Trelew: fuga, masacre y después
escuchar audio del reportaje desde aquí (54 min.)
Collage: Lucila Quieto- Colectivo de Hijos |
por Diego Genoud / Mario Antonio Santucho / Revista Crisis
La grabación apareció casi treinta años después, a principios de 2001, entre los archivos del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Era una entrevista realizada el 13 de octubre de 1972 en un patio de La Habana donde funcionaba Radio Habana Cuba. Casi dos meses después de los hechos, Mario Roberto Santucho, Roberto Quieto y Fernando Vaca Narvaja dialogaban con el periodista cubano Orlando Castellanos sobre la fuga de Trelew. Un material inédito, desconocido, ignorado incluso por los más cercanos. Cincuenta y cuatro minutos de palabras, la respiración, los silencios y el latido de los protagonistas, el pasado que se enciende y nos habla al oído.
La voz de tres de los dirigentes que lograron fugarse en un avión de Austral y sobrevivieron a la masacre retornaba desde el fondo del tiempo. Con Santucho y Quieto secuestrados y asesinados por las fuerzas de seguridad, sólo Vaca Narvaja había quedado con vida. El testimonio tenía un valor histórico y era además, en un plano más íntimo, para muchos de sus familiares la posibilidad de escuchar por primera vez esas voces. Castellanos era un periodista de larga experiencia en la radio y había sido corresponsal de guerra en Vietnam, Laos y Camboya.
Alguien le acercó esa cinta a María Santucho, que vive en Cuba desde 1976 y dirige junto a Victor Casaus el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La grabación cruzó el océano muy pronto en un casete TDK de 60 minutos y, en Buenos Aires, Quique Pesoa y Leda Berlusconi la convirtieron en audio digital. Desde entonces, circula en pequeños espacios entre amigos y familiares sin difusión masiva. Durante más de diez años, se intentó editar esa entrevista como un material que acompañe a los diarios y revistas que cada año recuerdan la masacre con fascículos y suplementos especiales. Pero por alguna razón que se nos escapa nunca nadie mostró interés en amplificarla. Nunca la voz de los sobrevivientes, el cuerpo hecho presente por un rato, su pensamiento sin licuaciones. El tono de esas voces, la convicción que transmiten, la confianza en el futuro, la cosmovisión de una época. En este pedazo de historia está todo. Las diferencias entre las distintas organizaciones guerrilleras que participaron de una acción común de características inéditas, las visiones del país, la opción por la lucha armada, el análisis sobre el peronismo, el dolor por las muertes de los compañeros, la inminencia de las elecciones, el impasse otoñal en Cuba a la espera de un año 73 que se creía decisivo.
En 2007, durante los actos por el 35 aniversario de los fusilamientos, llevamos el audio al aeropuerto de Trelew con la ilusión de compartirlo entre los que habían viajado desde distintos rincones del país. Jóvenes que aún no habían nacido en el 72, veteranos que entonces salían de la adolescencia y los lugareños, herederos de la solidaridad de la Comisión por los presos políticos. Tampoco allí, entre funcionarios y organismos de derechos humanos, se logró el eco que esperábamos en el acto central. Finalmente, cuando los discursos oficiales habían terminado y la mayoría de los asistentes recorrían el Espacio para la Memoria que se acababa de inaugurar, el encargado del sonido aceptó el CD que le acercamos. Entonces, en el desierto de la Patagonia, comenzó a escucharse el relato de los protagonistas que hablaban de lo que había sucedido ahí mismo 35 años antes. Un grupo pequeño de ex presos se arremolinó con asombro en torno a esas voces que volvían, sin acertar a descifrar si lo que escuchaban era real o un nuevo desvarío, producto del paso del tiempo.
Más tarde, en 2009 en Radio Del Plata, se escuchó un fragmento de esto que ahora difundimos por nuestros propios medios con el objetivo de que se propague y llegue lo más lejos posible. Cuarenta años después, mientras en Trelew se lleva adelante el juicio a los responsables de una masacre que no respetó siquiera la ley que impuso aquella dictadura. La masacre que expresó el pavor de la clase dominante y anticipó el rostro de lo que venía.
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