La periodista argentina Stella Calloni ofreció datos en torno a las investigaciones acerca de la participación directa de la CIA en la llamada Operación Cóndor, que generó torturados, desaparecidos y asesinados en todo el Cono Sur en época de dictaduras. Calloni fue entrevistada por la también periodista Ana Delicado. A continuación la entrevista:
“Así como mataron a dos diplomáticos cubanos, asesinaron también aquí a expresidentes extranjeros”, sentencia la periodista argentina Stella Calloni. En una entrevista con Público, la reconocida investigadora y corresponsal explicó el contexto de los crímenes perpetrados por la CIA en un periodo en el que la Operación Cóndor comenzaba a articular su entramado de desapariciones en todo el Cono Sur.
“Automotores Orletti era un taller policial que se transformó en un centro clandestino de torturas. Por allí pasaron unas 500 personas en apenas unos meses”, cuenta Calloni. “Dos agentes de la CIA, el estadounidense Michael Townley (también miembro de la policía secreta chilena, la DINA) y el cubano Guillermo Novo Sampoll, viajaron a Buenos Aires para interrogar en Orletti a los diplomáticos cubanos. Lo confirmó Manuel Contreras, jefe de la DINA del ex dictador chileno Augusto Pinochet, a la jueza María Servini de Cubría [que ahora lleva la causa contra el franquismo abierta en Argentina]“.
Ésta no era la primera vez que agentes de la CIA participaban en la Operación Cóndor. “Los tenemos registrados en varios operativos”, detalla la corresponsal del periódico mexicano La Jornada y autora de dos libros sobre el operativo Cóndor. “Los cubanos Ignacio Novo Sampoll, Alvin Ros Díaz, y Virgilio Paz fueron los que pusieron la bomba debajo del automóvil de Orlando Letelier, ex embajador de Chile del presidente Salvador Allende. Todo este grupo trabajó con la CIA y fue amparado por ella”.
Townley y Novo Sampoll hoy siguen libres. “Townley fue juzgado en Italia y condenado junto a Contreras por el asesinato de Letelier, pero la CIA lo tiene como testigo protegido. Novo Sampoll estuvo involucrado en el intento de asesinato a Fidel Castro en Panamá en el año 2000. Él, Posadas Carriles, y otros cinco, fueron arrestados justo antes del atentado, pero los liberaron”, narra Calloni.
Escalada de terror contra Cuba
Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández tenían 22 y 26 años cuando fueron secuestrados en agosto de 1976, apenas instaurada la dictadura argentina (1976-1983). Los dos eran funcionarios de la embajada cubana en Buenos Aires.
Los restos de Galañena Hernández fueron hallados en junio de 2012, cuando unos niños jugaban en una zona en obras en la provincia de Buenos Aires. “Vieron un tambor metálico que estaba roto por un lado y distinguieron unos huesos. La policía llegó y al poco descubrieron otros dos tanques, entre los que estaba una empleada de la embajada cubana”, precisa la periodista.
A Cejas Arias lo encontraron en mayo de este año en otro barril escondido en el mismo predio. “La Marina arrojaba los cuerpos al mar. Pero Orletti impuso su sello propio con los tambores”, añade Calloni. “En un reciente homenaje a los cubanos, un sobreviviente de Orletti dijo que había que pensar en la perversidad de doblar un cadáver para meterlo en un tanque, rellenarlo de cemento y tirarlo al río para que se hundiera. Así fue encontrado también el hijo del poeta argentino Juan Gelman. Desde este año se están haciendo excavaciones especiales para encontrar más barriles”.
“Gozar de la libertad del mundo occidental”
El hallazgo de los cubanos demostró que además de haber sido asesinados, los habían querido hacer pasar por desertores. A los días de su desaparición, la agencia AP recibió una carta, con las credenciales de los dos diplomáticos: “Nosotros, ambos cubanos, nos dirigimos a usted por este medio para comunicar que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo occidental”, decía el texto.
“Los grupos cubanos que trabajaron con la CIA se organizaron en torno a cinco organizaciones y conformaron lo que se llamó ‘la guerra por los caminos del mundo’”, especifica la autora de Operación Cóndor y Los Años Del Lobo. “Cometieron unos 300 atentados sólo en Estados Unidos. En 1975 quisieron matar al embajador en Buenos Aires Emilio Aragonés disparando a su automóvil, e hicieron volar un consulado de México porque este país tenía mucha amistad con Cuba. Quisieron asesinar también al cónsul cubano en México, y mataron a Artagnán Díaz, empleado de ese consulado. Fueron los mismos que atacaron a Letelier en Washington, en un asesinato que gestionó el cubano Luis Posadas Carriles”.
