La agencia de noticias del Estado norcoreano, KCNA, informó que Corea Del Norte declaró, mediante un comunicado oficial, el estado de guerra contra Corea del Sur.
A partir de ahora, todos los asuntos pendientes entre los dos países se resolverán como en tiempos de guerra. El comunicado termina con esa etapa ambigua de relaciones bilaterales “que ni son de paz ni son de guerra”.
El ultimátum por parte de Kim Jong-un a sus vecinos del sur continúa: “Todas las acciones del Gobierno, los partidos políticos y las organizaciones serán ahora tomadas partiendo del hecho de que nuestro país se encuentra en estado de guerra con Corea del Sur”.
Por ahora, parece que el discurso ha abandonado su tono eufemístico mantenido por más de 60 años de conflicto y diferencias latentes entre las dos naciones.
La amenaza de guerra entre las dos Coreas ha puesto en alerta a la comunidad mundial, sobre todo a Estados Unidos de América. Lo anterior, debido a que el comunicado advierte que Corea del Norte puede tomar represalias en caso de producirse alguna provocación por Corea del Sur o EE.UU.
En los últimos meses, ha habido un aumento de ejercicios bélicos por parte de las tres naciones involucradas pero, desde el viernes, las bases de misiles norcoreanas han mostrado mayor movilidad de elementos.
En entrevista para RT, el analista político Wilfredo Amr Ruiz declaró que la guerra entre Corea del Sur y su vecino del norte puede traer “consecuencias nefastas para la economía mundial”. El principal punto de conflicto proviene de la cercanía estadounidense con Corea del Sur, lo que representa una presencia indeseable para Corea del Norte.
La ubicación geográfica de las bases militares estadounidenses en Corea del Sur es privilegiada, por lo que difícilmente se negociará el retiro de las Fuerzas Armadas de EE.UU. como punto de acuerdo entre las dos naciones asiáticas.
Para Wilfredo Amr, no existe aún una solución sensata a este problema que “podría conducir a una guerra nuclear en la región”.
Hace unos días, Corea del Norte cortó el “teléfono rojo” con Corea del Sur, como medida previa para la demostración clara de hostilidad.
Pero Estados Unidos no se ha quedado atrás. La Casa Blanca manifestó que tiene la capacidad y la determinación de defender sus intereses y los de sus aliados. El jueves por la noche, el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, advirtió que Estados Unidos se tomó muy en serio las amenazas de Pyongyang.
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