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fragmento: declaración de principios de ALIA*

viernes, junio 20, 2014

Marchar hacia "Un Nuevo Orden Económico Internacional" / La Declaración Final del G-77+China

Marchar hacia "Un Nuevo Orden Económico Internacional"
...primero tenemos que hacer conciencia entre nosotros, los países de América Latina y el Caribe; pero hay que hacer conciencia no solo entre nosotros, sino en todos los países del Tercer Mundo, es lo que puede darnos la fuerza; hacer conciencia incluso en los países industrializados; ... (Fidel 1985)

Ha llegado el tiempo de las naciones del Sur

La Declaración Final del G-77+China constituye, posiblemente, el documento más progresista aprobado por el Grupo en casi tres décadas

Autor: Leticia Martínez Hernández | internet@granma.cu
Autor: Yaima Puig Meneses | internet@granma.cu
20 de junio de 2014 00:06:13

“Ha llegado el tiempo de las naciones del Sur”, dijo Evo Morales Ayma ante más de un centenar de países que se reunieron en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para abogar, entre otros temas, por un Nuevo Orden Económico Internacional, lo cual resulta imprescindible porque de lo contrario, como alertó el propio Presidente boliviano, “no habrá ningún mun­­do posible”.

“Y ese otro mundo de igualdad, de complementariedad, de convivencia orgánica con la Madre Tierra solo puede surgir de los mil idiomas, de los mil colores, de las mil culturas hermanadas de todos los Pueblos del Sur”, consideró el actual Presidente del G-77+China.

Bajo esta convicción se celebró el pasado fin de semana la Cumbre Extraordinaria del Grupo de los 77 más China, donde la mayoría de las delegaciones centró sus intervenciones en tres tópicos fundamentales: la cooperación Sur-Sur, la agenda de desarrollo Post 2015 y el cambio climático.

La realización de esta Cumbre demostró la capacidad de convocatoria del Presidente Evo Morales Ayma, quien recibió durante dos intensas jornadas el apoyo y el reconocimiento de la comunidad internacional. Fue una oportunidad para fortalecer aún su liderazgo, ya confirmado en nuestra región.

En la Cumbre de Santa Cruz de la Sierra se revitalizó el papel del G-77+China. Foto: Estudio Revolución
El “vivir bien” dejó de ser solo un concepto boliviano. En esta Cumbre se convirtió además en un modelo de desarrollo que bus­ca, no solo el equilibrio entre los seres humanos, sino el equilibrio y la armonía con la naturaleza. Tal como lo definió Evo en su discurso inaugural: “significa generar bienestar para todos, sin exclusiones; significa respetar la diversidad de economía de nuestras sociedades; respetar los conocimientos locales, a la Madre Tierra y a su diversidad biológica, que alimentará a las generaciones venideras”.

Y es que Bolivia marcó esta cita de su sello particular. Recuperó valores ancestrales como el Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella (No seas ladrón, no seas mentiroso y no seas flojo), que fueron incluidos en la Declaración Final de la Cumbre, quizás como una guía de comportamiento ético de los gobiernos.
Como consenso, prevaleció en Santa Cruz la idea de que el Grupo continúa siendo el más representativo de los intereses del Sur en el ámbito económico, financiero, administrativo, presupuestario y ambiental dentro del sistema de las Naciones Unidas.

A pesar de los numerosos desafíos que ha enfrentado, el bloque constituye aún un asidero importante para obstaculizar el avance de los intereses de los países desarrollados. La fuerza del G-77+China radica en su unidad en medio de la diversidad. Avanzar en las aspiraciones nacionales de desarrollo de cada uno de sus miembros, solo será posible po­niendo los objetivos comunes por encima de las diferencias políticas, geográficas, económicas, culturales y religiosas. He ahí uno de sus mayores retos.

Al Grupo de los 77 se debe la aprobación, hace ya 40 años, de algunos de los documentos más avanzados en el desarrollo de las relaciones económicas internacionales: la Declaración y el Programa de Acción para el establecimiento de un Nue­vo Orden Económico Internacional y la Carta de Derechos y Deberes Eco­nó­micos de los Estados.

DECLARACIÓN DE SANTA CRUZ

El acto celebrado en el estadio Tahuichi Aguilera, corroboró el apoyo a la Revolución Cubana. Foto: Estudio Revolución
Varios medios de prensa coincidieron en destacar que la Declaración de Santa Cruz pasará a la historia por cuestionar muchos de los paradigmas existentes en el orden económico internacional imperante.

El documento acordado es, posiblemente, el más progresista aprobado por el Grupo de los 77 en casi tres décadas. No solo retoma las mejores posiciones del pasado, sino que introduce otras nuevas en algunos de los temas más sensibles de la agenda internacional. La crítica a las actividades de las empresas transnacionales y referencias más claras en materia de soberanía sobre los recursos naturales, son solo algunos ejemplos.

Desde el punto de vista político, las posiciones medulares del documento final, procedieron, salvo en algunas excepciones, de los países de nuestra región. De tal forma, bajo la influencia latinoamericana, marcada por los re­sultados de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CE­LA­C), efectuada en La Habana en enero de este año, la Declaración Final fue más radical que las anteriores.

Entre los elementos novedosos de esta Declaración se encuentran el reconocimiento a la diversidad de modelos económicos de desarrollo; el rechazo a la negativa de permisos de sobrevuelo para la aeronave del Pre­sidente Evo Morales Ayma, el 2 de julio del 2013; la inclusión de un fuerte párrafo contra el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones en violación del Derecho Internacional; así como el rechazo a la inserción de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo.

En cinco partes quedó estructurado el citado documento de 242 puntos que consideró el contexto global, el desarrollo en el contexto nacional, la cooperación Sur-Sur, los desa-fíos globales y las necesidades particulares de los países en desarrollo con situaciones especiales.

En él se denuncian las dificultades en materia de empleo, alimentación, agua, salud, educación, vivienda, infraestructura física y energía; los desbalances de la economía mundial y las estructuras inequitativas en materia de comercio, finanzas, el sistema monetario y las tecnologías, temas todos que condujeron a la creación del G-77 en 1964 y que cincuenta años después continúan presentes.

En cuanto a los enfoques para el desarrollo, los países firmantes de la Declaración coincidieron en que son variados, de conformidad con sus circunstancias y prioridades nacionales. Consideraron que la democracia es un valor universal basado en la voluntad de los pueblos para determinar sus propios sistemas políticos, económicos, sociales y culturales. En consecuencia, reafirmaron que no existe un solo modelo de democracia pues este no pertenece a un único país o región.

Un punto determinante en la Declaración fue el referido a la erradicación de la pobreza, reconocida como “una afrenta a la dignidad humana”. En tal sentido, concedieron la “máxima prioridad a la erradicación de la pobreza en la agenda de desarrollo de las Naciones Unidas para después del 2015”.

En materia de empleo, el documento final de la Cumbre del G-77+China expresa su preocupación por los elevados niveles de desempleo, en particular para la población joven. Al hacer mención a la salud, destaca “que en muchos países en desarrollo no existen los recursos financieros ni humanos, ni la infraestructura necesaria para hacer efectivo el derecho de todas las personas a disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental”.

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