En estos caminos electrónicos viaja la rebeldía
que sueña y sueña ...
Y cuando el sueño es de muchos y se sueña juntos... es REALIDAD.
fragmento: declaración de principios de ALIA*

martes, junio 08, 2010

Ecos de la Marcha de los Pueblos Indígenas

Tupac Jujuy- Escribe Raúl Noro

El tema de los pueblos originarios, no es un problema social sino político y humano del Estado Nacional.

Luego de la extraordinaria Marcha de los Pueblos Originarios a Plaza de Mayo, Buenos Aires, en la cual unos 5.000 hermanos de más de una docena y media de etnias recorrieron, durante casi nueve días, alrededor de 11.000 kilómetros ida y vuelta a lo largo y ancho del país (que fue recibida por 25.000 personas, algunas con lágrimas en los ojos) y dentro del marco del Bicentenario, es bueno hacer algunas reflexiones sobre la cuestión indígena.

En primer lugar, la marcha, la larga marcha fue una gesta casi epopéyica y con pocos precedentes, pues no hubo ninguna movilización de estas características en los últimos 64 años del país. Su antecesora directa, “el Malón de la Paz” fue un esfuerzo notable, de poco más de un centenar de hermanos que en el año 1946 se desplazaron desde Abra Pampa hasta Capital Federal, los cuales, a pesar de que hicieron historia y los recibió el entonces presidente Perón, fueron devueltos al norte en un vagón cuasicerrado y con las manos vacías.

Esta vez fueron miles y manifestaron en tres grandes columnas: una del NOA que se desplazó desde La Quiaca con Coyas y Guaraníes; otra del NEA, que comenzó en Misiones y Formosa con los Qom-Mocovíes, Tobas, Chanes y guaraníes de la mesopotamia y, la tercera fue la columna Sur que comenzó en Mendoza y Neuquén con los Huarpes y Mapuches. En cada población que recibía la caravana, se sumaban etnias de eso lugares como por ejemplo los collas de Kollamarka en Salta, los Diaguitas y Calchaquíes en Tucumán: los Lules-Vilelas y los Juríes en Santiago del Estero y los descendientes de los Comechigones en la ciudad de Córdoba.

La enorme logística que implicó tal movilización – a cargo de la Organización Barrial Tupac Amaru-, que incluía seguridad, salud, comida, descanso y recreación de todos y cado uno de los partícipes, no tiene precedentes en el país, sobre todo atendiendo al hecho que se trataba de una caravana de hermanos indígenas, respecto de los cuales (y por razones obvias) las relaciones intersubjetivas exigían un trato particular y cuidadoso, incluyendo la guarda de su espiritualidad y ceremonias.

A fin de quitarle relevancia al tema indígena, algunos dicen que los pueblos originarios reconocidos o censados, alcanzan al 1,5 por ciento de la población del Estado argentino, o sea, unos 600 mil habitantes. Sin embargo, si nos referimos solamente a la población mayoritaria de las provincias del NOA –y algunas del NEA como Formosa, Chaco y Corrientes y del Sur, como Neuquén y Río Negro-, los mismos son descendientes directos de pueblos originarios que, al formar parte de la periferia de las ciudades perdieron interés en reivindicar su condición de tales (el desempleo y la pobreza los obligaron a la supervivencia cotidiana, integrándose a otros códigos de comportamiento en villas y asentamientos), por lo tanto, ni siquiera pensaron en censarse ni, menos aún, reconocerse como indígenas.

Atendiendo tales guarismos, se puede decir que los pueblos originarios junto a los mestizos de raíz indígena directa, pueden alcanzar entre 9 y 12 millones de habitantes, sumando la enorme emigración interna de seres humanos de esa condición que puebla el conurbano empobrecido de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza. Y aquí no nos estamos refiriendo a 50 por ciento de los argentinos que poseen genes de civilizaciones precolombinas sino a aquellos que portan el fenotipo, fácilmente perceptible, de los compatriotas popularmente llamados “negros”.

Mitos

Otro de los mitos con los cuales se trata de minimizar o degradar esta problemática, es que los indígenas se oponen a las explotaciones mineras o agrícolas en gran escala. En realidad, se oponen a la descarnada contaminación del medio ambiente producida por tales emprendimientos, sin ningún tipo de freno ni control estatal; se oponen a la tala de selvas y bosques o a la expulsión compulsiva de pueblos y aldeas que ocupaban espacios rurales (más que centenarios), en territorios aptos para soja u otros productos de superlativa rentabilidad agropecuaria.

Tampoco abominan de la tecnología, usan de ella sin problema, pero advirtiendo algunas de sus consecuencias negativas que, llevadas al extremo, atentan contra la misma supervivencia de la especie. Como ejemplo de tales desastres pensemos en la catástrofe petrolera en el golfo de México donde una lábil tecnología extractiva va de la mano con una brutal contaminación, nada menos que en el territorio de la primera potencia económica y tecnológica del mundo. “Responsabilidad del capitalismo” diría Evo Morales con absoluta razón. Aquí esta en juego el fundamento de la espiritualidad de tales comunidades que consideran al cosmos –el sol, la luna y las estrellas-y por cierto al planeta y sus elementos (agua, aire, tierra y fuego) un ser vivo, una madre-diosa o nodriza, según el caso, digna del más profundo respeto y cuidado, que reclama reconocimiento. La vivencia de lo “sagrado”, entonces, es un dato de la realidad de los pueblos originarios que no podemos obviar y se encuentra estrechamente unido a estas consideraciones.

