LA MESA DE ENLACE RESOLVIO POSTERGAR LAS MEDIDAS DE FUERZA CON LAS QUE VENIA AMENAZANDO DESDE HACE SEMANAS
Por David Cufré y Fernando Krakowiak
“El conflicto es imparable”, advirtió el fin de semana el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati. “No somos los piquetes de la abundancia ni sojeros que quieren enriquecerse. Mañana se determinará alguna forma de protesta”, agregó anteayer el titular de Federación Agraria, Eduardo Bu-zzi. La Mesa de Enlace se reunió ayer durante más de cuatro horas supuestamente para concretar lo que Buzzi había anticipado el día anterior: convocar a un nuevo lockout agropecuario. Mientras se desarrollaba el encuentro trascendió que la medida de fuerza empezaría el domingo y duraría tres días. Sin embargo, todo lo que iba a ser no fue. Sorpresivamente, cuando los dirigentes de las cuatro cámaras ruralistas emergieron de su cónclave no llamaron a ningún cese de actividades, sino que anunciaron la postergación de la protesta. Lo atribuyeron a que la presidenta Cristina Fernández había hecho momentos antes un encendido llamado al diálogo a todos los sectores y ellos no lo podían desconocer. El Gobierno celebró la inesperada noticia: “Es muy auspicioso. Es una decisión madura, responsable”, destacó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y dejó abierta la puerta a que la Presidenta reciba a la Mesa de Enlace en los próximos días.
“Entendiendo la preocupación y la gravedad del momento, la Comisión de Enlace ha resuelto postergar cualquier forma de protesta”, explicó Buzzi, como si los días previos e incluso anteayer no hubiera avisado que se venía el “paro”. De hecho, Federación Agraria insistió durante la reunión con Sociedad Rural, Confederaciones Rurales y Coninagro que era conveniente avanzar con la medida de fuerza, pero no encontró el apoyo esperado en esas entidades. Sólo la conducción de Carbap, la federación más importante dentro de Confederaciones Rurales, acompañó a Buzzi en su pedido. Hacia afuera, la razón que adujeron los dirigentes agropecuarios para suspender el lockout fue que el discurso de la Presidenta en la Quinta de Olivos, mientras ellos estaban reunidos, había entregado señales de apertura al diálogo que era conveniente atender.
“Estamos dispuestos a ayudar, estamos dispuestos a colaborar y estamos dispuestos a ser parte de la solución en tanto (la Presidenta) nos convoque y atienda los reiterados pedidos de audiencia que hemos formulado desde esta Comisión”, afirmó Buzzi. El presidente de Coninagro, Carlos Gareto, agregó: “Ante un pedido de la presidenta de la República no podemos decir que no”. Mario Llambías, titular de CRA, insistió: “Somos conscientes del pedido de la Presidenta y del esfuerzo que hay que hacer para mejorar la situación de muchos sectores”.
El contenido y el tono de las declaraciones de los ruralistas fueron todo lo contrario a lo esperado. En comparación con sus mensajes de las últimas semanas y con las conferencias de prensa que esos mismos dirigentes ofrecieron durante los dos últimos conflictos, el que empezó en marzo de 2008 y duró cien días, y el lockout de octubre, lo que sobresalió ayer fue la moderación. Hubo críticas, ironías, reproches, pero en cantidades e intensidad mínimas respecto de lo conocido y de lo preanunciado.
¿Qué fue lo que pasó? La Sociedad Rural, CRA y Coninagro juzgaron que era preferible mostrar ahora comprensión con las preocupaciones sociales por la crisis internacional y pasarle la pelota al Gobierno aceptando participar de una mesa de negociación. La supuesta intención del Ejecutivo de conformar un Consejo Económico y Social a la española y la mención explícita del jefe de Gabinete, Sergio Massa, de que “el campo” debería participar de ese espacio fue un puente que aquellas entidades decidieron ver. “Para retomar el paro hay tiempo”, indicaron a este diario desde una de aquellas cámaras. “A la larga, el paro no resuelve nada. Al Gobierno hay que derrotarlo por la vía electoral y ahora es preferible buscar alternativas de negociación para soluciones concretas de corto plazo”, argumentaron.
Entre las soluciones, algunos dirigentes cuentan el reparto de forraje que está haciendo el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Por más que discrepen con el método y tengan la peor opinión de ese funcionario, en Carbap hay quienes dicen que poner en riesgo el reparto de alimento para el ganado puede ser trágico, y mejorar la asignación puede “hacer la diferencia” frente al problema de la sequía. Analía Quiroga, una de las dirigentes más duras del lockout de marzo del año pasado, ahora está cerca de Moreno en la distribución de alimento para el ganado. El secretario de Comercio Interior apuró el reparto en varias localidades de la provincia de Buenos Aires, en especial entre afiliados a Carbap. Dentro de esa entidad, esta situación dividió las aguas. Su titular, Pedro Apaolaza, quedó del lado de los más críticos al Gobierno y a Moreno, en parte para diferenciarse de Quiroga y su gente pensando en la interna de la entidad. Eso fue lo que lo llevó ayer a reclamar que se avanzara con el lockout, en línea con Buzzi.
