Por Jorge Luis Ubertalli
Diario “Diagonales” – La Plata
Cuando el suboficial del ejército boliviano Mario Terán ingresó a la escuelita boliviana de La Higuera aquel 9 de octubre de 1967, seguramente habrá sentido más que escalofríos, miedo o compasión. Quizá vergüenza, por tener que asesinar a ese hombre que haría historia a través de la historia. Entonces salió sin cumplir su cometido, hasta que las amenazas de sus superiores lo hicieron retornar y, sin mirar su rostro, rafaguear al Guerrillero Heroico en las piernas y cuerpo. Che, luego de tomarse la cabeza con las manos y ahogar su grito póstumo de dolor y rabia, murió. Las usinas del enemigo no se hicieron esperar, pero aunque malgastaron ríos de tinta y toneladas de papel, su asesinato no pudo ser ocultado al mundo. Ni tampoco su vida, pensamiento y acción. El radio bemba de la sierra maestra hizo lo suyo entre los obreros, campesinos y mineros del lugar y como una voz al viento las leyendas del Che se esparcieron, hasta hoy, por el mundo, marcando caminos hacia una revolución todavía inconclusa.
En este 43 aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara por parte del ejército boliviano, auspiciado por la CIA, no hablaremos mucho sobre lo ya sabido. Diremos que el Che nació en Rosario un 14 de junio, que su cuerpo golpeado por el asma pudo más que la enfermedad gracias a su tenaz voluntad y su empecinamiento en superar dificultades, que estudió medicina, viajó por toda Nuestra América, se afincó en un leprosario para servir a los que sufrían, recaló luego en la Guatemala de Jacobo Arbenz y luchó junto a sus partidarios cuando Castillo Armas, armado, valga la redundancia, por la CIA, y al servicio de los intereses de la Standard Fruit y otras corporaciones, lo derrocó. Que viajó a México, que allí conoció a Fidel, Camilo, Raúl y otros revolucionarios cubanos, quienes junto a él se embarcaron en el pequeño yate Granma rumbo a Cuba para derrocar a Batista y liberar al país de su tiranía, objetivo que lograron en los primeros días de 1959. El Che es mucho más que una biografía, un monumento y un dogma, lo sabemos por él mismo cuando, en la introducción de su “Guerra de Guerrillas” y refiriéndose a Camilio Cienfuegos, combatiente cubano desaparecido en un accidente de aviación a poco de triunfar la Revolución, sostenía que “no vamos a encasillarlo, para aprisionarlo en moldes, es decir matarlo. Dejémoslo así, en líneas generales, sin ponerle ribetes precisos a su ideología socio- económica que no estaba perfectamente definida, recalquemos, sí, que no ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo”. Cuando en los inicios de la Revolución la ideología que proyectaría su inmenso ejemplo se hallaba todavía difusa, el Che ya estaba claro en cuanto a la construcción del socialismo en Cuba, a la posibilidad de impulsar la revolución en el resto de Indoaméricalatina y a la importancia que la vanguardia armada revolucionaria tendría en cuanto a la creación de las condiciones subjetivas y objetivas para su concreción. Pero a la vez enfatizaba que era necesario “demostrar claramente ante el pueblo la imposibilidad de mantener la lucha por las reivindicaciones sociales dentro del plano de la contienda cívica”, en tanto la paz no fuera “rota por las fuerzas opresoras que se mantienen en el poder contra el derecho establecido”. En ese marco, frente al autoritarismo, el Che planteaba la lucha armada guerrillera, pero volvía a alertar que “donde un gobierno haya subido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, y se mantenga al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica”. Partidario de la guerra campesina o agraria en relación con su interpretación de las formaciones sociales de Indoaméricalatina, el revolucionario argentino- cubano, lejos de los mesianismos y aventurerismos que algunos le han endilgado, sostenía en su manual de combate que era “importante destacar que la lucha guerrillera es una lucha de masas, es una lucha del pueblo: la guerrilla, como núcleo armado, es la vanguardia combatiente del mismo, su gran fuerza radica en la masa de la población”. Una vez triunfado el movimiento revolucionario, Che fue designado director del Departamento de Industrias y Presidente del Banco Nacional de Cuba, desde donde, como estudioso del marxismo y de sus innovaciones vinculadas con la realidad local, teorizó y aplicó métodos de planificación, control y distribución económica y financiera que le trajeron algunos encontronazos con