Por: Jorge Luis Ubertalli
Corría noviembre del 2001 y La Habana era una isla de frescura comparada con Managua, a la que hacía unas horas había dejado atrás. En una sala repleta del Palacio de Convenciones de La Habana, ante 669 delegados que representaban a 34 países, incluidos EE.UU y Canadá, y 248 representantes de organizaciones sociales europeas y africanas, quien esto escribe fue testigo y dio testimonio de uno de los primeros No rotundos al ALCA.
Sucedió en el encuentro organizado por el Foro Social Mundial, llevado a cabo a meses de la Cumbre de Presidentes de Québec y cuatro años antes de la IV Cumbre de Mar del Plata y de la consiguiente Contracumbre o III Cumbre de los Pueblos, cuando el Comandante Fidel Castro Ruz, ante una requisitoria de este cronista con respecto a si la resistencia de América Latina a ser dividida y fraccionada se concretaría en la unidad de la región, sentenció : ''Si. El orden que ha establecido el sistema es insostenible, con ALCA o sin ALCA''. Y acotó, advirtiendo sobre la crisis económica que ya afloraba y sus consecuencias, que ''el mundo hace rato que está sentado sobre un barril de pólvora. Lo que pasa es que los riesgos de que ese barril estalle algunas veces son mayores y otras menores. Pero considero que sí, que la situación es peligrosa''.
En uno de los cuatro días de deliberaciones que signaron a este Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA, intervino el Presidente de Asuntos Económicos del Parlamento de Cuba, Osvaldo Martínez. ''¿Que razones hay para aplicar el ALCA y porque la premura estadounidense?'', se preguntó a su turno, para enseguida responder que la premura se explicaba ''porque la crisis económica de mayor potencial destructivo de la posguerra se les viene encima y quieren tener en América Latina amortiguadores para ella, de cierto alivio comercial, y gracias a la circulación preferente del capital transnacional norteamericano, aprovechando la fuerza de trabajo muchas veces más barata que en los EE.UU., y las condiciones de inversión toleradas por gobiernos sumisos y que se habrían maniatado a sí mismos por haber firmado un pacto colonial en los inicios del siglo XXI''. Ergo, el neocolonialismo impuesto por el ALCA en la era neoliberal y capitalista salvaje simbolizaba el nuevo descubrimiento de América, esta vez por los norteamericanos, quienes, en ese momento, y ya sujetos a la égida fascista y aventurera de George W. Bush, acusaban a aquellos países que se oponían al engendro de Libre Comercio de terroristas y globalifóbicos.
La perspectiva del mamarracho estadounidense que culminó, como más adelante se verá, naufragando en Mar del Plata durante la IV Cumbre de las Américas celebrada a fines del 2005, se engendró en 1990, cuando se proyectó en junio de ese año y en el marco de la instalación de gobiernos sumisos a EE.UU. la denominada Iniciativa para las Américas, que planteaba, en sintonía con el Documento de Santa Fe II y en el marco de una renovación de las políticas hegemonistas y aventureras de la potencia del Norte, la privatización de las empresas públicas del subcontinente, la liquidación de los Estados ''de bienestar'' y la instalación del libre comercio, que beneficiaba a las transnacionales norteamericanas.
Era el año del Consenso de Washington, formulado un año antes por John Williamson, del Institute for International Economics, que recomendaba, entre otras cosas, reducir los gastos fiscales, liberalizar las tasas de interés, liberalizar el comercio internacional y la entrada de inversiones extranjeras, acentuar las privatizaciones, las desregulaciones y apoyar a rajatabla la propiedad privada. Cuatro años más tarde, y sin poderse concretar la mentada Iniciativa... , se planteó en Miami, Florida, y en el marco de una Cumbre de Presidentes de las Américas planificada por la Organización de Estados Americanos (OEA), verdadero ministerio de Colonias de los EE.UU., extender el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU., México y Canadá (NAFTA), firmado ese año 1994, al resto de los 33 países de América Latina (excepto Cuba), rebautizándolo con el pomposo nombre de Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
A partir de allí, se dieron febriles negociaciones entre ministros de economía, políticos y militares, motorizadas siempre por EE.UU., muchas de ellas en forma secreta, sin consultas a ciudadanos ni entes representativos, para poner en marcha el engendro que debería ser aprobado en el 2004 para hacerlo funcionar a principios del 2005. En esos diez años ocurrieron casos y cosas dignas de destacarse. Una de ellas la constituyó la fallida puesta en marcha del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), que intentaba fijar normas que garantizaran a las multinacionales la libertad de manejo de sus inversiones a lo ancho del mundo no industrializado, sin permitir la ingerencia de gobiernos ni organismos de la Justicia nacionales.
