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fragmento: declaración de principios de ALIA*

domingo, marzo 06, 2011

Salud - Memoria: Ramón Carrillo

fuentes: Marcos A. Ordóñez - Alberto Emaldi - TELAM

Aniversario del nacimiento de Ramón Carrillo, 
el hombre que revolucionó la política sanitaria

“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.” (R.C.)

Mañana se cumple el aniversario del nacimiento de Ramón Carrillo, quien fuera el primer ministro de Salud de la Argentina y a quien se le reconoce haber revolucionado la política de la salud pública, a partir de su visión sanitarista enfocada hacia lo social.


Carrillo nació en la provincia de Santiago del Estero un 7 de marzo de 1906 y durante su trabajo en el ministerio, en el primer gobierno de Juan Domingo Perón, desarrolló una política de salud dedicada al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, las obras y la infraestructura hospitalaria y sanitaria.

Carrillo fue el primer ministro de Salud de la Nación ya que hasta su aparición en la vida política, la salud tenía rango de secretaría y fue Perón quien lo convirtió en ministro.

"En la salud pública hubo un antes y después de Carrillo", se sigue admitiendo hoy desde los distintos ámbitos profesionales de la salud.

Se reconoce también en Carrillo al hombre que cambió la historia de la política de salud ya que buscó y consiguió modelar y modernizar el sistema estructurando a partir de allí un nuevo diseño que se adecuara a las características de cada región.

Hoy en la Argentina miles de centros de salud y varios hospitales, muchos de ellos construidos bajo su gestión, llevan su nombre y los profesionales de la salud siguen su legado de una doctrina sanitaria profundamente humanista.
 “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.”(R.C.)
A pesar de su impresionante obra, Carrillo fue enjuiciado, difamado y olvidado durante años. Tanto fue el odio, que la dictadura de Aramburu hasta prohibió que sus restos fueran repatriados del exilio forzado al que tuvo que partir en Belén do Pará en Brasil. Allí, en plena selva amazónica, se dedicó a ocupar un modesto puesto de médico rural hasta su muerte.

Sin embargo, y aunque sus restos pasaron 18 años en el destierro, la obra de Carrillo no pudo ser ocultada. Su revolución perduró y perdura más allá de su muerte. Con simpleza Carrillo dio vida a sus ideales de justicia social y trabajó para que la salud sea un puntal de la construcción de un país más sano y más desarrollado, pero sobre todo, más justo para todos los argentinos.

“Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud
si éstas son accesibles al pueblo”(R.C.)
-Biografía-
Nació un 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero. Luego de cursar estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, guiado y alentado por su vocación parte rumbo a Buenos Aires, para iniciar la Carrera de Medicina. 
Cursa esta carrera de manera brillante y obtiene, al recibirse en 1929, la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción.
Se inclina hacia la neurología y la neurocirugía, colaborando con el Dr. Manuel Balado, eminente neurocirujano de la época, con quien realiza sus primeros trabajos científicos. 
Obtiene una beca universitaria para perfeccionarse en Europa, donde trabaja e investiga junto a los más destacados especialistas del mundo, entre ellos Cornelius Ariens Kappers. 
Regresa a Buenos Aires en plena “Década Infame”, donde puede vivenciar el sistemático saqueo y destrucción que sufre su patria, en un período caracterizado por la profunda decadencia moral de la dirigencia, donde se impone la corrupción, el negociado, la enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una gran mayoría poblacional. 
Adhiere entonces al pensamiento nacional que toma auge en aquella época. Complementa su educación científica con ideas políticas y formación cultural. 
Se vincula con hombres como Homero Manzi, claro representante de nuestra cultura y de las nuevas ideas, y la escuela neurobiológica argentina activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego hospitales Borda y Moyano.
 En 1939 se hace cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central. Este cargo le permite conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del país. 
Toma contacto con las historias clínicas de los aspirantes al servicio militar, procedentes de toda la Argentina, y puede comprobar la prevalencia de enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en los aspirantes de las provincias más postergadas. 
Lleva a cabo estudios estadísticos que determinan que el país sólo contaba con el 45% de las camas necesarias, además distribuidas de manera desigual, con regiones que contaban con 0,00% de camas por mil habitantes. 
Confirmó de esta manera sus recuerdos e imágenes de provincia, que mostraban el estado de postergación en que se encontraba gran parte del interior argentino.
En 1942, con sólo 36 años, gana por concurso la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. 
Grandes cambios se producen en el país: en 1943 es derrocado el régimen de Castillo y asume un gobierno militar. En este contexto conoce en el Hospital Militar al Coronel Juan Domingo Perón, con quien comparte largas conversaciones. Es precisamente el Coronel quien convence al Dr. Carrillo de colaborar en la planificación de la política sanitaria de ese gobierno. 
Luego Perón llegaría a la presidencia, y confirma al Dr. Carrillo al frente de la Secretaría de Salud Pública, que posteriormente se transformaría en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación.
Frente a esta cartera lleva a cabo acciones que no tienen parangón hasta nuestros días. 
Esta revolución sanitaria, diseñada y llevada adelante por Ramón Carrillo, aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954, cuando se retira. 
Erradicó, en sólo dos años, enfermedades endémicas como el paludismo, con campañas sumamente agresivas. Hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. Redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil.
 Dió prioritaria importancia al desarrollo de la medicina preventiva, a la organización hospitalaria, a conceptos como la “centralización normativa y descentralización ejecutiva”. Esta nada tiene que ver con la descentralización que se realizó en los últimos años a nivel hospitalario en nuestro país, que solo responde a fines meramente económicos impuestos por los mercados.
Sin embargo el legado más importante que dejó el Dr. Carrillo fueron las ideas, principios y fundamentos que acompañaron este accionar.
Muere a los 50 años, pobre, enfermo y exiliado, recibiendo por correo aportes de su amigo Salomón Chichilnisky tal como San Martín lo hacía de su amigo Aguado, en Belem do Pará, ciudad del Norte del Brasil, el 20 de diciembre de 1956. 
Quizás pensando, como lo hizo el gran libertador Simón Bolívar, que había arado en el mar ...

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