En el campo el diálogo se parece a monólogo
Los ruralistas piden retenciones cero para todas las producciones agropecuarias, menos para la soja, donde están dispuestos a aceptar un 25 por ciento temporal sólo para los grandes productores. Duras críticas al oficialismo.
Por Fernando Krakowiak - Página 12
Los dirigentes de la Mesa de Enlace dejaron entrever ayer una singular idea sobre lo que entienden por “diálogo” al afirmar que esperan que el Gobierno apruebe el listado de exigencias que llevarán el viernes a la reunión con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Sienten que luego de las elecciones legislativas quedaron en una posición inmejorable y no quieren dejar pasar la oportunidad. “Nos decían que les ganemos en las urnas y les ganamos. ¿Que nos queda por ganar? El problema es que nadie de la oposición se hizo cargo. La pelota está picando y hay que agarrarla antes de que la agarren los Kirchner”, afirmó ayer el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, metiéndole presión a los partidos políticos aliados ante un auditorio de productores enfervorizados que se regodeaban con cada crítica al oficialismo y subían la apuesta a los gritos: “Hay que sacarlos”, “que se vayan”, “ladrones”, “tienen que ir presos”, “el viernes hay que ir con el cuchillo bajo el poncho”.
En el escenario del Pabellón Rojo de La Rural, los dirigentes de las entidades sonreían ante cada comentario del público y se iban entusiasmando cada vez más. “No hay margen para que esto sea más cosmética y más maquillaje. Ni ellos tienen margen político ni nosotros tenemos la disposición a una tolerancia indefinida”, sostuvo Eduardo Buzzi, quien ni siquiera tuvo piedad con los gestos conciliadores que viene haciendo el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. “No hay margen para que vengan a querer reconciliarse con una visita como hizo Scioli. Recién hoy (por ayer) le va a explicar a la Presidenta. ¿Donde estaba durante todo este tiempo?”, remarcó el presidente de Federación Agraria, pese a que desde las elecciones no paró de criticar al Gobierno por “no escuchar el mensaje de las urnas”.
El vicepresidente de Confederaciones Rurales y diputado electo por la Coalición Cívica y Social, Ricardo Buryaille, también se acordó de Scioli. “Yo nunca confundí un travesti con una mujer. Por eso les pido que no confundamos el travestismo político con lo que realmente es. Yo lo quisiera tener como compañero de truco porque no sé si miente ahora o mentía antes. No se le mueve un músculo”, remató e hizo silencio para darles lugar a los silbidos.
Por si algún desprevenido no había entendido el mensaje, Llambías reiteró el ultimátum que llevarán a la reunión con el Gobierno. “El jefe de Gabinete, la Presidenta y todos los funcionarios tienen que saber que el campo va el viernes a encontrar soluciones. No queremos más demoras.” Luego la emprendió contra Néstor Kirchner. Durante la campaña electoral, el ex presidente había tildado a los ruralistas de “hijos de Martínez de Hoz” y Llambías se vio en la obligación de aclarar que él no había sentido esa calificación como una ofensa. “Martínez de Hoz fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina y merece el mayor de mis respetos”, aseguró en referencia al bisabuelo de José Alfredo, ministro de Economía de la última dictadura militar. Los presentes en la sala agradecieron el gesto con una ovación.
Luego de la catarsis colectiva, los ruralistas detallaron su pliego de condiciones. Exigen retenciones cero para todas las producciones agropecuarias, menos para la soja, donde están dispuestos a aceptar un 25 por ciento, aunque sólo para los grandes empresarios. Van a pedir que a los que producen hasta 700 toneladas les den un bono por un monto equivalente a las retenciones que podrían aplicar al pago de cualquier obligación impositiva, mientras que los que producen hasta 1500 toneladas obtendrían otro bono para ser destinado al pago de Ganancias. Además, dijeron que su intención es que ese 25 por ciento sea sólo coyuntural, hasta que el Gobierno encuentre otra vía de financiamiento. La lista de reclamos también incluye un pedido de liberación de precios y de exportaciones.