Es interesante referirse también a la pretendida dialéctica negativa -azuzada por algunos-, entre el “gringo” o inmigrante europeo y los indígenas. Paradójicamente, ese problema proviene del sometimiento colonial a “los naturales”; del esquema dominante hacia los indígenas por parte de la burguesía criolla en la guerra de la independencia y, finalmente, del pensamiento liberal eurocéntrico que planteó la dicotomía “civilización o barbarie”. Los pueblos originarios no están en contra de los inmigrantes. De hecho, conviven con los europeos desde 1500 y una gran mayoría de éstos últimos se han convertido en mestizos.

Hablemos ahora de la necesidad de la Reparación Histórica exigida por las comunidades. No vamos a puntualizar la explotación, persecución, degradación y exterminio que sufrieron las comunidades desde la conquista misma hasta la independencia; en el siglo XIX con Julio Argentino Roca y otros y también en el XX, bastante después de la consolidación nacional (ejemplos: la masacre de los Pilagá en 1919 y la de los Qom-tobas en 1924, en el Chaco, o en la mano de obra cuasi esclava de los ingenios azucareros de Jujuy y Salta, antes del Estatuto del Peón).

Se trata de un tema de sentido común al cual se refirieron favorablemente en los últimos años escritores, sociólogos, historiadores y hasta poetas, actores y músicos como Osvaldo Bayer, Rodolfo Kush, Eduardo Galeano, Juan Gelman, Horacio González, Felipe Pigna, Isabel Rauber, Rubén Dri, Norberto Galasso, Marcelo Valco, Horacio Vertbisky, Carlos Girotti, Andrés Zerneri, León Gieco, Víctor Heredia, Peteco Carabajal, Lola Berthet; Adriana Varela; Florencia Peña; Raúl Porcheto; Pedro Aznar; Pepe Soriano; Lito Cruz; Antonio Birabent; Ana Maria Piccio; Nicolás Pauls; Sandra Russo; Orlando Barone, etc. para citar algunos pocos de ellos. *

La reparación histórica es una deuda lacerante e irresuelta que sobrenada el subconsciente colectivo del pueblo argentino. De tal forma, la puesta en primer plano de la problemática surgida a partir de la histórica marcha de los pueblos originarios dentro del marco del Bicentenario, no solo plantea al estado un problema social, sino un problema político y existencial de primera importancia. Estamos en presencia entonces de una de las últimas grandes deudas de la nación argentina que exige ser considerada y resuelta sin demora y a fondo.

***

*Adhirieron: también las organizaciones, movimientos, partidos, personajes y funcionarios que apoyaron la caravana: Hebe de Bonafini, Presidenta Asociación Madres de Plaza de Mayo; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Presidentas Marta O. de Vásquez y Taty Almeida; Abuelas de Plaza de Mayo, Presidenta: Estela de Carlotto; H.I.J.O.S Capital y Mar del Plata; Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Politicas; Hugo Yasky, Víctor de Gennaro, Pablo Michelli y Pedro Wasiejko, de CTA; Carta Abierta; Daniel Filmus y Agustín Rossi del Frente para La Victoria; Francisco “Barba” Gutiérrez, Intendente de Quilmes; Emilio Pérsico del Movimiento Evita; Claudio Morgado Presidente del INADI; Edgardo Depetri, Frente Transversal Nacional y Popular; Corriente Peronista Germán Abdala; Lito Borello del Comedor Los Pibes; Juan Cruz Daffunccio, Movimiento Trabajadores Desocupados Aníbal Verón; Luís Ammann, vocero del Partido Humanista; Bloque Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella y Carlos Heller; Bloque Encuentro para la Victoria de Juan Cabandie; La Cámpora; Partido Comunista; Movimiento de Liberación; Marcela Bordenave; Marcelo Nono Frondizi (Organización Envar el Kadri); Víctor Mendivíl, Co-secretario General Federación Judicial Argentina; Agrup. Peronista Descamisados; Secretaria Derechos Humanos ATE CONGRESO; Agrupación Proyecto Yerba Buena (Movimiento Evita – Tucumán); Agrupación Lucía Cullen; CTERA; SUTEBA; Quebracho; Asociación Argentina de Actores; Agrupación Peronista Juana Azurduy; Jaime Sorín, Decano Arquitectura UBA; Hugo Trinchero, Decano Facultad de Filosofía y Letras, UBA; Florencia Saintout, Decana de la Facultad de Periodismo de La Plata; 6,7 y 8 Facebook autoconvocados; El ICUF (Idisher Cultur Farband ; Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina); Sindicato de Prensa de Salta, Alejandra Paredes; SIPRENSAL; FATPREN; Centro de Investigación Histórico de la Memoria; Radio FM la Boca; FM La Tribu Radio; Néstor Elias, Alejandra Vázquez, Pamela Fadiga y Juan Cappelli de Troyanos del Sistema; UMA, etc., etc.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios deberán se acompañados por el nombre y e-mail del autor.-