pares. Pero su cargo de funcionario no le impidió formar camadas de revolucionarios íntegros, internacionalistas y solidarios con todos los pueblos del mundo. “Hemos llegado, pues, al lugar más alto de la América irredenta en cuanto a proyecciones políticas se refiere. Somos sin discusión de ninguna clase- le guste o no le guste a los grandes países de América- los líderes del pueblo. Representamos para los amos poderosos todo lo que hay de absurdo, de irreverente, de negativo y de convulso en esta América que ellos desprecian, pero representamos, por el otro lado, para la gran masa del pueblo americano, del americano nuestro, el que empieza al sur del río Bravo, todo lo que hay de noble, todo lo que hay de sincero y de combativo en estos pueblos llamados despectivamente ‘mestizos’ ”- sostuvo el 2 de marzo de 1960 en la Universidad de La Habana. Y en cuanto a la ideología de la Revolución cubana y la vinculación teoría-práctica, discernía en un escrito de la revista “Trabajo” de la segunda quincena de julio de 1961 que “convendría decir que la teoría revolucionaria, como expresión de una verdad social, está por encima de cualquier enunciado; es decir, que la Revolución puede hacerse si se interpreta correctamente la realidad histórica y se utilizan correctamente las fuerzas que intervienen en ella, aún sin conocer la teoría. Es claro que el conocimiento adecuado de ésta simplifica la tarea e impide caer en peligrosos errores, siempre que esa teoría enunciada corresponda a la verdad”. La práctica, entonces, para el Che, era a la teoría lo que la experimentación al científico que busca la consagración de una ley. Partidario de la formación de cuadros salidos de la masa trabajadora, campesina y popular, verdaderas poleas de transmisión entre la dirección revolucionaria y las masas populares, y dirigiéndose a los jóvenes comunistas Che sostenía el 20 de octubre de 1962: “ La Unión de Jóvenes Comunistas tiene que definirse con una sola palabra: vanguardia. Ustedes, compañeros, deben ser la vanguardia de todos los movimientos. Los primeros en estar dispuestos para los sacrificios que la revolución demande, cualquiera que sea la índole de esos sacrificios. Los primeros en el trabajo. Los primeros en el estudio. Los primeros en la defensa del país. (…) Pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas no es una gracia que ustedes conceden al Estado o a la Revolución. Pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas debe ser el mas alto honor de un jóven de la sociedad nueva”.
La toma de medidas revolucionarias por parte de los barbudos de Fidel ante el embate y el chantaje de los EE.UU., como la Reforma Agraria, la nacionalización de grandes empresas locales y extranjeras y de los recursos básicos e infraestructura del país, produjeron una reacción cada vez más belicista y aventurera de los norteamericanos, quienes formaron camadas de militares y policías en la Escuela de las Américas y el Colegio Interamericano de Defensa, dependiente de la Junta Interamericana de Defensa(JID) con sede en EE.UU., a la par que en abril de 1961 financiaron, apoyaron y participaron en la agresión a la isla revolucionaria, siendo derrotados en Playa Girón. Un año más tarde, luego de un viaje del Che a la Argentina, en donde se reunió con el presidente Arturo Frondizi, quien intentaba mediar en el conflicto entre Cuba y los EE.UU., este fue presionado por los militares, quienes lo obligaron a romper relaciones con la isla revolucionaria para luego derrocarlo en 1962. La actitud neutralista o proclive a no romper relaciones con Cuba de algunos países del subcontinente fue desarticulada en 1964 por EE.UU. y sus aliados, quienes argumentando ingerencia cubana en Venezuela e invocando al Tratado Interamericano de Defensa Recíproca (TIAR), promovieron sanciones contra Cuba y la ruptura de relaciones de todos los Estados latinoamericanos, menos México, con la Revolución Cubana. Che vivió de cerca y participó directamente en esos acontecimientos como revolucionario integral, formando cuadros político-militares y auspiciando junto a Fidel la concreción de la Organización para la Solidaridad con los Pueblos de Africa, Asia y América Latina (OSPAAL), también llamada Tricontinental, celebrada en La Habana en 1966, y el nacimiento de la Organización para la Solidaridad Latinoamericana (OLAS), un año mas tarde, que incentivó la lucha continental contra el imperialismo y por la revolución y el socialismo en toda Indoaméricalatina.
