En estos caminos electrónicos viaja la rebeldía
que sueña y sueña ...
Y cuando el sueño es de muchos y se sueña juntos... es REALIDAD.
fragmento: declaración de principios de ALIA*

viernes, agosto 07, 2009

EN LA PLAZA CON LAS MADRES


JUEVES EN LA PLAZA CON LAS MADRES

“Son miles y miles,

30.000, 40.000, 50.000, 200.000 en Latinoamérica.”

Hebe de Bonafini. Discurso del 6 de agosto de 2009.

“He vuelto a esta Plaza después de un tiempo de estar encerradita. Para nosotros caminar en la Plaza, no podemos explicar lo que sentimos y cuando no podemos hacerlo, también lo sentimos.

Hoy hay unas cuantas cosas para hablar. Primero, desde aquí, les mandamos un gran abrazo a los compañeros bolivianos que cumplen 184 años de su libertad ¡Viva Bolivia! ¡Un abrazo para todos!

Como ustedes saben, la marcha de hoy la dedicamos a Honduras, a todo el pueblo hondureño que está resistiendo. Hacemos la marcha por la vuelta de Zelaya, porque sea recibido por su pueblo que lo quiere, lo ama y lo defiende.
Repudiamos todas las bases que quieren poner en Colombia, repudiamos al Presidente colombiano y que se dejen de joder los norteamericanos con nuestros pueblos: que pongan las bases adentro de las casas de ellos pero que no nos jodan más.
Ni acá, ni en Colombia, ni en Venezuela ni en Ecuador. No queremos bases de los yanquis, ya basta con lo que los yanquis le hicieron al mundo. Demasiado mal, demasiada muerte trajeron al mundo.
Los yanquis siempre han traído muerte. Terminaron con Irak y ahora quieren seguir con Latinoamérica: nos vamos defender con uñas y dientes. Creo que eso está claro, por eso estamos acá, defendiendo, con lo que podemos, con esta Plaza, que es maravillosa, que la sentimos cada vez más fuerte, que nos damos cuenta que es lo más importante que hemos podido hacer, conservarla y defenderla, y desde aquí defender la libertad de todos los pueblos de Latinoamérica.
Hoy es por Honduras, con todo nuestro corazón. Les mandamos un abrazo enorme desde aquí, desde ésta Plaza, les decimos compañeros hondureños no abandonen la lucha, la única que se pierde es la que se abandona, no abandonen la lucha, compañeros. ¡Defiendan a Zelaya! ¡Viva Honduras! ¡Viva el pueblo hondureño!

Y quiero hablar de esto que o de estas que asoman como las ratas así, un poco la cabeza y se meten de vuelta en la cueva y la vuelven a asomar y la vuelven a meter, y cuando ven alguna presa por ahí, salen corriendo para atraparla.
Hablar de la cantidad de desaparecidos, me parece que es realmente un oprobio, una ofensa, desde esta Plaza repudiamos todo lo que se diga con respecto a los desaparecidos. Son miles y miles, 30.000, 40.000, 50.000, 200.000 en Latinoamérica.
Son nuestros hijos, los defendemos hace 32 años en esta Plaza, nadie puede decir quién sabe más, quién sabe menos. ¿Cuántos son? ¿Qué importa la cantidad? Importa lo que ellos hicieron y lo que ellos significaron. Las Madres no vamos a discutir el número, lo que vamos a discutir es quiénes tenemos derecho a gritar, a decir y a defenderlos y quiénes se asoman de vez en cuando para vender un libro rastrero.

Compañeros, ustedes saben que las Madres no hemos dado nunca por muertos a nuestros hijos, ni los vamos a dar por muertos. Hay muchos que sí quieren buscar cadáveres, hay muchos que sí, están tratando de identificar cuerpos por medio de un fémur o de una cabeza, hay antropólogos y hay entierros multitudinarios. No nos interesan los antropólogos, no nos interesa identificar huesos. Respetamos a los que lo hacen. No vamos a dar ninguna gotita de sangre para saber quién es nuestro hijo, porque nuestro hijo son los 30.000 y los 200.000 de Latinoamérica.
Todos ellos son nuestros hijos. No hay un hijo para nosotras, no, qué esperanza. Hay miles y miles de hijos.
Y hoy, todos los hondureños, que hay más de cien desaparecidos, son nuestros hijos. Y todos los que maten por caerles como le cayeron al gobierno de Honduras también son nuestros hijos. Por lo tanto no hay ninguna gotita de sangre para identificar ningún hueso, respetamos al que lo quiera hacer, pero nosotras jamás vamos a hacer eso porque nuestros hijos no están muertos. Hoy están viviendo en Honduras, con los compañeros, apuntándoles, ayudándoles, empujándolos, dándoles fuerza.
Cada vez que un hombre levante una bandera por la libertad, ahí están nuestros hijos. Por eso no hay gotita de sangre para identificarlos, ni hay huesos que digan este soy. Respetamos a quien lo haga, pero las Madres que nos sentimos Madres de los 30.000, de los 40.000 y los 200.000 de toda Latinoamérica, seguiremos en esta Plaza, levantando la bandera de la revolución, esa que levantaron ellos, esa que nos enseñaron ellos, esta Plaza que ya es nuestra. No podemos discutir qué cantidad, lo que vamos a discutir es lo que estamos haciendo. Jamás dejamos un día de luchar, por eso nos repugna que aquellos que se escondieron un tiempo y vuelven a salir ahora tengan coraje de vender un libro. Hasta el jueves que viene.”

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