CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER PRESENTARA EN TECNOPOLIS LOS AVANCES DEL PLAN ESTRATEGICO AGROALIMENTARIO 2010-2020
Los objetivos son aumentar fuerte la producción y agregar valor en origen para garantizar la soberanía alimentaria e incrementar las ventas externas. En diez años se prevé elevar la producción de granos de 100 a 157 millones de toneladas.
Cristina Fernández de Kirchner presentará hoy en Tecnópolis las conclusiones del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA) 2020.
La iniciativa fue elaborada con la participación de 45 universidades, cámaras empresarias, provincias, municipios y organizaciones rurales y sociales. A diferencia del desalentador panorama que suelen ofrecer los dirigentes de la Mesa de Enlace, el informe da cuenta de fuertes mejoras en la situación del sector durante los últimos años y proyecciones de crecimiento muy positivas para el resto de la década.
Los objetivos son aumentar fuerte la producción y agregar valor en origen para garantizar la soberanía alimentaria e incrementar las ventas externas. En diez años se prevé elevar la producción de granos de 100 a 157 millones de toneladas.
El predio de Villa Martelli, donde el jueves pasado la plana mayor de la Unión Industrial Argentina recibió a la Presidenta, será esta vez el epicentro del anuncio para el sector rural. La presentación del PEA, prevista para las 20.30, meterá una nueva cuña al interior de la Mesa de Enlace, pues Federación Agraria participó en el debate de distintos aspectos del plan y algunos de sus dirigentes asistirán a la cita, mientras que la Sociedad Rural permaneció al margen del proyecto y su presidente, Hugo Biolcati, ninguneó la idea en sus comienzos.
La participación de Federación Agraria es mérito del titular de Agricultura, Julián Domínguez, quien logró tender puentes con los federados y en la actualidad mantiene una buena relación con el presidente de la entidad, Eduardo Buzzi. De hecho, la semana pasada Buzzi sorprendió al participar de la firma de un acta compromiso, junto con Domínguez y Amado Boudou, para construir en la localidad de Alcorta un monumento en homenaje al 100º aniversario de la rebelión de productores rurales denominada El Grito de Alcorta.
Cristina Fernández de Kirchner presentó por primera vez el PEA el 14 de mayo del año pasado, sin la presencia de las entidades de la Mesa de Enlace. Fue un primer esbozo que abarcaba el período 2010-2020. Los lineamientos generales enunciados en aquella ocasión orientaron el trabajo y luego las provincias avanzaron con un esquema metodológico basado en la división de cuatro consejos: Agropecuario, Académico, del Sistema Productivo y de Desarrollo Económico y Social. La capacitación fue dada por las distintas universidades nacionales, el INTA y el Senasa y una vez realizada la instrucción, cada jurisdicción conformó mesas de trabajo, integradas por toda la cadena de valor agroindustrial. El paso siguiente consistió en establecer los escenarios futuros para el sector con sus fortalezas, oportunidades y debilidades. Finalmente, se precisaron las brechas entre la situación de cada región y los objetivos, para terminar definiendo las políticas del plan.
El 1º de septiembre de 2010, hace un año, la Presidenta reafirmó la decisión estratégica de apostar por el desarrollo del sector agropecuario, e incluso remarcó que sería en alianza con Brasil. “No vamos a salir a competir en los mercados en forma separada, sino en forma unida, lo que nos convertirá en el actor más importante del mundo en el segmento de la alimentación”, sostuvo en el cierre de un seminario donde se debatieron las incorporaciones que hasta entonces se le habían realizado al PEA. En esa jornada estuvo Federación Agraria, entidad que por ese entonces ya había decidido darle un crédito a la iniciativa pública, diferenciándose de la cúpula de la Sociedad Rural.
En los fundamentos del PEA se destacan una serie de objetivos:
- Promover la participación de toda la cadena de valor agroalimentaria y agroindustrial, junto con actores políticos, económicos y sociales.