Parece una apuesta de máxima, pero “las bases” que estaban presentes en el acto lo consideraron insuficiente y comenzaron con los silbidos y los abucheos apenas sus representantes mencionaron la palabra bono. En ese momento tomó la posta Carlos Garetto, presidente de la supuestamente moderada Coninagro. “Las retenciones son el impuesto más recesivo y más confiscatorio del país. No existe en ningún lugar del mundo (sic), pero lo que estamos planteando es una eliminación gradual que no afecte el equilibrio fiscal”, remarcó ante los chacareros más fanáticos que por un momento miraron a los dirigentes como si fueran traidores a la patria. Entonces fue el turno de Buzzi, quien también consideró necesario congraciarse con los presentes en la sala. “Las retenciones a la Federación Agraria tampoco le gustan, pero van a quedar al menos otros tres años. Por lo tanto, lo que hay que hacer es condicionarlas, acotarlas y ponerles fecha de vencimiento. La aspiración de todos nosotros es retenciones cero”, afirmó como si fuera el presidente de la Sociedad Rural.
Los empresarios le apuntaron luego a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) que ven como la máxima expresión del “intervencionismo estatal”. “Queremos que la Oncca vuelva a cumplir sus funciones originales de fiscalización, sino no hay ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo”, dijo Biolcati. Enseguida Ricardo Buryaille fue más allá y sostuvo que la Oncca debería cumplir “funciones estadísticas, si es que sirve de algo”.
En todo momento, los ruralistas dejaron entrever que no confían en la convocatoria oficial y que sus fichas están puestas en el Congreso. De hecho, las exigencias que llevarán el viernes están armadas casi para que les digan que no y entonces seguir con la vía parlamentaria sin cargar con el peso de haber desconocido el diálogo. De otro modo, resulta difícil entender el planteo que formularon ayer al remarcar que no aceptaran contraofertas. Incluso mingunearon la convocatoria al Consejo Económico y Social diciendo que no les gusta que los lleven “a los empujones” a lugares que no saben para qué sirven.
El cierre del acto estuvo a cargo de Santiago Kovadloff, quien se mostró a tono con los discursos que lo precedieron. “El oficialismo no aspira a cambiar sino a camuflar su resistencia al cambio. Cede en apariencia, pero no en la realidad porque lo que busca es desquite”, sostuvo. “Ya nadie consciente de los dilemas de la Argentina se atreve a reclamar el liderazgo de un hombre providencial. Tal vez el pluralismo nos quede grande, pero el caudillismo nos queda chico. Por eso la Argentina de hoy está mejor preparada para enfrentar la crisis. Votó para probar que sabe lo que busca. Votó para que su exigencia se convierta en realidad”, afirmó el filósofo para el deleite de “las bases” que se regodeaban pensando en lo que vendrá.
fkrakowiak@pagina12.com.ar
Los dirigentes de la Mesa de Enlace dejaron entrever ayer una singular idea sobre lo que entienden por “diálogo” al afirmar que esperan que el Gobierno apruebe el listado de exigencias que llevarán el viernes a la reunión con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Sienten que luego de las elecciones legislativas quedaron en una posición inmejorable y no quieren dejar pasar la oportunidad. “Nos decían que les ganemos en las urnas y les ganamos. ¿Que nos queda por ganar? El problema es que nadie de la oposición se hizo cargo. La pelota está picando y hay que agarrarla antes de que la agarren los Kirchner”, afirmó ayer el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, metiéndole presión a los partidos políticos aliados ante un auditorio de productores enfervorizados que se regodeaban con cada crítica al oficialismo y subían la apuesta a los gritos: “Hay que sacarlos”, “que se vayan”, “ladrones”, “tienen que ir presos”, “el viernes hay que ir con el cuchillo bajo el poncho”.
En el escenario del Pabellón Rojo de La Rural, los dirigentes de las entidades sonreían ante cada comentario del público y se iban entusiasmando cada vez más. “No hay margen para que esto sea más cosmética y más maquillaje. Ni ellos tienen margen político ni nosotros tenemos la disposición a una tolerancia indefinida”, sostuvo Eduardo Buzzi, quien ni siquiera tuvo piedad con los gestos conciliadores que viene haciendo el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. “No hay margen para que vengan a querer reconciliarse con una visita como hizo Scioli. Recién hoy (por ayer) le va a explicar a la Presidenta. ¿Donde estaba durante todo este tiempo?”, remarcó el presidente de Federación Agraria, pese a que desde las elecciones no paró de criticar al Gobierno por “no escuchar el mensaje de las urnas”.
El vicepresidente de Confederaciones Rurales y diputado electo por la Coalición Cívica y Social, Ricardo Buryaille, también se acordó de Scioli. “Yo nunca confundí un travesti con una mujer. Por eso les pido que no confundamos el travestismo político con lo que realmente es. Yo lo quisiera tener como compañero de truco porque no sé si miente ahora o mentía antes. No se le mueve un músculo”, remató e hizo silencio para darles lugar a los silbidos.
