, con alevosía, ventaja y secretismo.
Postura vertical adoptada por numerosos dirigentes sociales, políticos, trabajadores e, incluso, de las nuevas generaciones del Corinto Bolivariano, estudiantes conscientes de su rol, quienes en magno Encuentro efectuado recientemente en la capital de Panamá, acordaron la creación del FRENTE DE RESISTENCIA NACIONAL CONTRA EL TISA, por constituir una grave amenaza para los pueblos del mundo, al darle el tratamiento de mercancía a los servicios públicos, por violar flagrantemente la democracia y la soberanía de países libres e independientes, lo mismo que los Derechos Humanos de toda la humanidad.
*Fraternal saludo y adelante, siempre adelante. amerindio-bolivarianosursur Franklin Ledezma Candanedo, Periodista y Escritor, miembro de la Asociación Americana de Periodistas Bolivarianos, Capítulo de Panamá y de la Red Bolivariana “Victoriano Lorenzo”, Héroe de la Revolución Libertaria, en Defensa de la Humanidad.
Panamá 13/05/16.
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