ORGANIZACION DE SOLIDARIDAD DE LOS PUEBLOS DE AFRICA, ASIA Y AMERICA LATINA
IRAK, SIETE AÑOS DE OCUPACIÓN Y CRIMEN
Después de la campaña de mentiras y terror mediático más grande e intensa de la historia, el gobierno de George W. Bush, integrado por una elite de delincuentes, ideólogos neoconservadores y sionistas, lanzó hace siete años una guerra criminal contra Iraq, cuyo saldo exacto de muertos dentro de la población de ese país es incalculable, pero que todos coinciden en que alcanza cifras de cientos de miles.
El 16 de marzo del 2003 se reunieron en las Islas Azores los “Tres Jinetes del Apocalipsis”, George W. Bush, Tony Blair y José Ma. Aznar, para coordinar los últimos pasos del plan que habían acordado dos años antes y fijar la hora del inicio de los ataques.
La agresión se consumó cuatro días después pasando por encima del Consejo de Seguridad de
Irak había pasado a ser un objetivo muy importante en las ambiciones hegemónicas imperialistas: poseía las segundas reservas de petróleo y gas a nivel internacional, y el control de su posición geográfica en el centro del Medio Oriente facilitaría promover cambios en países que se oponían a los intereses de Estados Unidos e Israel.
Golpear las tendencias nacionalistas árabes era esencial para derrotar las aspiraciones palestinas a recuperar sus legítimos derechos y obligar a los países de la región a aceptar a Israel y normalizar las relaciones con el estado judío.
Ahora, siete años después del inicio de la criminal guerra, se puede establecer que Estados Unidos y sus aliados han fracasado en la consecución de sus objetivos.
Sin embargo, han provocado una inmensa destrucción del país y ante la imposibilidad de controlarlo, han promovido luchas sectarias y confrontaciones internas que serán difíciles de superar a corto o mediano plazo.
Las elecciones realizadas en días recientes para elegir un nuevo parlamento y designar el nuevo gobierno, que la propaganda ha tratado de presentar como un ejercicio democrático, tiene poca credibilidad y ninguna validez en un país ocupado por cerca de cien mil soldados estadounidenses y decenas de miles de mercenarios llamados ahora “contratistas”.
Es necesario continuar la movilización para exigir el fin de la ocupación militar de Iraq y permitir que su pueblo pueda dedicarse en paz a la reconstrucción y a sanar las profundas heridas sufridas por la agresión y la injerencia extranjera.
La solidaridad con la resistencia y el apoyo a los patriotas iraquíes es un deber de todas las fuerzas progresistas y amantes de la paz en el mundo.
IRAQ, SEVEN YEARS OF OCCUPATION AND CRIME
Seven years ago, following the greatest and most intensive campaign of lies and media terror in history, the George W. Bush administration, formed by a clique of delinquents, neo-conservative ideologists and Zionists, launched a criminal war against Iraq whose exact balance of deadly victims among its population is incalculable, but which all agree reaches hundreds of thousands.
On March 16, 2003, “The Three Horsemen of the Apocalypse”—George W. Bush, Tony Blair and José María Aznar—met in the Azores Islands to coordinate the last steps of the plan they had agreed upon two years earlier and fix the time to start the attacks.
The aggression was accomplished four days later, passing over the UN Security Council where, in spite of the huge pressure exerted they had not succeeded in “legalizing the crime”.
Iraq had become a very important target in the imperialist hegemonic ambitions: it had the second largest oil and gas reserves in the world, and the control of its geographical position in the heart of the Middle East would facilitate the promotion of changes in countries opposed to the interests of the United States and Israel.
To strike the Arab nationalist trends was essential to defeat the Palestinian expectations to recover their legitimate rights and oblige the countries in the region to accept Israel and restore to normal the relations with the Jewish state.
Now, seven years after the beginning of the criminal war, it may be established that the United States and their allies have failed in achieving their purposes.
However, they have caused huge destruction in the country and, failing to control it, have promoted sectarian struggles and internal clashes that will be hard to overcome in the short or middle term.
The elections of a new parliament carried out in recent days and the appointment of the new government, which the propaganda has tried to present as a democratic process, has little credibility and no validity in a country occupied by nearly 100,000 U.S. soldiers and tens of thousands of mercenaries, now called “contractors”.
It is necessary to continue the mobilization to demand the end of Iraq’s military occupation, and allow its people to dedicate itself peacefully to the reconstruction and to heal the deep wounds caused by the foreign aggression and meddling.
Solidarity with the resistance and support to the Iraqi patriots are duties of all progressive and peace-loving forces in the world.
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