Mañana Viernes 14 de agosto estreno en México Ciudad de Mexico y San Antonio de Las Casas
Después de ocho años se estrenará en México la película
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El Un beso en Chiapas
Koldo LANDALUZE
Después de ocho años se estrenará en México la película
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Koldo LANDALUZE
Corazón del tiempo” redescubre el poder de fascinación primitivo que, todavía hoy, puede provocar el medio cinematográfico.
Más allá de sus logros artísticos, este fragmento de realidad rebosa de un entusiasmo contagioso que subvierte la regla preestablecida entre la pantalla y el espectador.
Alberto Cortés ha acertado de lleno a la hora de utilizar actores no profesionales en esta crónica humana enclavada en la anacronía fascinante que provocó el movimiento Zapatista en aquellas comunidades indígenas que padecieron la tiranía de los grandes potentados. Probablemente, y a tenor de una historia que coquetea con el encanto de las mejores telenovelas latinoamericanas, la historia de amor casi imposible que comparten la campesina y el insurgente del EZLN hubiera entrado de lleno en un discurso folletinesco poco apreciado en la cultura occidental y que hubiera lastrado sobremanera la intención del cineasta mexicano.
Enmarcada en una agreste escenografía selvática bien retratada, esta película se muestra como un recordatorio de lo que ha supuesto este movimiento revolucionario que va mucho más allá de la simbología del pasamontañas de Marcos y nos descubre la fuerte raigambre de un modelo social que ha posibilitado la conducta colectiva entre campesinos que ya sienten como propia la tierra que trabajan.
En esta escenografía, surge la chispa de una relación ancestral concretada a partir de dotes. La joven que entra en el intercambio no admite esta transacción en cuanto tropiece con la mirada del guerrillero que le cautivó con una canción.
Este contratiempo provocará una serie de encuentros encaminados a reparar este “error” emocional.
La naturalidad en los movimientos y palabras de los protagonistas permiten llevar a buen término esta simple historia. Pero, más allá de este entusiasta retrato vital, quienes se encargan de definir este estado de las cosas singular enclavado en Chiapas son la anciana y la nieta cuyas complicidades y miradas dicen mucho más que un beso sin pasamontañas y un refugio incierto en la montaña.
Más allá de sus logros artísticos, este fragmento de realidad rebosa de un entusiasmo contagioso que subvierte la regla preestablecida entre la pantalla y el espectador.
Alberto Cortés ha acertado de lleno a la hora de utilizar actores no profesionales en esta crónica humana enclavada en la anacronía fascinante que provocó el movimiento Zapatista en aquellas comunidades indígenas que padecieron la tiranía de los grandes potentados. Probablemente, y a tenor de una historia que coquetea con el encanto de las mejores telenovelas latinoamericanas, la historia de amor casi imposible que comparten la campesina y el insurgente del EZLN hubiera entrado de lleno en un discurso folletinesco poco apreciado en la cultura occidental y que hubiera lastrado sobremanera la intención del cineasta mexicano.
Enmarcada en una agreste escenografía selvática bien retratada, esta película se muestra como un recordatorio de lo que ha supuesto este movimiento revolucionario que va mucho más allá de la simbología del pasamontañas de Marcos y nos descubre la fuerte raigambre de un modelo social que ha posibilitado la conducta colectiva entre campesinos que ya sienten como propia la tierra que trabajan.
En esta escenografía, surge la chispa de una relación ancestral concretada a partir de dotes. La joven que entra en el intercambio no admite esta transacción en cuanto tropiece con la mirada del guerrillero que le cautivó con una canción.
Este contratiempo provocará una serie de encuentros encaminados a reparar este “error” emocional.
La naturalidad en los movimientos y palabras de los protagonistas permiten llevar a buen término esta simple historia. Pero, más allá de este entusiasta retrato vital, quienes se encargan de definir este estado de las cosas singular enclavado en Chiapas son la anciana y la nieta cuyas complicidades y miradas dicen mucho más que un beso sin pasamontañas y un refugio incierto en la montaña.
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