| El Periódico de Catalunya |
1. • El Gobierno de facto restringe aún más las libertades constitucionales
2. • El secretario de la OEA expondrá hoy al presidente impuesto la condena internacional
Al mismo tiempo que el Gobierno de facto de Honduras se hacía jalear por manifestaciones cada vez más nutridas, el Parlamento que entronizó al nuevo presidente, Roberto Micheletti, reforzó el toque de queda y restringió aún más durante la noche las garantías constitucionales de libertad personal, asociación, circulación y tiempo de detención. La policía intensificó la búsqueda de docenas de líderes populares que se encuentran bajo las piedras.
Mientras, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, anunció que viajará hoy a Tegucigalpa para reunirse con Micheletti. El primero espera lograr la restitución del presidente depuesto, Manuel Zelaya. El segundo, dar su versión sobre la crisis política generada por el golpe militar. Zelaya, por su parte, tiene que sopesar si finalmente viaja a Honduras una vez expire el ultimátum de la OEA.
DETENCIONES EXTENDIDAS / Solo las patrullas, ambulancias y repartidores de periódicos circulan por la noche. «Para garantizar la paz y la seguridad», el Parlamento, que el domingo consumó el golpe de Estado después de que los militares detuvieran y deportaran a Zelaya, aprobó ayer un «decreto de ejecución inmediata» para restringir las garantías y extender la detención e incomunicación a más de 24 horas. El diputado Rolando Dubon, del Partido Liberal, al que pertenecía Zelaya, apuntó que la medida busca también controlar a los extranjeros que, según los golpistas, participan en las protestas.
Otro diputado, Antonio Rivera, del opositor Partido Nacional, precisó que de día se pueden celebrar manifestaciones «siempre y cuando vayan enmarcadas en la ley y el orden». Así, las marchas que iban in crescendo eran las de quienes seguían gritando contra Mel –como la gente conoce a Zelaya– y permitían que los periódicos, uniformados como militares, titularan Sí al nuevo Gobierno y Multitudinarias manifestaciones por la democracia y la paz. Ayer, unas 5.000 personas marcharon contra Zelaya en el centro de la capital. Defendemos la Constitución, rezaba el texto de varias pancartas.
Las manifestaciones de los seguidores de Zelaya fueron menos numerosas. Un portavoz opositor afirmó que «la derecha moviliza a los empleados con amenazas de despido» y que «los movimientos sociales están preparando la gran marcha para el día en que llegue Mel». Otro, de la organización Vía Campesina, aseguró que «a pesar de las represalias, hay en el país más de 30 tomas de carreteras». Los opositores denunciaron «la persecución de los principales líderes del movimiento popular». La Corte Suprema de Justicia, que también jugó un papel destacado en el golpe militar, emitió una orden de captura contra 25 dirigentes populares, que, como muchos otros, se encuentran escondidos.
Entre los buscados está el hondureño Candelario Reyes, delegado de la oenegé española Fundación Comparte. Reyes dijo en un e-mail que está a salvo pero «en la clandestinidad» porque teme por su vida. Reyes es muy conocido en la región de Santa Bárbara, donde coordina un centro que alberga y educa a más de 2.000 niños. «El cerco del silencio y el estado de sitio es terrible. Los escuadrones de la muerte se han reactivado. Estamos ante un espejo de sangre», señaló. Otra cooperante española, Irene Fernández, de la Asamblea de Cooperación por la Paz, contó que la población ha empezado a tener un «miedo real y fundado». Ella misma se decía preocupada."
1. • El Gobierno de facto restringe aún más las libertades constitucionales
2. • El secretario de la OEA expondrá hoy al presidente impuesto la condena internacional
Al mismo tiempo que el Gobierno de facto de Honduras se hacía jalear por manifestaciones cada vez más nutridas, el Parlamento que entronizó al nuevo presidente, Roberto Micheletti, reforzó el toque de queda y restringió aún más durante la noche las garantías constitucionales de libertad personal, asociación, circulación y tiempo de detención. La policía intensificó la búsqueda de docenas de líderes populares que se encuentran bajo las piedras.
Mientras, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, anunció que viajará hoy a Tegucigalpa para reunirse con Micheletti. El primero espera lograr la restitución del presidente depuesto, Manuel Zelaya. El segundo, dar su versión sobre la crisis política generada por el golpe militar. Zelaya, por su parte, tiene que sopesar si finalmente viaja a Honduras una vez expire el ultimátum de la OEA.
DETENCIONES EXTENDIDAS / Solo las patrullas, ambulancias y repartidores de periódicos circulan por la noche. «Para garantizar la paz y la seguridad», el Parlamento, que el domingo consumó el golpe de Estado después de que los militares detuvieran y deportaran a Zelaya, aprobó ayer un «decreto de ejecución inmediata» para restringir las garantías y extender la detención e incomunicación a más de 24 horas. El diputado Rolando Dubon, del Partido Liberal, al que pertenecía Zelaya, apuntó que la medida busca también controlar a los extranjeros que, según los golpistas, participan en las protestas.
Otro diputado, Antonio Rivera, del opositor Partido Nacional, precisó que de día se pueden celebrar manifestaciones «siempre y cuando vayan enmarcadas en la ley y el orden». Así, las marchas que iban in crescendo eran las de quienes seguían gritando contra Mel –como la gente conoce a Zelaya– y permitían que los periódicos, uniformados como militares, titularan Sí al nuevo Gobierno y Multitudinarias manifestaciones por la democracia y la paz. Ayer, unas 5.000 personas marcharon contra Zelaya en el centro de la capital. Defendemos la Constitución, rezaba el texto de varias pancartas.
Las manifestaciones de los seguidores de Zelaya fueron menos numerosas. Un portavoz opositor afirmó que «la derecha moviliza a los empleados con amenazas de despido» y que «los movimientos sociales están preparando la gran marcha para el día en que llegue Mel». Otro, de la organización Vía Campesina, aseguró que «a pesar de las represalias, hay en el país más de 30 tomas de carreteras». Los opositores denunciaron «la persecución de los principales líderes del movimiento popular». La Corte Suprema de Justicia, que también jugó un papel destacado en el golpe militar, emitió una orden de captura contra 25 dirigentes populares, que, como muchos otros, se encuentran escondidos.
Entre los buscados está el hondureño Candelario Reyes, delegado de la oenegé española Fundación Comparte. Reyes dijo en un e-mail que está a salvo pero «en la clandestinidad» porque teme por su vida. Reyes es muy conocido en la región de Santa Bárbara, donde coordina un centro que alberga y educa a más de 2.000 niños. «El cerco del silencio y el estado de sitio es terrible. Los escuadrones de la muerte se han reactivado. Estamos ante un espejo de sangre», señaló. Otra cooperante española, Irene Fernández, de la Asamblea de Cooperación por la Paz, contó que la población ha empezado a tener un «miedo real y fundado». Ella misma se decía preocupada."
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