Un documento prueba esto último. “Dice: ‘Nos salió bien lo de Orlando Letelier, ahora vamos por el avión de Cubana’. Y lo volaron en Barbados, matando a 33 personas. Los que investigamos Cóndor tenemos vinculado aquel atentado como parte de la Operación Cóndor”, razona Calloni.
‘Operación Cóndor en marcha’
En noviembre de 1975, por influencia de Pinochet, el jefe de la DINA invitó a las dictaduras del Cono Sur a trabajar en conjunto contra opositores influyentes. En Paraguay se encontró un documento clave firmado por los representantes de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Un agente de la CÍA, Robert Scherer, explicó en qué consistía el acuerdo: en un operativo para perseguir, hacer seguimiento, controlar a los disidentes políticos que se fueran a países vecinos, secuestrarlos, apresarlos, devolverlos al país de origen, y hacer equipos conjuntos para asesinar a personalidades.
“Esto ya lo habían probado los chilenos en 1974, junto con la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), al asesinar al general chileno Carlos Prats y a su esposa Sofía Cuthbert”, recuerda Calloni. “En septiembre de 1975 fueron a Roma a intentar asesinar al chileno democristiano Bernardo Leighton y su esposa Ana Fresno, que hacían denuncias en el Vaticano contra la dictadura de Pinochet. Ellos quedaron discapacitados de por vida. Uno de los que atentó contra ellos era el cubano Virgilio Paz”.
La dictadura argentina mató también, con la colaboración de Bolivia, al ex presidente de ese país Juan José Torres, que apareció torturado. “También se secuestró a los legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, que aparecieron en un automóvil asesinados y torturados. Creemos que también mataron aquí al ex mandatario brasileño Joao Goulart, con la colaboración de su país y de Uruguay. Ni el ex dictador argentino Jorge Videla ni el brasileño Ernesto Geisel permitieron su autopsia”, denuncia la periodista.
Un operativo de casi nueve años
En Argentina se está juzgando ahora la Operación Cóndor como un operativo que se extendió desde 1975 hasta 1984. El entramado institucional se creó con el Gobierno argentino de Isabel Martínez de Perón, pero se desarrolló institucionalmente durante la dictadura de Videla. “La Operación tuvo la característica de que se ocupaba de gente importante que podía tener influencia en el extranjero contra las dictaduras”, reflexiona la investigadora. “Con Cóndor demuestras lo que es terrorismo de Estado, lo que es la contrainsurgencia, lo que es la libertad de fronteras para entregar prisioneros políticos sin pasar por ningún juzgado, y lo que es la injerencia de Estados Unidos en la región. Kissinger tiene mucho que ver y también Bush padre, que siendo el jefe de la CIA , quiso encubrir el asesinato de Letelier diciendo que parecían ‘ser izquierdistas que se matan entre ellos’”.
La Operación Cóndor, que pudo quitar la vida de hasta 2.000 personas, según Calloni, funcionó como una guerra anticomunista. “Nuestras dictaduras seguían la Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que en ese momento combatía contra la Unión Soviética. Nuestros ejércitos tenían que deshacerse de los izquierdistas, de los comunistas y de los curas de la doctrina de la liberación. Por eso hay tantos religiosos desaparecidos”.
Europa no se salva de su participación en la Operación Cóndor. Están involucrados los grupos fascistas italianos Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale, además de la Organización del Ejército Secreto francesa. “También sabemos que, en España, grupos franquistas los apoyaban cuando tenían que viajar a cualquier lado”.
A falta de más investigación que arroje luz sobre la colaboración europea con las dictaduras del Cono Sur, en Argentina comenzará en breve una segunda fase del juicio de la Operación Cóndor. “Cada causa involucra mucha documentación y cruzarla es muy difícil”, reconoce Calloni. “Pero hemos pedido centros en los que puedan investigar jóvenes. Y Cóndor será ahora un trabajo que se hará desde dentro del Mercosur para que los países puedan colaborar unos con otros. La verdad se irá sabiendo, tarde o temprano”.
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