Resistida esta avanzada colonial-empresaria por infinidad de países y ONG, por millares de militantes que llenaron las calles de las ciudades donde se pretendía tratar de imponer impunemente este y otros engendros tales como la Ronda del Milenio de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de 1999, llevada a cabo en Seattle, Washington, que desató verdaderas insurrecciones populares, los norteamericanos avanzaron en sus planes de instalar a como sea el ALCA. Volvieron al ataque en Québec, en abril del 2001 y a través de una nueva Cumbre, pero grandes movilizaciones populares y las posiciones de Venezuela y Brasil- que advirtió que no firmaría ningún acuerdo si no se eliminaban los subsidios agrícolas a los productores estadounidenses- abortaron el encuentro.
¿Que sugería este verdadero instrumento neocolonial para los gobiernos y pueblos del subcontinente?. Además de lo ya definido en cuanto al AMI, que se consolidaría una vez firmado el Acuerdo, se pretendía, entre otras cosas:- que el FMI y el Banco Mundial continuaran aplicando los programas de ajuste estructural en los países endeudados para garantizar los intereses sobre deudas impagables; - que las corporaciones limitaran las acciones de los gobiernos tendientes a regular las incidencias nefastas que los capitales especulativos o ''golondrinas'' ejercían sobre las economías y finanzas;- que las grandes corporaciones pudieran inundar de productos primarios, obtenidos a través de una alta productividad del trabajo, subsidiados sus productores en millones de dólares y genéticamente modificados, los mercados del hemisferio, y a la vez controlar semillas, fertilizantes y pesticidas, lo que aparejaría la ruina de infinidad de pequeños productores;- la permisividad de los EE.UU. de exportar cuanto viniera en gana al subcontinente, a la par que cerrar sus barreras arancelarias para los productos de la región; - la limitación impuesta a los gobiernos sobre como manejar sus propias economías, finanzas y cuidado del medio ambiente, con el saldo consiguiente de mayor dependencia hacia el extranjero, flexibilización laboral, mayor endeudamiento, contaminación ambiental y libre paso para el saqueo de los recursos naturales.;- que los ciudadanos norteamericanos residentes o habitantes de los países latinoamericanos fueran inmunes a las leyes de esos mismos países, tal como se había acordado con Colombia y Paraguay.
En el 2003, ya constituido el MERCOSUR en 1991 y consolidado, se reunió en Miami una Conferencia Interministerial. En ella, a falta de consenso entre los países alineados con EE.UU. y los del MERCOSUR, más la Venezuela bolivariana, que llevó la voz cantante antialca, se propuso la creación de un denominado ALCA Light, mediante el cual cada país podría determinar un acuerdo de Libre Comercio con EE.UU. en forma bilateral. Por un lado, el ALCA Light dejaba en vías de autodeterminación a aquellos países o bloques que no querían firmar el Tratado, pero por otro permitía a EE.UU. ''privilegiar'' a aquellos que firmaran con esa potencia un TLC, fracturando a la comunidad latinoamericana y caribeña, que a través de múltiples organizaciones trataba de configurar su integración continental. (Cabe destacar que la fundación ultraderechista norteamericana Heritage recomendaba esta opción).
Un año más tarde, Cuba y Venezuela - a las que años más tarde se sumaron Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y países del Caribe- crearon la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), cuya filosofía, enmarcada en las antípodas del ALCA, propugnaba el acercamiento
comercial, político y militar, entre otros, de gobiernos no alineados con la hegemonía norteamericana y la aplicación de su modelo capitalista depredador y explotador para el continente. Las contradicciones entre EE.UU y sus aliados, por un lado, y el bloque MERCOSUR( Brasil, Argentina, Uruguay y
Paraguay) más Venezuela, que se oponían a la creación del ALCA, por el otro, sumado a la concreción del ALBA y la llegada de nuevos gobiernos que en futuras elecciones confrontarían con EE.UU., signó en perspectiva el naufragio del ALCA, que se hundiría definitivamente en Mar del Plata el 5 de noviembre del 2005, durante la IV Cumbre de Presidentes y con el aporte fundamental del Presidente Néstor Kirchner.
Tiempo antes de celebrada esta Cumbre, comenzaron a inundar la ciudad marítima agentes de la CIA y otros servicios de informaciones norteamericanos que, secundados por 7500 agentes de la policia federal y bonaerense, la gendarmería y la prefectura, se dieron a la tarea de ''proteger'' la llegada del presidente George W. Bush. Entre otras disposiciones, se cercaron 250 manzanas de la ciudad y se mandó empadronar a los habitantes, mucha gente emigró esos días, los negocios cerraron, Mar del Plata quedó prácticamente militarizada.