Después de horas de deliberaciones, terminó por imponerse la posición “dialoguista”. La Mesa de Enlace apenas consiguió consensuar un discurso común para encarar a la prensa, pero las diferencias entre sus miembros no tardaron en salir a la luz. Buzzi dijo, por ejemplo, que se mantiene la convocatoria a un acto el próximo día 20 en la localidad cordobesa de Leones, en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo. Según su versión, hasta ese día se esperará el llamado del Gobierno a negociar. Si no se concreta, entonces ahí se resolverá volver a la carga con el lockout. “Tenemos mandato de avanzar con la protesta. Sin embargo, tras escuchar a la Presidenta decidimos en la Comisión de Enlace que vamos a postergarla por unos días”, afirmó el presidente de FAA. En cambio, Biolcati, de Sociedad Rural, hizo otra interpretación. “Se atendió el pedido de ayuda a todos los sectores convocados por el Gobierno”, arrancó, pero luego aclaró que “no es prudente fijar plazos a la Presidenta”.
En su discurso en la Quinta de Olivos, durante los anuncios de medidas sociales, Cristina estuvo más a tono con lo que suponía que harían los ruralistas. “Te hierve la sangre tanto egoísmo, avaricia y pobreza al mismo tiempo”, arremetió, en referencia implícita a las corporaciones agropecuarias que supuestamente en ese momento estaban votando el lockout. “Cuando escucho reclamos de tal o cual exención impositiva de sectores que han tenido la suerte de tener grandes rentabilidades (...) te hierve la sangre”, insistió. “Cuando escucho reclamos para bajar impuestos y al mismo tiempo aumentar la protección social, les digo que no hay milagros. Por eso pido que los sectores que más poder tienen contribuyan a sostener este modelo que también es para ellos”, machacó. “A todos nos gusta ganar un poco más, pero tenemos que entender que necesitamos un país más justo”, completó. Esas declaraciones fueron leídas por la Mesa de Enlace como conciliadoras y un “llamado al diálogo”. Por ahora todos lo niegan, pero no faltan especulaciones sobre un supuesto avance en las conversaciones informales entre el Gobierno y un sector de la dirigencia rural para acordar una convivencia pacífica mientras dure la crisis
“El conflicto es imparable”, advirtió el fin de semana el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati. “No somos los piquetes de la abundancia ni sojeros que quieren enriquecerse. Mañana se determinará alguna forma de protesta”, agregó anteayer el titular de Federación Agraria, Eduardo Bu-zzi. La Mesa de Enlace se reunió ayer durante más de cuatro horas supuestamente para concretar lo que Buzzi había anticipado el día anterior: convocar a un nuevo lockout agropecuario. Mientras se desarrollaba el encuentro trascendió que la medida de fuerza empezaría el domingo y duraría tres días. Sin embargo, todo lo que iba a ser no fue. Sorpresivamente, cuando los dirigentes de las cuatro cámaras ruralistas emergieron de su cónclave no llamaron a ningún cese de actividades, sino que anunciaron la postergación de la protesta. Lo atribuyeron a que la presidenta Cristina Fernández había hecho momentos antes un encendido llamado al diálogo a todos los sectores y ellos no lo podían desconocer. El Gobierno celebró la inesperada noticia: “Es muy auspicioso. Es una decisión madura, responsable”, destacó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y dejó abierta la puerta a que la Presidenta reciba a la Mesa de Enlace en los próximos días.
“Entendiendo la preocupación y la gravedad del momento, la Comisión de Enlace ha resuelto postergar cualquier forma de protesta”, explicó Buzzi, como si los días previos e incluso anteayer no hubiera avisado que se venía el “paro”. De hecho, Federación Agraria insistió durante la reunión con Sociedad Rural, Confederaciones Rurales y Coninagro que era conveniente avanzar con la medida de fuerza, pero no encontró el apoyo esperado en esas entidades. Sólo la conducción de Carbap, la federación más importante dentro de Confederaciones Rurales, acompañó a Buzzi en su pedido. Hacia afuera, la razón que adujeron los dirigentes agropecuarios para suspender el lockout fue que el discurso de la Presidenta en la Quinta de Olivos, mientras ellos estaban reunidos, había entregado señales de apertura al diálogo que era conveniente atender.
