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fragmento: declaración de principios de ALIA*

miércoles, junio 02, 2010

Cultura: Murío el gran poeta pampeano Juan Carlos Bustriazo Ortiz


fuente: diariotextual.com
fotos arch. ALIA: XVI FESTIVAL INTERNACIONAL de la POESÍA de ROSARIO - noviembre del 2008

La obra de Bustriazo (80 años), una de las poéticas más personales del panorama de la poesía argentina del siglo XX, permaneció olvidada
durante décadas. En los últimos años, sus versos habían empezado a ser reconocidos cada vez más en el ámbito nacional.

La noticia de su fallecimiento, conmovió a escritores, músicos y amigos. Se fue el "Penca", con sus mágicos neologismos. Un pedazo de la poesía pampeana.

El deceso ocurrió en su casa de Santa Rosa. Será sepultado en el cementerio local hoy, a las 10.

Había nacido el 3 de diciembre de 1929, en Santa Rosa. Fue policía durante algo más de una década, profesión en la que recorrió La Pampa. También fue linotipista y, finalmente, se entregó por completo a la poesía y la vida bohemia.

Numerosos compositores pampeanos han puesto música a sus obras. Tiene 79 libros, de los que hay publicados media docena. Entre sus obras se destacan "Elegías de la piedra que canta", "Aura del Estilo", "Unca bermeja", "Canto quetral" y "Poemas puelches".

Lejos del escenario de las letras porteñas, sin embargo la repercusión alcanzada por sus poemas excede largamente los límites provinciales. Está considerado entre los más importantes poetas nacionales.

Un homenaje a Bustriazo: "Quién te galopa y galopa..."

por Sergio De Matteo, uno de los escritores que en los últimos tiempos más difundió la obra de Bustriazo Ortiz, escribe una sentida nota sobre el gran poeta. "Esta madrugada la patria chica quedó mustia, sin colores, repentinamente los pájaros se llamaron a silencio", dijo De Matteo.

Esta madrugada la patria chica quedó mustia, sin colores, repentinamente los pájaros se llamaron a silencio; es que se fue apagando, sin decir nada, un fuego ancestral...

Hoy también nos hemos quedado sin palabras, por lo menos, de las esenciales, las que son cortejadas por los poetas; es que todas se fueron acompañándote, "Penca" Bustriazo Ortiz. Además, una escolta de mariposas de grandes alas escarlatas revolotea en tu despedida.

Siempre hay una estación inicial, un lugar donde se fundamenta la canción, y los textos del "Canto Quetral" partieron desde Puelches; pero su destino son andenes que todavía no se construyeron, en el que aguardarán los futuros lectores.

El punto de origen de una obra se articula entre dos vertientes, la biblioteca, en su condición de archivo, y el espacio que contiene al autor; porque el contexto geográfico y sociocultural dialoga con su poética. La escritura es testimonio, forma parte de un bloque histórico determinado; así como vivir es recordar, escribir es resignificar los sedimentos simbólicos. Es que la literatura es un hecho social, y de esa condición se puede renegar pero es imposible despegarse.

Sin duda, existe un territorio en que cuaja la cartografía verbal, y es el sitio mismo de la escritura, en donde la estética esboza y fija en símbolos las percepciones de cada escritor. Y ese caso es el que representa la poética de Bustriazo, tanto lo producido en su etapa folclórica como en la más experimental. También debe quedar claro de que las obras y los escritores tienen, y han logrado, una forma particular de tratar el lenguaje, de relacionarse con la serie literaria y la tradición, asumiendo la realidad que les ha tocado en suerte. Por eso cuando se logra fundar el nombre ("hoy salí de mi caverna..."), es posible elaborar un camino en donde todo autor recrea su propia cosmovisión del mundo: "de memoria deambulo con la tinta".

La experiencia más profunda de la escritura es el lenguaje, porque es un viaje intenso por las canteras del verbo; donde ausencia y presencia se concatenan en la búsqueda de la palabra mesiánica: "Adiós, adiós. Hasta mañana, lengua,/ lueguito o no, luegura si me llega,/ levántar me, nacerme de la huesa,/ la sabanura, almohada, estotra greda/ de la que subo taza, vaso o luenga/ jarra de Juan. Hasta mañana, lengua!".

Bien lo resumió Cristian Aliaga: "La creación de una saga original, pampeano-universal, que va del clasicismo a la ruptura, lo distingue con brillo único de lo escrito en el país".

Bajo esta apreciación, "la pampa territoriana" es el lugar en que el Flamenco Bustriz eligió para vivir, y ha sido el locus desde donde engendró su capital simbólico que, antropofagia mediante, refiere tal contingencia existencial. Por supuesto, desde una estética multicultural habla y contextualiza a los demás; inscribiéndose, a su vez, como espejo y referencia, en ese diálogo cultural que entabló con el espacio y sus habitantes. Y por qué no decirlo, también fue más allá, en donde sobrenada el mito y los rituales, y lo hizo para devolverle ese carácter prístino y mágico a la palabra: "Bardo Juanllanca nunca digas nada/ que allá en el Sur cambiaste tu tierna alma/ para ejercer virtud con tu palabra/ para engendrarle un brujo a la guitarra..."; y más contundente es cuando refiere: "Palabras:/ soy el ghenpín: ordénoles hacer la magia!".

Se conjetura que esa es la relación vinculante que establece el poeta ante su lector, colocando delante del mismo, a través del artificio de la palabra, un mundo verosímil, poético, contaminando de filigranas ilusorias los múltiples planos de la realidad. La percepción del poema es "real" sólo en su acto de lectura, en su proyección oral, en su comunicación dialógica. Es donde el síntoma estalla, se expande, y en consecuencia funciona la literatura; y ahí emerge la impronta de Bustriazo, distinto a todos los escribas que lo precedieron.

En su soledad fue mirando como los amigos iban partiendo, Enriquito Fernández Mendía, Guillermo Mareque, Guri Jáquez, Tucho Rodríguez, Julio Domínguez y su "mamita", Vicenta Ortiz Ñañez. Y ahora todos vuelan más alto, en una gran ronda de guitarras, han dejado atrás esas piedras que pretendían sujetar las llamas; conjuraron el largo día y la cómplice noche para conquistar la eternidad.

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