Pero, como dijimos más arriba, las aptitudes de revolucionario integral que configuraron al Che lo llevaron a estudiar los clásicos del marxismo y a polemizar, desde su cargo de Ministro de Industrias, con sus pares en cuanto a la forma de construir el socialismo en la isla. Una de sus polémicas fue con Alberto Mora, Ministro de Comercio Exterior hasta 1964, quien auspiciaba para construir el socialismo en Cuba el sistema de “cálculo económico”, utilizado en la Unión Soviética, que hacía hincapié en la ley de oferta y demanda como modelo de acumulación, promovía la descentralización financiera de las empresas estatales y la competencia entre ellas y sostenía que la ley del valor seguía operando aún bajo el socialismo aunque limitada por la planificación. Frente a este planteo, Che respondía que la ley de oferta y demanda, vinculada al aprovechamiento de las necesidades materiales del hombre por parte de aquellos que podían satisfacerla a cambio de una ganancia, no debía ser el modelo a seguir en el socialismo cubano en camino hacia el comunismo, donde el estímulo moral y la formación de una nueva conciencia mediante la educación, como elemento subjetivo, acelerarían el desarrollo no sólo de las fuerzas productivas sino de un hombre nuevo, no sujeto al consumismo, al egoísmo y otras lacras del capitalismo. “No se trata entonces de desprecio a la economía, sino de que esta debe ser dirigida de manera consciente, porque su nueva meta carece de continuidad alguna con sus metas anteriores, a pesar de que su materia proceda de la economía mercantil generalizada y dirigida a la ganancia: se trata del objetivo más ambicioso con el que se ha soñado jamás”- sostuvo Fernando Martínez Heredia, en relación con el pensamiento del Che, en la presentación del volumen “El Che y el Gran Debate sobre la Economía en Cuba”, editado en el 2006. Saltando etapas vinculadas con la “transición” al socialismo, Che se inclinaba por el Sistema Presupuestario de Financiamiento, que implicaba: - la utilización de la Estadística y la Planificación como elemento fundamental del sistema económico socialista en transición al comunismo;- la centralización de empresas estatales, no consideradas mercancías, en torno a la órbita de la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), quien se encargaría de normar el funcionamiento de todas ellas en el contexto de su pertenencia al Estado obrero y popular cubano;- la estimulación moral de los trabajadores, sin desechar la material, en cuanto a la creación de una nueva conciencia revolucionaria y comunista;- la sujeción del Banco Nacional de Cuba (BNC), atesorador de virtualidades (dinero) al JUCEPLAN, habida cuenta de que este organismo se encargaba de planificar toda la vida económica y financiera de Cuba, desechando la “autarquía” del BNC y los préstamos a interés a las empresas, tal como establecía el sistema de cálculo económico para acelerar la denominada rotación del capital ( producción, circulación de las mercancías y reutilización de parte de la plusvalía obtenida para reiniciar el ciclo productivo en el contexto de la reproducción ampliada del capital). La eliminación de los “tiempos muertos” en la producción, la disminución de la burocracia y la sujeción del precio de las mercancías ( relacionado con la circulación de las mismas y sujeto a la ley de oferta y demanda, con el consiguiente fetichismo mercantil) al valor ( vinculado con el tiempo social necesario de trabajo humano para producirlas) y la participación proletaria en las decisiones económicas a través de asambleas fabriles y cooperación interempresarial, son algunas de las ideas que caracterizaron al pensamiento del Che.
Una vez fuera del Ministerio de Industrias y fiel a su vocación internacionalista, Ché fue enviado al Congo, recogió experiencias no muy fructíferas durante un tiempo, regresó a Cuba luego de una estadía en países del este de Europa y de allí a Bolivia, donde se asentó el 7 de noviembre de 1966, según consta en su diario. Inició la lucha guerrillera contra el ejército el 23 de marzo de 1967, conjuntamente con un grupo de combatientes bolivianos, peruanos, argentino-alemanes, como Tamara Bunke “Tania”, y cubanos, dando inicio al Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN) que, aún con el apoyo de los mineros y estudiantes y con total abandono por parte de la dirección del PC (prosoviético), fue perseguido y diezmado en sus columnas hasta el combate de Quebrada del Yuro, donde Che, luego de inutilizada su carabina M-2, fue herido y tomado prisionero por el Ejército. Al día siguiente, 9 de octubre, mientras era asesinado el Guerrillero Heróico, el sargento Francisco Huanca ultimó al minero Simón Cuba Sarabia (Willy); otros compañeros habían muerto en combate. Los gusano- americanos y agentes de la CIA Eduardo González, Gabriel García García y Félix Ramos estuvieron presentes en La Higuera al momento del asesinato del Che, al igual que el entonces capitán boliviano Gary Prado, entre otros.
“El trabajo voluntario fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro”- sostenía Che el 15 de agosto de 1964 en el acto de entrega de Certificados de Trabajo Comunista a los Obreros del Ministerio de Industrias.” Y para ustedes, compañeros, para ustedes que son la vanguardia de la vanguardia, para todos los que en el frente de trabajo han demostrado su espíritu de sacrificio, su espíritu comunista, su nueva actitud frente a la vida, debe valer siempre la frase de Fidel que ustedes insertaron en uno de los palcos de este recinto: ‘ lo que fuimos en las horas de mortal peligro, sepamos serlo también en la producción: ¡ sepamos ser trabajadores de Patria o Muerte!’ ”- concluía.
“Contrarrevolucionario es todo aquel que contraviene la moral revolucionaria, no se olviden de eso. Contrarrevolucionario es aquel que lucha contra la Revolución, pero también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo, y que lo ostenta o no lo ostenta pero lo tiene”- arengaba a los miembros del departamento de Seguridad del Estado el 18 de mayo de 1962.
Su ejemplo es y sigue siendo bandera aquí y en Nuestra América. La tomamos, la hacemos nuestra, como la hicimos antes, y la llevamos en alto hasta construir una sociedad libre de explotadores y opresores.
Excelente documento y excelente homenaje a Ernesto.
ResponderBorrarDe sus manos tomamos la bandera y de sus palabras y claros mensajes reforzamos nuestra ideología.
Seguimos rodeados de " contrarrevolucionarios" que no quieren que los pueblos vivan libres de opresores.
Un informe testimonial y valioso.