Por Jorge Luis Ubertalli
El 21 de enero de 1924, luego de permanecer enfermo seis años debido a las secuelas del veneno que contenían tres balas disparadas por un contrarrevolucionario cuando salía de visitar a los obreros de la fabrica Michelson, fallecía en la Rusia socialista el revolucionario e intelectual Nicolás Ilich Ulianov, Lenin. Guía y maestro de la gran Revolución de Octubre de 1917, fundador de la URSS, a cuyo I Congreso asistió a pesar de su salud, regresa ahora, a 86 años de su muerte, a la arena política y económica internacional a través de sus ideas, vigentes en lo que hace a la comprensión y transformación revolucionaria en los nuevos contextos locales, regionales y mundiales.
En septiembre de 1917, poco antes de producida la Gran Revolución de Octubre y en el marco de la crisis provocada por la guerra interimperialista, Lenin esbozó el programa de transición hacia el socialismo haciendo hincapié en la necesidad de controlar y fiscalizar a la gran burguesía rusa y sus satélites, y desnudar frontalmente al complejo militar-industrial-burocrático, adelantándose a la realidad actual del capitalismo. El programa esbozado por el revolucionario ruso en ese momento planteaba cinco puntos: 1) Fusión de todos los bancos en un banco único y control estatal de las operaciones (nacionalización de los bancos), a fin de evitar fuga de capitales y especulaciones financieras; 2) Nacionalización de todos los consorcios capitalistas, constituídos por las asociaciones mas importantes (petróleo, azúcar, etc.), con el objetivo de impedir que la alianza industrial-bancaria, a través de distintas maniobras, neutralizara los avances de la revolución democrática; 3)Abolición del secreto comercial; 4)Agrupación obligatoria de todos los industriales, comerciantes y patrones en general, a fin de controlar su accionar e impedir sabotajes a la nueva economía; 5) Organización obligatoria de la población en cooperativas de fomento y consumo, en función de poder planificar la distribución de alimentos y racionalizar recursos para incentivar la producción y distribución equitativa de bienes básicos.
En cuanto a los bancos, Lenin enfatizaba que “hablar de la regulación de la vida económica y eludir el problema de la nacionalización de los bancos significa hacer gala de una ignorancia supina…” (“La Catástrofe que nos amenaza y como combatirla”- Obras Completas- Tomo XXV, Cartago, Página 309). Y en relación con el complejo militar-industrial-burocrático, hoy convertido en EE.UU. en “keynesianismo militar”, Lenin sostenía que “la inmensa mayoría de las empresas comerciales e industriales no trabajan hoy para el ‘mercado libre’, sino para el Estado, para la guerra”.(…) “La economía capitalista ‘al servicio de la guerra’ ( es decir, la economía directa o indirectamente relacionada con los suministros de la guerra) es la dilapidación del Tesoro sistemática y legalizada” (…)” La guerra cuesta hoy a Rusia 50 millones de rublos diarios. La mayor parte de esos 50 millones va a parar a manos de los proveedores del ejército. De esos 50 millones, 5 millones diarios, por lo menos, probablemente hasta 10 millones, o aún mas, constituyen los ‘beneficios no pecaminosos de los capitalistas’ y de los funcionarios que, de un modo u otro, están confabulados con ellos. Son sobre todos las grandes compañías y los bancos, que adelantan dinero para las operaciones de suministros de guerra, quienes se embolsan de este modo ganancias inauditas…” esquilmando al pueblo y mandando a la muerte a millones de hombres.
En cuanto a “El Estado y la Revolución”, escrito en diciembre de 1918 (Obras Escogidas, página 272, Editorial Progreso), donde Lenin esboza la teoría marxista del Estado, el paso de la primera etapa del socialismo al comunismo y la organización proletaria y popular que permitirá al “Estado de nuevo tipo” asentarse sobre las ruinas del viejo Estado, el mismo Ernesto Che Guevara comentó : “Este libro es como una Biblia de bolsillo para los revolucionarios. La última y más importante obra teórica de Lenin donde aparece el revolucionario integral y ortodoxo” ( “Apuntes Críticos a la Economía Política”, Ernesto Che Guevara, Ocean Sur, 2006, página 245)
Este integral y ortodoxo revolucionario pretendió ser ignorado, amén de calumniado y tergiversado, en todas las épocas y, fundamentalmente, luego de la caída de la URSS. Pero su espíritu revolucionario y su visión acertada de la realidad campea en todos los espacios donde se combate al capitalismo y al imperialismo, su engendro directo.
Dicen que no es posible tapar al sol con un dedo.
Y Lenin sigue iluminando.
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