Gregorio Selser fue, como escribe Jorge Boccanera en este artículo para La Tecl@ Eñe, un maestro de la investigación periodística. El 27 de agosto se cumplieron veinticinco años de la muerte en México de Selser, y la fecha pasó inadvertida en medio de un clima periodístico donde reina la desinformación y el regodeo en lo banal. Selser dedicó su vida a investigar y develar tramas oscuras, como por ejemplo, las responsabilidades históricas de los Estados Unidos de Norteamérica en los golpes militares en la región. Develar, esa fue su tarea.
Por Jorge Boccanera*
(especial para La Tecl@ Eñe)
El pasado 27 de agosto se cumplieron veinticinco años de la muerte en México de Gregorio Selser, maestro del periodismo de investigación en América Latina. La fecha pasó desapercibida en los medios argentinos, volcados en su mayoría a la desinformación, la manipulación, la chicana, la mera reproducción de cables de agencias extranjeras, cuando no, el regodeo en lo banal y la espectacularización de lo nimio. Cada vez más el papel periódico, que tras su lectura servía para envolver cosas, ha resumido desde hace décadas su labor humillante de “empaquetar” a la gente.
La extensa tarea periodística de este escritor, historiador y catedrático nacido en Buenos Aires en 1922 y fallecido en 1991, podría resumirse en un término: develar. A esa labor dedicó su vida, a investigar y dilucidar tramas oscuras, escamoteadas, vale decir, a “desempaquetar”. Lo guiaba esa ética temprana; a los 15 años fue a la cárcel por vender en la calle bonos en favor de la República Española; y a los 18 lo encerraron en Devoto por participar en una manifestación callejera en apoyo de los Aliados, durante la segunda Guerra Mundial. Había estado de sitio y gobernaba Ramón Castillo.
Socialista desde antes de cumplir la mayoría de edad, Selser se formó como ayudante de Alfredo Palacios, la persona que, según dijo, más lo influyó respecto al interés por los temas de América latina. Otras de sus ascendencias están en las ideas de Manuel Ugarte, José Ingenieros, el peruano José Carlos Mariátegui, los hermanos Flores Magón, de México y, entre otros, el ensayista y periodista uruguayo Carlos Quijano. No ocultaba su admiración por Julio Cortázar (ambos fueron galardonados en la Nicaragua en guerra de 1983 con la Orden “Rubén Darío”) y por Rodolfo Walsh, su jefe en la agencia noticiosa cubana Pensa Latina. Del primero, destacó su “dedicación” y coraje profesional; mientras que de Walsh subrayaba “su honestidad y su calidad humana”.
Autor de cincuenta libros, Selser, exiliado en México en 1976, fue un autor maduro, ya que su primer título, Sandino, General de Hombres Libres (1955), se convirtió pronto en un libro de consulta, un clásico. Le siguieron títulos como El Guatemalazo, El Rapto de Panamá, Reagan de El Salvador a las Malvinas, Bolivia. El cuartelazo de los cocadolares y Honduras. República alquilada. Su copiosa obra muestra un quehacer fundamentado en mostrar el revés de la trama mediante un exhaustivo trabajo de investigación que lo sitúa como un pionero del periodismo histórico. Resulta paradójico que un hombre que manejaba un archivo laberíntico de bibliografía variopinta se adelantara a temas como las relaciones entre el poder y el narcotráfico, la prensa como máquina de propaganda y su acción desmovilizadora, los intentos renovados por un canal interoceánico en Nicaragua, la restauración conservadora en Estados Unidos de la mano del tea party y candidatos republicanos, el poder en manos de las multinacionales y la geopolítica impulsada tras bambalinas por la industria armamentista. Sin contar con los medios tecnológicos actuales, Selser se adelantó también al WikiLeaks. El lingüista Noam Chomsky, quien sostiene que “las actuales filtraciones de WikiLeaks “son interesantes, primordialmente por lo que nos aclaran de cómo funciona el servicio diplomático”, un doble discursos que revela “el profundo odio a la democracia por parte de nuestros líderes políticos" y los entresijos de una diplomacia encaminada a sostener los intereses de las grandes corporaciones, calificó a Gregorio Selser de “individuo excepcional”; en verdad, el trabajo de análisis sobre Nicaragua del filósofo de Pensilvania desarrollado en los años 80, le debe mucho al autor de ensayos como Nicaragua de Walker a Somoza.
Selser, un sabio autodidacta que pasó por distintos oficios antes del periodismo en el diario La Prensa, confesó que uno de sus trabajos de juventud había sido el de relojero. Desarmaba y armaba relojes, y siempre le quedaban piezas que no encajaban. Es de suponer que un poco de ese oficio trasladó a sus investigaciones periodísticas. Por lo menos en el modo en que desglosa los ejes de cada tema y muestra al lector el mecanismo interior de una diplomacia grosera, los engranajes de las multinacionales y, tras la carátula y el dial del aparato, una geopolítica pensada por estrategas militares. Lejos de una retórica extraviada en galimatías, subterfugios y eufemismos, habla sin tapujos de “operaciones encubiertas” y de “la democracia a palos”.
El modo en que investiga, recopila información, ordena, clasifica y analiza, revela que más allá de la noticia fría, Selser abre los datos, para contextualizarlos y ubicar su sentido. Del modo de vincular todos los elementos, devendrá en estilo en libros que orquestan una narrativa en la que se cruza la biografía, la historia y la intriga, en un relato coral de voces que dan los matices de la animosidad que guía los hechos. Para ello se vale de declaraciones, cartas, entrevistas, proclamas, intervenciones diversas que si por un lado ponen al descubierto contradicciones, bajadas de línea y falsedades, por el otro destacan el valor, las ideas y el espíritu de lucha que anima a quienes resisten ese poder hegemónico.
En 2010 la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), editó un proyecto de largo aliento de Selser, su Cronología de las intervenciones extranjeras en América en cuatro tomos y una guía; obra monumental en la cual circula la historia no oficial de la región de 1776 a 1991. El mismo autor dejó escrito su objetivo en un prólogo: “Con respaldo bibliográfico abundante… comprenderé… una descripción minuciosa y puntual, siguiendo un orden cronológico riguroso, de los distintos hechos y situaciones que jalonaron los procesos intervencionistas de Estados Unidos en el hemisferio desde principios del siglo pasado hasta el presente”. Especifica que se ocupará de señalar: “no solamente las intervenciones armadas francas y oficiales”, sino también aquellas “de carácter político, diplomático y económico en una variada gama de expresiones expansionistas, imperialistas, hegemonistas y neocolonialistas”. Precisamente la UACM conserva en el Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CMeNa), dirigido con pericia por Beatriz Torres, el “Archivo de Gregorio y Marta Selser”, con más de dos millones de documentos de la biblioteca de Selser.
Convicción, justicia, lucidez, entrega, minuciosidad, tenacidad, humanismo, son palabras que le caben a este maestro que solía decir que la política se dio en él, antes del periodismo Y que seguramente los libros eran “una prolongación inevitable de mi militancia”. También deslizó en alguna entrevista que le hubiera gustado ser director de orquesta. No dirigió ninguna. En cambio fue un formador de conciencias; una especie de despertador que logró fisurar la piedra del letargo que han tratado de inocular distintas dictaduras de mercado en el espíritu de nuestros pueblos, a través de la historia.
Lavallol, 8 de septiembre de 2016
*Poeta, periodista. Docente/Cátedra de poesía de la UNSAM.
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