Buenos Aires, domingo 20 de julio de 2014
Una vez más, y por tercera vez en menos de 6 años, la población civil ha quedado atrapada en medio de las acciones armadas de Hamás y el uso desproporcionado y excesivo de la fuerza militar por parte de Israel.
Argentina rinde un homenaje profundo, lleno de dolor, a todos los niños que han sido asesinados en las últimas semanas.
El día 12 de julio el Consejo de Seguridad envió un mensaje claro. Hizo un llamamiento para desescalar la situación de violencia, para que se restaurase la calma y se restituyera el cese del fuego alcanzado en noviembre de 2012. También pidió con firmeza que se respetara el derecho internacional humanitario y se protegiera a los civiles.
Condenamos de manera enérgica que Israel, desafiando los llamados del Consejo de Seguridad, del Secretario General y los de muchas otras voces de la comunidad internacional, haya decidido escalar la crisis lanzando una ofensiva terrestre. Esta decisión solamente generará más inestabilidad en la región, más víctimas y más sufrimiento.
Asimismo, condenamos el continuo e indiscriminado lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia las ciudades de Israel.
Exhortamos a apoyar a los esfuerzos que llevan adelante Egipto y otros actores regionales e internacionales para establecer un cese del fuego inmediato y duradero.
Exigimos permitir el acceso sin trabas de la asistencia humanitaria; garantizar un flujo sostenido y regular de bienes y personas a través de los pasos fronterizos.
De manera más amplia, estos trágicos acontecimientos han vuelto a poner de manifiesto la urgente necesidad de que se reanude un proceso de negociación genuina y sobre la base de los parámetros aceptados internacionalmente para que se concrete la solución de dos Estados viviendo en paz.
Nada sustituye al diálogo y a la negociación para plasmar esa visión en una realidad concreta. Lograr ese objetivo debe seguir siendo la prioridad.
La Argentina está convencida de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tiene que recuperar su vocación de jugar un rol decisivo en esta situación sin someterse a los intereses de quienes ejerciendo el derecho a veto paralizan al máximo organismo multilateral encargado de evitar los conflictos militares.
La comunidad internacional debe garantizar que los responsables de tanta muerte, tanta destrucción y tanto futuro truncado no queden impunes, y que las víctimas no sean condenadas al olvido. Debemos tener memoria y exigir justicia para que, realmente, exista una paz duradera.
Información para la prensa Nº 191/14
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