“Estamos dispuestos a ayudar, estamos dispuestos a colaborar y estamos dispuestos a ser parte de la solución en tanto (la Presidenta) nos convoque y atienda los reiterados pedidos de audiencia que hemos formulado desde esta Comisión”, afirmó Buzzi. El presidente de Coninagro, Carlos Gareto, agregó: “Ante un pedido de la presidenta de la República no podemos decir que no”. Mario Llambías, titular de CRA, insistió: “Somos conscientes del pedido de la Presidenta y del esfuerzo que hay que hacer para mejorar la situación de muchos sectores”.
El contenido y el tono de las declaraciones de los ruralistas fueron todo lo contrario a lo esperado. En comparación con sus mensajes de las últimas semanas y con las conferencias de prensa que esos mismos dirigentes ofrecieron durante los dos últimos conflictos, el que empezó en marzo de 2008 y duró cien días, y el lockout de octubre, lo que sobresalió ayer fue la moderación. Hubo críticas, ironías, reproches, pero en cantidades e intensidad mínimas respecto de lo conocido y de lo preanunciado.
¿Qué fue lo que pasó? La Sociedad Rural, CRA y Coninagro juzgaron que era preferible mostrar ahora comprensión con las preocupaciones sociales por la crisis internacional y pasarle la pelota al Gobierno aceptando participar de una mesa de negociación. La supuesta intención del Ejecutivo de conformar un Consejo Económico y Social a la española y la mención explícita del jefe de Gabinete, Sergio Massa, de que “el campo” debería participar de ese espacio fue un puente que aquellas entidades decidieron ver. “Para retomar el paro hay tiempo”, indicaron a este diario desde una de aquellas cámaras. “A la larga, el paro no resuelve nada. Al Gobierno hay que derrotarlo por la vía electoral y ahora es preferible buscar alternativas de negociación para soluciones concretas de corto plazo”, argumentaron.
Entre las soluciones, algunos dirigentes cuentan el reparto de forraje que está haciendo el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Por más que discrepen con el método y tengan la peor opinión de ese funcionario, en Carbap hay quienes dicen que poner en riesgo el reparto de alimento para el ganado puede ser trágico, y mejorar la asignación puede “hacer la diferencia” frente al problema de la sequía. Analía Quiroga, una de las dirigentes más duras del lockout de marzo del año pasado, ahora está cerca de Moreno en la distribución de alimento para el ganado. El secretario de Comercio Interior apuró el reparto en varias localidades de la provincia de Buenos Aires, en especial entre afiliados a Carbap. Dentro de esa entidad, esta situación dividió las aguas. Su titular, Pedro Apaolaza, quedó del lado de los más críticos al Gobierno y a Moreno, en parte para diferenciarse de Quiroga y su gente pensando en la interna de la entidad. Eso fue lo que lo llevó ayer a reclamar que se avanzara con el lockout, en línea con Buzzi.
Después de horas de deliberaciones, terminó por imponerse la posición “dialoguista”. La Mesa de Enlace apenas consiguió consensuar un discurso común para encarar a la prensa, pero las diferencias entre sus miembros no tardaron en salir a la luz. Buzzi dijo, por ejemplo, que se mantiene la convocatoria a un acto el próximo día 20 en la localidad cordobesa de Leones, en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo. Según su versión, hasta ese día se esperará el llamado del Gobierno a negociar. Si no se concreta, entonces ahí se resolverá volver a la carga con el lockout. “Tenemos mandato de avanzar con la protesta. Sin embargo, tras escuchar a la Presidenta decidimos en la Comisión de Enlace que vamos a postergarla por unos días”, afirmó el presidente de FAA. En cambio, Biolcati, de Sociedad Rural, hizo otra interpretación. “Se atendió el pedido de ayuda a todos los sectores convocados por el Gobierno”, arrancó, pero luego aclaró que “no es prudente fijar plazos a la Presidenta”.
En su discurso en la Quinta de Olivos, durante los anuncios de medidas sociales, Cristina estuvo más a tono con lo que suponía que harían los ruralistas. “Te hierve la sangre tanto egoísmo, avaricia y pobreza al mismo tiempo”, arremetió, en referencia implícita a las corporaciones agropecuarias que supuestamente en ese momento estaban votando el lockout. “Cuando escucho reclamos de tal o cual exención impositiva de sectores que han tenido la suerte de tener grandes rentabilidades (...) te hierve la sangre”, insistió. “Cuando escucho reclamos para bajar impuestos y al mismo tiempo aumentar la protección social, les digo que no hay milagros. Por eso pido que los sectores que más poder tienen contribuyan a sostener este modelo que también es para ellos”, machacó. “A todos nos gusta ganar un poco más, pero tenemos que entender que necesitamos un país más justo”, completó. Esas declaraciones fueron leídas por la Mesa de Enlace como conciliadoras y un “llamado al diálogo”. Por ahora todos lo niegan, pero no faltan especulaciones sobre un supuesto avance en las conversaciones informales entre el Gobierno y un sector de la dirigencia rural para acordar una convivencia pacífica mientras dure la crisis
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