No por ‘blandos’, los golpes que se dan contra las autoridades legítimas constituidas dejan de ser golpes de Estado, ilegales y antidemocráticos en cualquier caso.
Roberto Follari */ El Telégrafo (Ecuador)
Alguien podría creer que el adjetivo ‘blando’ quita alguna responsabilidad a los perpetradores de la actual modalidad de golpes de Estado, esa que no apela ya a la vieja receta de la abierta asonada militar. Y quien así lo pensara, se equivocaría rotundamente.
Dos casos latinoamericanos relativamente recientes lo atestiguan: el presidente Zelaya en Honduras, expulsado por la insólita irrupción de fuerza pública en su domicilio por la noche; después el presidente Lugo en Paraguay, destituido por vía de una curiosa operación legislativa, oscura y tendenciosa.
Hoy la obra de Gene Sharp, el teórico del mal llamado ‘golpe blando’, me ahorrará trabajo: basta con transcribir fragmentos de su estrategia, formulada para desestabilizar y derrocar gobiernos legítimos y populares. Sharp propone cinco etapas, de menor a mayor en la producción de desorden y caos social:
Primera etapa: Ablandamiento, empleando la guerra de cuarta generación... cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento... promoción del desabastecimiento, de la criminalidad...
Segunda etapa: Deslegitimación, manipulación de los prejuicios anticomunistas... acusaciones de totalitarismo y pensamiento único, fractura ético-política.
Tercera etapa: Calentamiento de la calle, fomento de la movilización de calle, generalización de todo tipo de protestas, trancas...
Cuarta etapa: Combinación de diversas formas de lucha. Organización de marchas y toma de instituciones emblemáticas... desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad...
Quinta y última etapa: Fractura institucional sobre la base de acciones callejeras y pronunciamientos militares... se obliga a la renuncia del Presidente.
La ruta de acciones para promoción del caos, la ruptura y el enfrentamiento en lo social no puede ser más clara y precisa. Puede cada uno, acorde a esta siniestra ‘receta’ y su aplicación en muy diversos países, sacar sus propias conclusiones.
Publicado por Con Nuestra América en 5:18 a.m
*Follari, Roberto
Doctor y Licenciado en Psicología por la Univ. Nacional de San Luis. Profesor titular de Epistemología de las Ciencias Sociales (Univ. Nacional de Cuyo, Fac. Ciencias Políticas y Sociales).
Ha sido asesor de la OEA, de UNICEF y de la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria). Ganador del Premio Nacional sobre Derechos Humanos y universidad otorgado por el Servicio Universitario Mundial.
Ha sido director de la Maestría en Docencia Universitaria de la Univ. de la Patagonia y lo es de la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Univ. Nacional de Cuyo; y es miembro del Comité Académico de diversos posgrados. Ha sido miembro de las comisiones evaluadoras de CONICET.
Ha sido profesor invitado de posgrado en la mayoría de las universidades argentinas, además de otras de Ecuador, Venezuela, México, España, Costa Rica, Chile y Uruguay.
Autor de 16 libros publicados en diversos países, y de unos 150 artículos en revistas especializadas en Filosofía, Educación y Ciencias Sociales. Ha sido traducido al alemán, el inglés, el italiano, el idioma gallego y el portugués. Uno de sus libros más difundidos se denomina “Teorías Débiles (para una crítica de la deconstrucción y de los estudios culturales)”, y ha sido editado por Homo Sapiens (Rosario, Argentina). En la misma editorial ha publicado posteriormente “La proliferación de los signos (la teoría social en tiempos de globalización)”, junto a miembros de su equipo de investigación y -a posteriori- “La selva académica (los silenciados laberintos de los intelectuales en la Universidad)”.
fuente Flacso Argentina
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