Por si algún desprevenido no había entendido el mensaje, Llambías reiteró el ultimátum que llevarán a la reunión con el Gobierno. “El jefe de Gabinete, la Presidenta y todos los funcionarios tienen que saber que el campo va el viernes a encontrar soluciones. No queremos más demoras.” Luego la emprendió contra Néstor Kirchner. Durante la campaña electoral, el ex presidente había tildado a los ruralistas de “hijos de Martínez de Hoz” y Llambías se vio en la obligación de aclarar que él no había sentido esa calificación como una ofensa. “Martínez de Hoz fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina y merece el mayor de mis respetos”, aseguró en referencia al bisabuelo de José Alfredo, ministro de Economía de la última dictadura militar. Los presentes en la sala agradecieron el gesto con una ovación.
Luego de la catarsis colectiva, los ruralistas detallaron su pliego de condiciones. Exigen retenciones cero para todas las producciones agropecuarias, menos para la soja, donde están dispuestos a aceptar un 25 por ciento, aunque sólo para los grandes empresarios. Van a pedir que a los que producen hasta 700 toneladas les den un bono por un monto equivalente a las retenciones que podrían aplicar al pago de cualquier obligación impositiva, mientras que los que producen hasta 1500 toneladas obtendrían otro bono para ser destinado al pago de Ganancias. Además, dijeron que su intención es que ese 25 por ciento sea sólo coyuntural, hasta que el Gobierno encuentre otra vía de financiamiento. La lista de reclamos también incluye un pedido de liberación de precios y de exportaciones.
Parece una apuesta de máxima, pero “las bases” que estaban presentes en el acto lo consideraron insuficiente y comenzaron con los silbidos y los abucheos apenas sus representantes mencionaron la palabra bono. En ese momento tomó la posta Carlos Garetto, presidente de la supuestamente moderada Coninagro. “Las retenciones son el impuesto más recesivo y más confiscatorio del país. No existe en ningún lugar del mundo (sic), pero lo que estamos planteando es una eliminación gradual que no afecte el equilibrio fiscal”, remarcó ante los chacareros más fanáticos que por un momento miraron a los dirigentes como si fueran traidores a la patria. Entonces fue el turno de Buzzi, quien también consideró necesario congraciarse con los presentes en la sala. “Las retenciones a la Federación Agraria tampoco le gustan, pero van a quedar al menos otros tres años. Por lo tanto, lo que hay que hacer es condicionarlas, acotarlas y ponerles fecha de vencimiento. La aspiración de todos nosotros es retenciones cero”, afirmó como si fuera el presidente de la Sociedad Rural.
Los empresarios le apuntaron luego a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) que ven como la máxima expresión del “intervencionismo estatal”. “Queremos que la Oncca vuelva a cumplir sus funciones originales de fiscalización, sino no hay ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo”, dijo Biolcati. Enseguida Ricardo Buryaille fue más allá y sostuvo que la Oncca debería cumplir “funciones estadísticas, si es que sirve de algo”.
En todo momento, los ruralistas dejaron entrever que no confían en la convocatoria oficial y que sus fichas están puestas en el Congreso. De hecho, las exigencias que llevarán el viernes están armadas casi para que les digan que no y entonces seguir con la vía parlamentaria sin cargar con el peso de haber desconocido el diálogo. De otro modo, resulta difícil entender el planteo que formularon ayer al remarcar que no aceptaran contraofertas. Incluso mingunearon la convocatoria al Consejo Económico y Social diciendo que no les gusta que los lleven “a los empujones” a lugares que no saben para qué sirven.
El cierre del acto estuvo a cargo de Santiago Kovadloff, quien se mostró a tono con los discursos que lo precedieron. “El oficialismo no aspira a cambiar sino a camuflar su resistencia al cambio. Cede en apariencia, pero no en la realidad porque lo que busca es desquite”, sostuvo. “Ya nadie consciente de los dilemas de la Argentina se atreve a reclamar el liderazgo de un hombre providencial. Tal vez el pluralismo nos quede grande, pero el caudillismo nos queda chico. Por eso la Argentina de hoy está mejor preparada para enfrentar la crisis. Votó para probar que sabe lo que busca. Votó para que su exigencia se convierta en realidad”, afirmó el filósofo para el deleite de “las bases” que se regodeaban pensando en lo que vendrá.
fkrakowiak@pagina12.com.ar
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