- Garantizar reglas de juego claras y consistentes para el largo plazo.
- Crear riqueza económica con competitividad, de manera sustentable y con innovación tecnológica.
El sector agropecuario ha tenido un desempeño destacado en los últimos años. La producción pasó de 70,8 millones de toneladas en la campaña 2002/3 a 100 millones en 2010, una suba del 41 por ciento. La superficie sembrada creció de 27,4 a 33 millones de hectáreas, mientras que la productividad en granos se incrementó un 25 por ciento, de 2,9 a 3,6 toneladas por hectárea. La producción de carne bovina, en tanto, mostró una suba del 4 por ciento, de 2,5 a 2,6 millones de toneladas. Este desempeño más moderado se explica por la fuerte reducción de la frontera pecuaria a manos de la agricultura, la sequía que la afectó en 2008 y el esquema de precios por entonces vigente. El PBI agropecuario se incrementó 321 por ciento desde la salida de la convertibilidad. En 2010, la participación del sector en el total del PBI fue del 19 por ciento, aportó el 36 por ciento del empleo registrado y el 44 por ciento de la recaudación total.
Para los próximos años, las perspectivas continúan siendo positivas. El PEA advierte que para 2020 el aumento en la demanda mundial de alimentos continuará por “la irrupción de un vasto segmento de la población del mundo que seguirá mejorando su ingreso –en países como China e India–”. Cereales y oleaginosas se demandarán no sólo como alimento humano, sino como forraje para diferentes tipos de ganado y también para la elaboración de biocombustibles en cortes obligatorios de la gasolina y el diesel. En 2020, el 14 por ciento de lo producido en cereales secundarios y trigo y el 16 por ciento de los aceites vegetales se destinarán a biocombustibles, en comparación con el 10 y el 9 por ciento, respectivamente, de 2009.
El PEA prevé también que en 2020 la producción de granos llegue a 157,5 millones de toneladas, un aumento del 58 por ciento frente a 2010. La superficie sembrada sería de 42 millones de hectáreas, un crecimiento del 27 por ciento. El stock de cabezas de ganado bovino llegaría a 54 millones, una suba del 8 por ciento, mientras que la producción de lácteos crecería un 77 por ciento, hasta 18,3 millones de litros. Las exportaciones totales del sector agroalimentario y agroindustrial pasarían a 96.611 millones de dólares, una suba de 145 por ciento. El mismo incremento registraría la venta de manufacturas de origen agropecuario, que llegarían a 64.200 millones. En tanto, las colocaciones de productos primarios crecerían un 80 por ciento, hasta 27.360 millones de dólares. El PEA proyecta precios entre el 16 y un 40 por ciento por encima de la media de la década pasada, pero por debajo de los picos de 2008. Sin embargo, advierte que la alta volatilidad de precios y la suba del petróleo podría generar algunas complicaciones para el sector.
Las cifras muestran un desempeño espectacular en los últimos años y proyecciones igual de alentadoras, pero el PEA busca marcar un punto de quiebre entre las características que tuvo el modelo agropecuario hasta ahora y lo que estaría por venir.
La Presidenta remarcó el año pasado que la iniciativa estará fundada “en el pensamiento humanista de base nacional y popular”. Eso ha generado amplias expectativas en sectores que cuestionan el modelo liberal del “agronegocio” que se desplegó con fuerza a partir de la década del ’90 y que le permitió a un puñado de multinacionales concentrar una amplia porción de la renta agraria. El PEA está pensado también para reducir la incidencia de ese modelo sojero que beneficia fundamentalmente a los pooles de siembra, pero eso no se logra sólo con la enumeración de una serie de directrices de política. Por eso el Gobierno también tiene en carpeta avanzar con la ley de tierras (ver aparte), la ley de arrendamientos rurales y un marco legal para la promoción de la ganadería (vacuna y porcina) y la lechería. Al mismo tiempo se está alentando una mayor participación del movimiento cooperativo y de productores nacionales en el comercio internacional de granos.-
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