El clima de efervescencia popular fue en aumento, la llegada del mandatario norteamericano incluyó una escenografía bélica montada con cientos de marines y tres helicópteros del Ejército de EE.UU.. Cuando Bush pisó tierra argentina, miles de manifestantes de movilizaron en la ciudad anfitriona de la Cumbre y el resto del país. Pocos días antes de iniciado el evento internacional de primeros mandatarios, y a pocos kilómetros del mismo, se dió inicio a la III Cumbre de los Pueblos, a la que el mismísimo presidente de la Venezuela bolivariana, Hugo Chávez, concurrió, y en la que espetó, frente a un auditorio de más de 40.000 personas, un ''ALCA...al carajo'', que enervó de entusiasmo a la concurrencia.
Luego de tres días de debate y marchas, una de las cuales alimentó la represión policial, la Cumbre de los Pueblos emitió el comunicado del 4 de noviembre, en donde se declaraba un No rotundo al ALCA y el fin de las negociaciones para su concreción, el respeto a la soberanía de las naciones y un llamado a imitar la integración de pueblos y gobiernos de acuerdo a los principios del ALBA. Se llamaba también a anular toda Deuda Externa ilegítima e impagable del sur, a redistribuir la riqueza, con ''trabajo digno y justicia social'', a rechazar la militarización del continente promovida por EE.UU., a condenar al gobierno norteamericano por albergar a terroristas como Luis Posada Carriles, autor de un atentado a un avión de Cubana de Aviación en 1976 que costó mas de 70 muertos, y como contrapartida mantener prisioneros a cinco luchadores antiterroristas cubanos en EE. UU., y a repudiar la presencia de Bush en Argentina.
Entretanto, en vísperas de las deliberaciones de la IV Cumbre de Presidentes, el inefable George W. Bush se reunió con el Presidente Néstor Kirchner, intentando ''apretarlo'' para que se sume al proyecto del ALCA. El Primer Mandatario Argentino no cedió a las presiones, tenía una idea bien clara de lo que significaba el ALCA para la soberanía argentina, soberanía que ya había sido pisoteada por las ''relaciones carnales'' con EE.UU. y los organismos financieros internacionales llevadas a cabo durante el menemismo y el delarruismo.
En su discurso de apertura de la IV Cumbre, aquel 5 de noviembre del 2005, el Presidente Kirchner habló claro. '' Se nos niega la refinanciación si no aceptamos determinadas condicionalidades que no son otras que las que nos condujeron al default'' -dijo. Y acotó que el trabajo ''decente'' no podía darse en el marco de ''recetas únicas'', agregando que ''(en cuanto a) esa uniformidad que pretendía lo que dio en llamarse el Consenso de Washington, hoy existe evidencia empírica respecto al fracaso de esas teorías''. ''Por supuesto, la crítica de ese modelo no implica desconocer ni negar la responsabilidad local. Nos hacemos cargo como país de haber adoptado esas políticas, pero reclamamos que aquellos organismos internacionales que al imponerlas favorecieron el crecimiento de esa deuda también asuman su cuota de responsabilidad''. La sala estalló en aplausos, el ALCA se hundía como un galeón carcomido por el oxido y los hongos. El Presidente Kirchner habló también de las ''consecuencias nefastas'' que dejaron las recetas aplicadas por los organismos financieros internacionales, como el FMI, que a pesar del crecimiento económico que se daba en ese momento no ''acompañaba'' al proceso ''como si lo había hecho en la etapa anterior''. Denunció los subsidios a productores de EE.UU. y expuso sobre las economías asimétricas. Y al final, como un martillazo en la sien del Goliat, cuya cabeza bushiana emergía desde una butaca, sentenció: '' Por eso, seguimos pensando que no nos servirá cualquier integración. Simplemente, firmar un convenio no será un camino fácil ni directo a la prosperidad''. Habló del ALCA, que ya se dirigía a un fondo precisamente no monetario ni internacional, sino oscuro y oloroso. Y luego de EE.UU., a quien sugirió que debía considerar que sus políticas, aplicadas en la región, '' no solo provocaron miseria y pobreza, sino que agregaron inestabilidad institucional''. ''Nuestros pobres, nuestros excluidos, nuestros países, ya no soportan más que sigamos hablando en voz baja''- sentenció al fin.
De nada valieron los embates del presidente mexicano Vicente Fox, prácticamente un vocero de Bush, para lograr consenso y hacer aprobar el Acuerdo que liquidaría mercados internos, recursos y vidas humanas. El disenso del MERCOSUR y el Presidente Chávez, hecho explícito por el Presidente Néstor Kirchner, logró poner fin a una nueva ilusión colonial. A cinco años de ese acontecimiento magno, recientemente fallecido el ex Presidente Néstor Kirchner, recordamos, en su memoria, aquel 5 de noviembre con orgullo y disposición para continuar la lucha en el marco de la unidad de Nuestra América.
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